sábado, 7 diciembre 2024
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Hacia la consolidación del buen trato a las personas mayores

Es una violencia silenciosa, de la que no se habla tanto porque solo una de cada diez víctimas deciden denunciar los abusos, pero el maltrato a los mayores es una realidad que urge del compromiso de todos
Cuando los datos hablan por sí solos, poco queda a la interpretación. Según el informe de la Organización Mundial de la Salud ­–de octubre de 2015–, “cerca de uno de cada diez mayores ha sufrido malos tratos en el último mes”, una cifra que probablemente, añaden, “esté subestimada” debido al bajo porcentaje de afectados que notifican el estar sufriendo este problema. Es decir, nos encontramos con un importante problema de salud pública, pero del que todavía no sabemos todo lo que deberíamos y  que, en el caso de España, podría estar afectando a unas 200.000 personas mayores, produciéndose en residencias, en centros hospitalarios, en su propio hogar o en otras entidades vinculadas con la atención a los mayores. Se trata, ante todo, de una violación de los derechos humanos y, como tal, merece el compromiso de la población para actuar frente a él pero, ¿cómo?
Aproximación al problema
Uno de los puntos de partida de este problema, tal y como apunta la investigadora Gema Pérez Rojo, es la imagen que se dibuja de este colectivo: “Los estereotipos negativos asociados al envejecimiento son el ‘caldo de cultivo’ de los malos tratos a personas mayores, ya que conducen a los prejuicios y estos a la discriminación, lo que se conoce como edadismo, y de los que a veces no somos conscientes, aunque provocan un daño a las personas mayores. Esos estereotipos pueden ser responsables de malos tratos explícitos y evidentes, pero también de otras formas más sutiles de malos tratos, como la infantilización y la violación de derechos”, detalla la profesora y coordinadora del Grado de Psicología en la  Universidad San Pablo CEU.
Como ejemplo, la Federación de Asociaciones de Personas Mayores de Catalunya (Fatec) es una de las entidades que acaban de dejar patente su responsabilidad para con este tipo de violencia. “Desde hace tiempo –señala el presidente de esta federación, Josep Carner– nos preocupa la invisibilidad de los malos tratos a los mayores y, como problema social importante, corremos el riesgo de que vaya creciendo a medida que se consolide el cambio demográfico”. Precisamente para terminar con ese cierto ocultismo sobre esta lacra social, en la federación publicaron un decálogo para lidiar con el maltrato a las personas de más edad. Entre otras cuestiones, en el documento insisten en la importancia de dar a conocer, entre el conjunto de la sociedad, qué es el envejecimiento y sus consecuencias, “y que se potencie el reconocimiento de las personas mayores, su rol social y familiar, y se promueva el buen trato”. 
Pero más allá de las intenciones, una de las dificultades para plantar cara a esta situación es la existencia de barreras a la hora de identificar un caso de maltrato: la negación de la víctima a reconocerlo –en ocasiones provocada por la vergüenza de que el maltratador sea un propio familiar–; el aislamiento social; el desconocimiento de los recursos de apoyo existentes, y la escasa facilidad para acceder a ellos; la dependencia; y la falta de formación por parte de los profesionales, son algunos de los motivos que entorpecen la denuncia de casos de maltrato y, por lo tanto, la convierten una violencia más silenciada –aunque no por ello debe dejarse de tener en cuenta–.
Estas causas son las que obliga a la revisión de los protocolos existentes y a la coordinación de todas las instituciones implicadas para diseñar mecanismos efectivos y eficaces. “Para fomentar el buen trato es necesario que el grupo de personas mayores sea visible. A pesar de que es el grupo de población que más está creciendo, parece que solo son visibles en determinados momentos. Esta invisibilidad todavía es mayor en personas mayores que viven en instituciones”, explica Gema Pérez Rojo.

Tipología e intervenciones
Como coinciden los expertos, y ya que estamos ante un grupo heterogéneo, también se suceden distintas formas de abuso, ya se este físico, psíquico, institucional, sexual, la negligencia e, incluso, el abuso financiero o el que implica abandono y desatención, así como menoscabo de la dignidad.
Es imprescindible, expone la investigadora de la Universidad San Pablo CEU, “tener una imagen realista sobre las personas mayores y su enorme diversidad. La heterogeneidad es mayor a medida que cumplimos años. Con ello se facilitaría la eliminación de los estereotipos negativos”.
Por tanto, se hace complicado el trazo de un perfil concreto pero, sin embargo, sí existe: suele sufrir maltrato, en el 80% de los casos, la mujer; de nivel cultural medio-bajo; que vive sola; y con algún grado de dependencia. Y en cuanto a las formas más repetidas de abuso, el sociólogo Javier Álvarez Souto, encargado de impartir los talleres de sensibilización del maltrato a mayores de UDP, destaca que, a pesar de las distintas tipologías, “la más comunes son las agresiones psicológicas; el desprecio o la desconsideración hacia la persona por su condición o edad”.
Conociendo de cerca el problema, y con los recursos adecuados, ¿se puede alcanzar un cambio de tendencia para hablar de ‘buen trato’ a los mayores, en vez de emplear la terminología de ‘maltrato’? Los profesionales se ponen de acuerdo para responder con un rotundo sí. “Hay que acercarse a la persona mayor de forma personalizada, individual e integral, dejando fuera toda clase de automatismos, teniendo en cuenta sus necesidades y preferencias: siendo flexibles, todo está en continuo cambio; poniéndonos en el lugar del otro; cuidando la calidad técnica, pero sin olvidarnos de lo más importante, de la calidad humana; respetando los derechos fundamentales: toma de decisiones, dignidad, intimidad, respeto; fomentando el empoderamiento. Es necesario dejar a un lado el modelo de pérdidas asociado al envejecimiento para empezar a centrarnos en el modelo de ganancias y fortalezas; evitando la infantilización”, recomienda Gema Pérez Rojo. En definitiva, es imprescindible configurar una atención sociosanitaria integral, y específica, acorde a sus necesidades.

Concienciación y sensibilización, medidas básicas
Los expertos identifican como pasos clave la concienciación y la sensibilización. Para alcanzarlas es necesario que el cuidado implique prestar detalle a cuestiones como el lenguaje utilizado, las actividades diseñadas, el ambiente y la conducta verbal y no verbal. “La concienciación y la sensibilización son puntos clave, ya que si no lo vemos, no existe y, por tanto, no actuaremos. El modelo a seguir es ‘conocer para intervenir’. La concienciación se trabaja desde la prevención primaria con campañas informativas y publicitaria”, explica Gema  Pérez Rojo.
Y profundiza, además, en que los resultados de los estudios “permiten indicar que existe un porcentaje significativo de casos que son no intencionados, es decir, en los que el responsable de los malos tratos no solo no tiene intención de dañar, sino que, además, ni siquiera es consciente de que la acción que está realizando y la omisión de sus actos es constitutiva de malos tratos”. En ese punto entra en juego la formación. “La formación es necesaria, y en eso llevamos trabajando muchos años ya. Pero hay veces que esa formación no llega bien a la audiencia porque para ellos no es significativa y no se identifican con la información transmitida. Existen otras formas de formar y de concienciar, por ejemplo, hemos publicado un estudio piloto de una experiencia vivencial de infantilización con el objetivo de promover la empatía hacia las personas mayores”, añade la investigadora.
Álvarez Souto recomendaría, entre los mecanismos a poner en marcha, exactamente, “los mismos recursos diseñados con respecto a la violencia hacia la mujer: teléfono de denuncia y centros o plazas residenciales especializadas en atención a la dependencia, de acogida a las víctimas”.
Es definitivo, y así se volverá a poner de manifiesto este 15 de junio, Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato a la Vejez, el desarrollo de iniciativas para que los cuidadores –formales e informales– aprendan a atender adecuadamente a los mayores. Se trata, por tanto, de impulsar el buen trato y promocionar las buenas prácticas, no tanto informar sobre los distintos tipo de abusos o negligencias. 
Como ejemplo de campaña positiva en este sentido, desde el Grupo de Trabajo de Buenos Tratos hacia las Personas Mayores en el Colegio de Psicólogos de Madrid –que coordina Pérez Rojo– se ha llevado a cabo el proyecto de sensibilización  “Cuenta conmigo, cuenta con ellos”, que se presentará el mismo día 15 y que consiste en la presentación de tres cuentos en los que se refleja una misma situación desde la perspectiva del buen y del mal trato, en tres ámbitos: la sociedad, las instituciones y la familia; todo ello bajo una misma protagonista, conociendo cómo se enfrenta a las distintas situaciones de su vida. Quizá iniciativas como esta ayuden a que el sector camine coordinado hacia el fomento del buen trato y el impulso de la detección temprana, para que en el día internacional del próximo año hablemos menos de “problema” y más de “soluciones”.

>> Entrevista con José Antonio López Trigo, presidente de la SEGG.

>> Entrevista con Javier Álvarez Souto, sociólogo.

>> "Construir una cultura del buen trato para luchar contra los malos tratos", por Mayte Sancho.
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Marta S. Massó
Marta S. Massóhttps://entremayores.es/
Licenciada en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. Cubre la información de nacional de entremayores y la edición de Galicia.

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