‘Cuida de mi, los costes psicológicos del envejecimiento’

Miguel Ángel Vázquez Vázquez, profesor de la Universidad de Vigo y experto gerontólogo, con especial dedicación durante años al estudio del abuso y el maltrato en las personas mayores, señala que hablar de malos tratos “estigmatiza a la población de más edad” pues esta actitud “sigue cargando la perspectiva social de los mayores”. Así, rechaza el mantenimiento de actitudes paternalistas con los ancianos y la necesidad de instaurar, protocolizar el buen trato, “acostumbrarnos a él y cambiar los hábitos en ese sentido” así como generar espacios en los que este grupo de población pueda mantenerse activo y lograr un mayor estado de bienestar y alcanzar lo que “se suele olvidar” matiza, “el primer buen trato, que no es otro que el cívico”. Además, indica este experto, “se debe romper la vulnerabilidad de la persona mayor en el entorno institucional y familiar para detectar las manifestaciones de los malos tratos” y en especial, cambiar la concepción de identificar los centros de mayores como centros orientados a las personas, a sus necesidades, y concebirlos como espacios de vida. “No tenemos un buen modelo actual en los centros de mayores”, porque las residencias deben centrarse en la persona –aprovechar sus capacidades y no fijarse en las limitaciones– para poder convertirse en la vivienda del usuario y en su entorno de apoyo.
Altísimo índice de enfermedad mental
Si la prevalencia de la patología mental entre la población adulta ya afecta a un 25% de las personas en cuanto a determinadas patologías como la depresión, “en la persona mayor se supera este índice con creces, sobre todo porque existe una altísima prevalencia de patologías relacionadas con la ansiedad” explica el presidente de la SGXX, Andrés Vázquez, matizando que, por ejemplo, la depresión es el trastorno de mayor prevalencia, en frecuencia y trascendencia, entre las patologías que sufren los ancianos, afectando al 30% de los mayores de 65, especialmente en cuadros concretos como la depresión con ansiedad que en la mayoría de los casos no se atienden o pasan casi desapercibidas por la falta de información y formación “específica y especializada que requieren los nuevos tiempos y las nuevas afecciones” indica Vázquez. Esto en lo que se refiere a población que vive sola, en familia o en comunidad, porque en mayores hospitalizados, institucionalizados o en residencias, los índices son mucho mayores donde la depresión llega al 35%. En ese contexto “es trascendental abordar el uso, diagnóstico y abuso de los psicofármacos que se utilizan para tratar estas importantes patologías” matiza este especialista que insiste en que “su mal uso produce daños colaterales”.
Por otra parte, no sólo la frecuencia de las enfermedades mentales en los mayores es importante, sino la trascendencia, entre otras cosas, porque este grave problema de salud físico y mental agrava el sufrimiento y la calidad de vida. Además complica seriamente las enfermedades habituales de la persona mayor, especialmente las incapacitantes como el ictus, e incrementa el riesgo de suicidio o el automaltrato tal y como se ha constatado tanto a nivel social como en instituciones geriátricas desde la SGXX y otras entidades con las que comparten estudios e investigaciones, tal es el caso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, la Sociedad Española de Médicos de Residencias o incluso las propias universidades de Santiago de Compostela y Vigo en la que sus docentes presentan las conclusiones de sus investigaciones en los congresos de la SGXX.