Los mayores vascos de entre 70 y 80 años toman ocho fármacos diarios de media
Dentro del VIII Simposio de Atención al Paciente Mayor, las geriatras de Igurco Naiara Fernández y Pilar Sorando analizaron la polifarmacia del anciano como síndrome geriátrico

Dentro del VIII Simposio de Atención al Paciente Mayor, celebrado en Igurco Orue (Amorebieta-Etxano, Bizkaia) se ha debatido sobre la polifarmacia del paciente mayor, como síndrome geriátrico. Tal y como se ha puesto de manifiesto durante la reunión científica, “de media, los mayores del País Vasco entre los 70 y 80 años de edad toman de manera habitual un total de ocho fármacos. De ellos, se puede considerar que entre dos y tres fármacos pueden ser retirados del tratamiento debido a diversas causas: bien porque plantean una interacción indeseada o porque no se encuentran correctamente prescritos”, asegura la doctora Naiara Fernández, médico geriatra de Igurco.
La también geriatra de Igurco, Pilar Sorando, que igualmente ha participado en el simposio, ha destacado que “en las personas mayores, los fármacos se absorben de manera diferente y se acumulan más en relación a una unión menor a proteínas plasmáticas. Además, el hecho de ser mayor conlleva en muchas ocasiones, debido a los cambios fisiológicos que experimentan, el aumento de los efectos secundarios de los medicamentos. Por ello, la polifarmacia favorece el que unos fármacos interactúen con otros y se potencien los efectos adversos”.
Tal y como ha explicado la doctora Naiara Fernández, uno de los fármacos con mayor sobreprescripción son las benzodiacepinas. “Éstas se emplean para tratar lo que es considerado como ansiedad, que es precisamente para lo que están indicadas. Sin embargo, en nuestras consultas de Geriatría apreciamos muchas veces en los pacientes mayores que lo que éstos presentan no es ansiedad, sino que es agitación u otro trastorno de conducta. Y se da la circunstancia que las benzodiacepinas pueden presentar un efecto paradójico que, en ocasiones, las pueden aumentar. Es decir, un mayor que presenta agitación o trastorno de conducta provocada, por ejemplo, por un dolor, no tiene prescrito un sencillo paracetamol, pero sí tiene prescritas tres benzodiacepinas al día para controlar esa agitación, que por otro lado no va a desaparecer mientras exista dolor”.
Y sin embargo, faltan otros tratamientos
Por otro lado, la doctora Pilar Sorando ha llamado la atención de que “en una gran cantidad de mayores del País Vasco se da la paradoja de que tienen prescritos algunos tratamientos que les sobran pero carecen de otros que les hacen falta. De este modo, reajustando y revisando esa polifarmacia conseguimos evitar síndromes confusionales, reacciones alérgicas adversas a medicamentos y hospitalizaciones, además de hacer un uso más eficaz y eficiente de los recursos sanitarios”.
A este respecto, se ha referido citando a los nuevos anticoagulantes. “En general los pacientes mayores están infratratados, ya que se puede constatar que las ventajas de los nuevos anticoagulantes para las personas mayores superan a los riesgos. Hay fibrilaciones auriculares en pacientes independientes que, por ser mayores, se opta por no prescribirles el tratamiento anticoagulante, cuando en realidad, su salud se podría estar beneficiando de ellos. Algo parecido se da en el tratamiento del dolor, en el que las personas mayores están infradiagnosticadas e infratratadas. Y lo mismo ocurre con la osteoporosis, la demencia, etcétera”.
Tratar al paciente mayor de una forma global
La doctora Sorando ha señalado que “al paciente mayor se le acostumbran a tratar los síntomas de manera independiente y aislada, en vez de abordar al paciente de una manera global, abarcando a la vez sus distintos problemas de salud. De este modo, el paciente mayor acaba estando segregado; ante la presencia de síntomas, es atendido por diferentes especialistas, que le tratan los síntomas de una manera aislada, cada uno recetando lo que cree conveniente”.
Frente a esto, ha reivindicado el papel de la Geriatría: “desde nuestra especialidad nos esforzamos en tratar a los pacientes mayores comprendiéndoles de una manera integral y global, revisando los fármacos y analizando qué sobra y que falta. Es decir, prescribiendo al paciente sólo lo que necesita, ni más ni menos”.
Asimismo, en ocasiones, ocurre que el paciente toma una medicación que está prescrita desde hace tiempo pero que o bien no es necesaria o bien su función la realiza ya otro medicamento que tiene prescrito. Ante esta situación, “algunos médicos de atención primaria tienden a dejar todo como está y no se atreven en ocasiones a retirar una prescripción que ya no es necesaria, sólo por haber sido recetada por otro especialista. En el primer nivel asistencial todavía hay muchas reticencias a quitar la prescripción de otro especialista, a pesar de que, en un momento dado, dicha prescripción pueda estar agotada”.
El VIII Simposio de Atención al Paciente Mayor se ha celebrado en el auditorio de Igurco Orue en Amorebieta-Etxano (Bizkaia), organizado por Igurco Servicios Sociosanitarios (Grupo IMQ) con la colaboración del Gobierno Vasco y de la Diputación Foral de Bizkaia. El lema del simposio para esta edición ha sido ‘Nuevos tiempos, nuevos modelos’.
La también geriatra de Igurco, Pilar Sorando, que igualmente ha participado en el simposio, ha destacado que “en las personas mayores, los fármacos se absorben de manera diferente y se acumulan más en relación a una unión menor a proteínas plasmáticas. Además, el hecho de ser mayor conlleva en muchas ocasiones, debido a los cambios fisiológicos que experimentan, el aumento de los efectos secundarios de los medicamentos. Por ello, la polifarmacia favorece el que unos fármacos interactúen con otros y se potencien los efectos adversos”.
Tal y como ha explicado la doctora Naiara Fernández, uno de los fármacos con mayor sobreprescripción son las benzodiacepinas. “Éstas se emplean para tratar lo que es considerado como ansiedad, que es precisamente para lo que están indicadas. Sin embargo, en nuestras consultas de Geriatría apreciamos muchas veces en los pacientes mayores que lo que éstos presentan no es ansiedad, sino que es agitación u otro trastorno de conducta. Y se da la circunstancia que las benzodiacepinas pueden presentar un efecto paradójico que, en ocasiones, las pueden aumentar. Es decir, un mayor que presenta agitación o trastorno de conducta provocada, por ejemplo, por un dolor, no tiene prescrito un sencillo paracetamol, pero sí tiene prescritas tres benzodiacepinas al día para controlar esa agitación, que por otro lado no va a desaparecer mientras exista dolor”.
Y sin embargo, faltan otros tratamientos
Por otro lado, la doctora Pilar Sorando ha llamado la atención de que “en una gran cantidad de mayores del País Vasco se da la paradoja de que tienen prescritos algunos tratamientos que les sobran pero carecen de otros que les hacen falta. De este modo, reajustando y revisando esa polifarmacia conseguimos evitar síndromes confusionales, reacciones alérgicas adversas a medicamentos y hospitalizaciones, además de hacer un uso más eficaz y eficiente de los recursos sanitarios”.
A este respecto, se ha referido citando a los nuevos anticoagulantes. “En general los pacientes mayores están infratratados, ya que se puede constatar que las ventajas de los nuevos anticoagulantes para las personas mayores superan a los riesgos. Hay fibrilaciones auriculares en pacientes independientes que, por ser mayores, se opta por no prescribirles el tratamiento anticoagulante, cuando en realidad, su salud se podría estar beneficiando de ellos. Algo parecido se da en el tratamiento del dolor, en el que las personas mayores están infradiagnosticadas e infratratadas. Y lo mismo ocurre con la osteoporosis, la demencia, etcétera”.
Tratar al paciente mayor de una forma global
La doctora Sorando ha señalado que “al paciente mayor se le acostumbran a tratar los síntomas de manera independiente y aislada, en vez de abordar al paciente de una manera global, abarcando a la vez sus distintos problemas de salud. De este modo, el paciente mayor acaba estando segregado; ante la presencia de síntomas, es atendido por diferentes especialistas, que le tratan los síntomas de una manera aislada, cada uno recetando lo que cree conveniente”.
Frente a esto, ha reivindicado el papel de la Geriatría: “desde nuestra especialidad nos esforzamos en tratar a los pacientes mayores comprendiéndoles de una manera integral y global, revisando los fármacos y analizando qué sobra y que falta. Es decir, prescribiendo al paciente sólo lo que necesita, ni más ni menos”.
Asimismo, en ocasiones, ocurre que el paciente toma una medicación que está prescrita desde hace tiempo pero que o bien no es necesaria o bien su función la realiza ya otro medicamento que tiene prescrito. Ante esta situación, “algunos médicos de atención primaria tienden a dejar todo como está y no se atreven en ocasiones a retirar una prescripción que ya no es necesaria, sólo por haber sido recetada por otro especialista. En el primer nivel asistencial todavía hay muchas reticencias a quitar la prescripción de otro especialista, a pesar de que, en un momento dado, dicha prescripción pueda estar agotada”.
El VIII Simposio de Atención al Paciente Mayor se ha celebrado en el auditorio de Igurco Orue en Amorebieta-Etxano (Bizkaia), organizado por Igurco Servicios Sociosanitarios (Grupo IMQ) con la colaboración del Gobierno Vasco y de la Diputación Foral de Bizkaia. El lema del simposio para esta edición ha sido ‘Nuevos tiempos, nuevos modelos’.