viernes, 28 marzo 2025
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Afaga desarrolla terapia asistida con animales para enfermos de Alzheimer

La inciativa mejora la autoestima y la socialización, así como contribuye a aumentar la confianza y a disminuir la soledad que, en ocasiones, siente el enfermo
El Centro de Día Beiramar, en Vigo, que gestiona la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y Otras Demencias de Galicia (Afaga), está desarrollando un programa de terapia asistida con perros en el que participan 24 usuarios del centro afectados por algún tipo de enfermedad neurodegenerativa.
Esta iniciativa se ha materializado gracias a un acuerdo de colaboración entre la propia asociación, el Departamento de Medioambiente Sanidad y Consumo del Ayuntamiento de Vigo, y el Centro Canino Ramalladas. Durante las sesiones, que tienen lugar un día a la semana en horario de tarde, las dos perras terapeutas Mami y Guida, realizan con los enfermos una serie de actividades predeterminadas y diseñadas por la terapeuta ocupacional del Centro de Día para conseguir una serie de objetivos y metas específicas.
Los beneficios que proporciona a los enfermos de Alzheiemer la interacción con los animales son múltiples, entre los que destacan: empatía (la mejora de la capacidad de empatizar es, quizá, la más relevante de las posibilidades terapéuticas de los perros. La actitud “honesta” del perro es muy valorada y permite que se abran a esta comunicación, lo que puede ser trasladado progresivamente de los perros a otras personas); comunicación interemocional (en personas con las capacidades cognitivas afectadas, normalmente, no hay afección en su sistema emocional. Sin embargo, al comunicarse con el perro a través de emociones la persona recupera la posibilidad de interactuar, ser entendido y entender al otro, evitando ciertos tipos de introspección); motricidad (mejora de la capacidad de movimiento, ya sea por estimular zonas atróficas, ya por aumentar la cantidad o variedad de ejercicio realizado por el sujeto); integración social (aumento de salidas sociales, interacciones con otras personas, etcétera. El perro tiene un cuádruple efecto benéfico para esto: aumenta el número de salidas, desvía el foco de atención de aspectos problemáticos del sujeto, aporta la sensación de no enfrentarnos solos a la situación y es un “lubricante social” que facilita la interacción con otras personas); autoestima (la necesidad de seguir protocolos estandarizados en el cuidado del perro hace recuperar hábitos y obligaciones similares a los de una vida laboral activa, esto tiene un fuerte beneficio en personas inactivas); y la secundarización de problemas (la inmediatez del cuidado y atención del perro, así como su planificación a corto plazo desvía la atención del individuo de otros problemas irresolubles: vejez o propios de su patología).

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Redacción EM
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Información elaborada por el equipo de redacción.

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