martes, 25 marzo 2025
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La USC y Afundación analizan la eficacia de los programas de envejecimiento activo

Ambas entidades presentaron un estudio que permite cuantificar –por primera vez y a nivel mundial– los niveles de cada persona en relación a cómo va cumpliendo años

La Universidade de Santiago (USC) y Afundación presentaron, en octubre, un estudio para medir la eficacia de las actividades que desarrolla esta última para lograr un envejecimiento activo. El informe concluye que las personas que participan en los programas de envejecimiento activo muestran niveles significativamente mejores, tanto en la salud global, como en la participación y la contribución social en relación a otras personas de la misma edad, igualmente autónomas e independientes, pero que no participan en actividades.


El estudio se realizó gracias a la nueva herramienta diseñada por Sara Marsillas, ‘Indice Personal de Envejecimiento Activo’ (Marsillas, 2016)' primera en el mundo que permite evaluar y cuantificar el nivel de envejecimiento activo de cada individuo. Hasta ahora solo existían índices válidos para estudiar su incidencia sobre la población general en distintas zonas. 


Para el estudio se realizaron entrevistas a 391 mayores de 55 años divididas en dos grupos: socios en programas de envejecimiento activo y personas que no participan en ningún tipo de actividades de este tipo. Para evaluar el impacto se tuvieron en cuenta las dos dimensiones que componen el envejecimiento activo a nivel personal: la participación global (que se refiere al empleo, la participación social, la formación continua, el uso de las tecnologías de la información y la comunicación o TIC y el ocio) y la salud integral (salud física, funcional, cognitiva, el estado afectivo y el estado social). 


En resumen los participantes en estos programas tienen un nivel de envejecimiento activo elevado, de 0,71 sobre 1, diez puntos más que los que no participan, lo que probaría su eficacia. 


CONCLUSIONES

En general, las personas mayores que realizan actividades diseñadas para un envejecimiento activo, disfrutan de un estado de salud que supera en seis puntos a los que no las siguen: tienen menos enfermedades y síntomas físicos, mayor satisfacción con su estado de salud, mejor funcionamiento cognitivo y están más activos mentalmente, muestran un mejor estado afectivo y una mayor frecuencia de sentimientos positivos. 


Respecto a su participación, la diferencia en los índices se eleva hasta 14 puntos de media. 

Así, los usuarios de estos programas participan más en la sociedad y generan una contribución social superior, usan con más frecuencia las TIC y tienen un ocio más amplio y estimulante. 

Entre las actividades estudiadas destaca el impacto positivo del programa ‘El valor de la experiencia’ de Afundación. Sus participantes obtuvieron el mayor nivel de envejecimiento activo en todas las categorías, con resultados significamente mejores en ámbitos como el estado afectivo y cognitivo o el bienestar psicológico.


El equipo de especialistas y profesionales del estudio analizó también el impacto de estas actividades en otras dimensiones, concluyendo que quienes siguen regularmente programas de envejecimiento activo tienen un mayor bienestar psicológico, más calidad de vida y menos estereotipos negativos asociados a la vejez, difundiendo una imagen más positiva hacia la edad. 


SARA MARSILLAS, CO AUTORA DEL ESTUDIO


“Existe aún un elevado índice de estereotipos negativos hacia la vejez”


- ¿Cómo implantar el envejecimiento activo de forma generalizada?

Es necesario que las personas que vamos cumpliendo años reflexionemos sobre nuestros deseos y objetivos vitales y no dejemos de hacer cosas que nos motiven. Es fundamental que nos cuidemos durante toda la vida de manera integral y no autolimitarnos. Por otro lado, el entorno debe ser facilitador y amigable con las personas mayores, eliminando barreras (para la participación e integración en la sociedad) físicas, sociales y hasta los estereotipos sobre esta etapa. Es importante el conocimiento y la información clara y actualizada sobre lo que es el envejecimiento activo y cómo convertir este concepto tan amplio en una realidad individual y social, señalando los elementos que lo dificultan para superarlos. Esto es, cómo podemos darle forma a este concepto de forma personalizada para traerlo a la realidad cotidiana de las personas y traducirlo en recomendaciones y objetivos concretos y consensuados con las personas para instarles a mantener la vida que quieran vivir durante el envejecimiento.


- ¿Han detectado si ciertas actividades de envejecimiento activo son más beneficiosas que otras?

Dentro del programa fue el grupo de actividades denominadas el ‘Valor de la Experiencia’ y las relacionadas con la formación y el conocimiento en las que sus participantes mostraron un nivel de envejecimiento activo superior. Las personas que están en un programa de voluntariado o hacen actividades por los demás, así como las que aprenden cosas nuevas, tienen un envejecimiento más activo. 


¿Cuál es el dato que más les ha llamado la atención de la investigación?

El aún elevado índice de estereotipos negativos asociados a la vejez. Si bien entre los participantes del programa es menor, todavía sigue siendo una presencia alta, lo cual indicaría que todavía queda mucha labor por hacer para poder despojar a esta etapa vital de dichas ideas. 


- ¿Conocen las personas mayores las posibilidades a su alcance en materia de envejecimiento activo?

No suelen conocerlas. Por lo general, la gente que más activa se mantiene es la que mayor conocimiento tiene. Así, una buena forma para llegar a todas las personas es difundir las diferentes opciones de manera efectiva, en los canales apropiados para que lleguen a las personas así como en los lugares a los que acuden en su vida cotidiana y en los tiempos apropiados. Además, cuidar la información que proporcionamos y cómo la comunicamos es algo clave.

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