lunes, 17 marzo 2025
InicioA Fondo'La evidencia de que estas vacunas son seguras es muy sólida. La rapidez no implica que se haya recortado calidad'
Margarita del Val / Responsable del Grupo de Investigación en Inmunología Viral y coordinadora de la Plataforma Interdisciplinar de Salud Global del CSIC

‘La evidencia de que estas vacunas son seguras es muy sólida. La rapidez no implica que se haya recortado calidad’

La viróloga habla con entremayores y explica cómo "la base del sistema inmunitario es la memoria inmunitaria", además de detallar aquellos aspectos que pueden ayudar a los mayores a reforzar sus defensas y plantar cara a los virus
Pregunta: A punto de cumplir un año desde la irrupción del coronavirus en nuestras vidas, unas circunstancias muy complicadas y que nunca habríamos imaginado. ¿Cuáles son las características que han convertido al SARS Cov 2 en un virus capaz de paralizar el mundo?
Respuesta:Lo especial de este virus no es que sea tan virulento, porque hay otros que causan más mortalidad, claramente, como puede ser el 8 SARS que causa un 10% de mortalidad y en este estamos en algo menos de un 1% en España, pero es la suficiente mortalidad como para que nos preocupe. La clave de este virus es que se contagia de una manera silenciosa, por asintomáticos, lo que hace que no tengamos cómo detectar que viene.
Pregunta: La humanidad se ha enfrentado a numerosas pandemias a lo largo de la historia: ¿En qué se diferencia esta de otras?
Respuesta:Respecto al SARS 1, por ejemplo, este era más mortífero pero solo contagiaba cuando las personas tenían fiebre, de ahí que se pudiese aislar con medidas de contención y se eliminase; sino, habría sido igual que al que nos enfrentamos ahora. De lo que se diferencia, sobre todo, de las pandemias que están sucediendo cada par de años en el sudeste asiático son las de las gripes aviares, que provienen de las aves domésticas y, de vez en cuando, pueden transmitirse de las aves a las personas, pero no se transmiten entre personas, que es la suerte que tenemos porque estas sí son muy mortales –en torno a un 40-60%–. Esperábamos una pandemia de gripe A, que cuando aparece significa que ha variado un poco y ha surgido esa nueva cepa que no se reconoce tan bien por nuestro sistema inmunitario y entonces infecta a esa parte de la población que no tiene todavía inmunidad frente a la gripe. Pero el resto de personas sí tenemos inmunidad frente a la gripe. Los dos puntos que determinan cuando se extiende un virus son cuánta población hay vulnerable –y en el caso de la gripe A esta es muy pequeña, que son los jóvenes– y cuánto se transmite en condiciones con síntomas o sin síntomas. Nunca sabemos cuándo puede ser la próxima pandemia, y las puede haber peores, pero esta es lo suficientemente mala porque la mortalidad es relevante, como estamos viendo, y porque la inmunidad era de cero. Además, ahora mismo estamos peor situados que, por ejemplo, frente a una pandemia de gripe, puesto que la inmunidad solo la tiene un 10% y el resto somos vulnerables. Es algo comparable a cuando los europeos fuimos al continente americano y llevamos nuestras infecciones con nosotros sin poder evitarlo, y estas diezmaron a la población nativa. Obviamente, ahora tenemos una medicina y una investigación un millón de veces superior.
Pregunta: Hemos asistido a la detección de la denominada erróneamente, como usted explicó recientemente, ‘cepa’. ¿Qué diferencia hay entre variante y cepa? ¿Es este un comportamiento normal de los virus?
Respuesta:Una cepa, en general, es algo biológicamente e inmunológicamente muy distinto. O bien causa una enfermedad distinta o se transmite de una manera distinta. En este caso, una variante es precisamente una acumulación de ciertas mutaciones y es un comportamiento lógico. Todos los seres vivos vamos mutando continuamente y este virus se va multiplicando masivamente en todo el mundo. Incluso las personas: nuestro sistema inmunitario sí está cambiando genéticamente de forma continúa pero nosotros hemos cambiado de nuestros padres a nosotros. No hemos heredado la mitad del padre y la mitad de la madre, sino que además ha habido mutaciones. Y es que la vida se basa en mutaciones, puesto que sino seríamos todos idénticos y eso nos haría tremendamente vulnerables ante cualquier catástrofe. La diversidad es la base de nuestra fortaleza.
Pregunta: Parecía que tardaríamos años en tener una vacuna, pero su administración ya está avanzando en todo el mundo. ¿Cómo ha sido posible conseguir una vacuna en un tiempo tan rápido cuando, con otros virus todavía no se ha logrado?
Respuesta:Ya de entrada, este ha sido un virus que pensamos que sí sería posible preparar una vacuna frente a él porque es de los virus RNA que varían y mutan más que otros. Todos los coronavirus se diferencian del resto porque, cuando se están multiplicando y producen errores, tienen una actividad que solo tienen los virus más complejos, que es corregirlos, lo que hace que varíen como diez veces menos que el virus de la gripe, por ejemplo, pues van reduciendo la tasa neta de errores –lo que implica que sea más asequible a vacunas–. Además, también sabíamos que se habían podido hacer vacunas experimentales frente a varios coronavirus animales y se había continuado la investigación. Teníamos esa información, pero éramos cautos porque una de las cuestiones que se habían descrito en esos estudios es que, en algunos casos de aquellos animales, tras contraer la enfermedad al ser vacunados, esta era todavía más grave. Es decir, todo lo contrario. Y teníamos reparo a que eso pudiese suceder. Una vez hemos conocido los mecanismos, hemos observado que en ninguno de los ensayos que se han hecho con ninguna de las vacunas sucedía este problema –una de las ventajas es que la vacuna se ha probado con cuatro modelos de grupos de animales–. El siguiente paso, por tanto, fue pasar a las personas. En los ensayos clínicos realizados a personas no se ha dado ninguna incidencia, de ahí que hayan podido ir más rápido que lo que se temía. Sabíamos que era un buen candidato para encontrar una vacuna, pero no si íbamos a tener esas incidencias insalvables. Como no las hemos tenido, hemos podido continuar. Algo positivo es que en esos ensayos no se ha vacunado a miles de personas, como en otros, sino a decenas de miles. Conscientes de la tremenda emergencia que vivimos, ha habido muchos más voluntarios solidarios en todo el mundo y, sobre todo, más dinero público de los Gobiernos que han aportado financiación para que se pudiesen realizar dichos ensayos y se procediese a las famosas precompras de vacunas. Esto ha agilizado mucho todo el proceso. La evidencia de que estas vacunas son seguras es muy sólida. La rapidez no implica, en absoluto, que se hayan acortado los estándares de calidad, ni los tiempos. Y es que esto tampoco se habría tolerado. Lo más sagrado en las vacunas es que sean seguras y, en segundo lugar, les pedimos que sean eficaces. Ojalá que tengamos la inmensa suerte con todas las vacunas este 95% de eficacia que hemos tenido con las primeras. No sabíamos cómo iban a ser pero estábamos dispuestos a tolerar hasta un 50% de eficacia. Es decir, se ha acelerado el proceso, por ejemplo, a través de las agencias evaluadoras, pero no en seguridad ni en rigor. Esto es muy importante porque habrá personas que crean que por ser más rápidas son menos seguras y hay que decir rotundamente que no.
Pregunta: Tenemos, por tanto, una vacuna totalmente segura. Hablemos ahora de esa eficacia que comentaba. ¿Es posible preveer cuándo la población podría estar inmunizada frente al virus?
Respuesta:Depende, en primer lugar, de la capacidad de la vacuna. Las vacunas pueden proteger de muchas cosas que causa el virus, de alguna o de todas. Una de cosas que sí sabemos es que protege del sufrimiento, es decir, de los síntomas, pero no tenemos ni idea de si la persona vacunada se puede reinfectar, multiplicar el virus y ser contagiosa. Si esto fuese así, tardaríamos mucho más en lograr un efecto sobre la humanidad porque tendremos más personas vacunadas y que, de forma silenciosa, pueden estar contagiando a los demás. Pero si lográsemos que estas u otras vacunas, y de ahí que sea importante seguir produciéndolas, fueran a proteger del contagio, entonces sí tendríamos un efecto más notorio porque iremos retirando gente vulnerable de población, que es lo que sabemos que estamos consiguiendo ahora, pero además retiraremos a personas que puedan contagiar. Por tanto, hablar de cuándo estaremos inmunizados depende drásticamente de que esto ocurra, o no.
Pregunta: Supongo que entonces, más allá del decisivo papel de la vacunación, debe ser importante incidir en que no bajemos la guardia, ¿no?
Respuesta:Para empezar, vamos a tardar varios meses en que la campaña de vacunación llegue a un porcentaje grande de población, y lo inmediato son los grupos de riesgo y las personas muy expuestas. En ese tiempo, iremos observando si se evita el contagio, es decir, la transmisión de la que hablábamos, o no. Por otro lado, irán llegando nuevas vacunas, tendremos más tiempo de investigación y, además, entraremos en una climatología mejor. Con todo ello, observaremos qué va ocurriendo y, sobre todo, empezar a plantearnos que esto no tiene fronteras y que hay que compartir las vacunas con otros países. Es cierto que estas, por las características de conservación, son más difíciles de compartir, pero cuando aparezcan algunas clásicas, que no requieren nevera, como la que estamos estudiando ahora en el CSIC, habrá que compartirlas.
Pregunta: ¿Debería preocuparnos la aparición de las variantes en cuanto a que pudiesen poner en jaque la eficacia de la vacuna?
Respuesta:Que se impongan y surjan esas variantes es ley de vida. Tiene que ocurrir. En cuanto se empieza a poner una variante, inmediatamente arranca el estudio para aislar el virus vivo y determinar si se puede neutralizar por los anticuerpos. En el caso de la variante británica, por ejemplo, se ha visto que sí se puede neutralizar.
Pregunta: Un aspecto “positivo” del SARS Cov 2, y en el que usted ha insistido, es que este virus no destruye la respuesta inmune. ¿Por qué las personas mayores han tenido y están teniendo más dificultades que otros grupos de edad para defenderse de la Covid?
Respuesta:Nuestro sistema inmunitario, como todo, va decayendo un poco con la edad. Es muy claro que el patrón de vulnerabilidad a la gravedad de la infección se correlaciona con la fortaleza de nuestro sistema inmunitario. Los niños nacen con el sistema inmunitario inmaduro, de ahí que la lactancia sea tan buena, porque las madres les pasan esos anticuerpos a los bebés, y esto es algo vital. Precisamente, de los pocos niños que son algo vulnerables a la Covid-19 son esos bebés muy pequeños. Los jóvenes, adolescentes, ya presentan un sistema inmunológico muy fuerte y poco a poco, con la edad, estas defensas decaen y permiten la entrada de los virus, las bacterias, los hongos, los parásitos, etcétera, con mayor fuerza. Nos defendemos peor. Como decía, la base del sistema inmunitario es la memoria inmunitaria. Es decir, que se recuerde aquello dañino y extraño que ha entrado en nuestro organismo. En el caso de las personas mayores, como sucede con otros recuerdos, van guardando linfocitos de memoria frente a todo lo que vieron. Lo que sucede es que en ese ‘armario de linfocitos’ cada vez van teniendo menos hueco para guardar unos nuevos.
Pregunta: Entonces, ¿cómo contribuir a que nuestro sistema inmunitario, en este caso el de los mayores, esté lo más sano posible?
Respuesta:En primer lugar, la vacunación. La vacuna de la gripe, del neumococo y alguna otra para alguna persona con enfermedades crónicas. En segundo lugar, es básico vivir bien. ¿Qué quiere decir esto? Pues significa llevar una buena alimentación, es decir, comer de manera variada; hidratarse de manera adecuada –los mayores pierden esa sensación de sed y a veces no se hidratan lo suficiente, y esto es vital para las mucosas, que son las vías de defensa que tenemos frente a los virus respiratorios; y practicar ejercicio moderado ayuda a la cognición, pero también al sistema inmunitario. Además, hay tres cosas decisivas que son difíciles en la pandemia, pero que hay que intentar: no tener estrés, ansiedad o angustia, dormir bien y tener relaciones sociales satisfactorias. En general, cualquier cosa que nos cause satisfacción. Esto último es complicado ahora mismo, pero por eso es importante enseñar a los mayores el acceso de las nuevas tecnologías, para que así puedan hablar, aunque sea a través de una pantalla, para que no se sientan aislados.
Pregunta: Con la tercera, o cuarta ola, encima, y los contagios totalmente disparados, ¿cómo pronostica que serán los próximos meses? ¿Podemos ser, dentro de la prudencia, optimistas?
Respuesta:Yo la denomino ola de invierno para que nos demos cuenta de que esto, en parte, ya lo sabíamos. Enero y febrero es la época en que tenemos el problema de la gripe y otras enfermedades respiratorias. Evidentemente, más grave que la gripe está siendo la Covid-19, pero se transmiten igual y a muchas personas. El invierno y el altísimo contacto social –ya sea en las compras o en las comidas de navidad– son determinantes, en el caso de España, son las principales causas de los elevados contagios. La mayor parte de personas hemos limitado nuestro contacto social, pero no todas, y eso no es suficiente. Había mucha gente confiada y ahora se están contagiando. Hasta que empiece a mejorar el tiempo y cada uno tomemos medidas drásticas, esto no va a parar. Ya no se trata de prohibir, sino de que todos los que podamos nos autoconfinemos y hagamos lo que esté en nuestra mano. Además, son importantes otros aspectos como la ventilación para evitar respirar los aerosoles acumulados y usar una mascarilla buena, como la FFP2, que ajusta y filtra bien. Esto es todavía más importante en los transportes en coche, de ahí que en el caso de tener que llevar a una persona mayor sea indispensable abrir las ventanillas traseras al menos dos dedos. Me gustaría resaltar, además, que aunque una persona mayor haya pasado la Covid-19 sí se puede administrar la vacuna.

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Redacción EM
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Información elaborada por el equipo de redacción.

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