Movimientos sospechosos
Desde
Aefet aseveran que la falta de control a estas entidades de tutelaje
está propiciando “situaciones escabrosas” en las tutelas de algunos
incapacitados. La asociación tiene constancia de, al menos, “diez casos
documentados, la mayoría de importantes patrimonios”, que afectan a la
asociación que preside Blanca Clavijo. “En estos casos, la familia ha
estado muy pendiente de la situación familiar, lo que les ha llevado a
observar irregularidades a pesar de la falta de información por parte de
Afal Futuro”, explican desde Aefet.
El caso Afal, denunciado
por Extraconfidencial.com ante la Fiscalía Anticorrupción y en el que
más tarde ha seguido indagando el diario El País, ha sacado a la luz el
presunto desvío de grandes capitales por parte de Afal hacia empresas
vinculadas a su cúpula. T4 Technology for Living, por ejemplo, es una
consultora que supuestamente habría utilizado Clavijo para cargar
facturas a una tutelada con la enfermedad del Alzheimer en conceptos de
consultoría inmobiliaria o de software. Otras empresas como KPMG,
Abogados S.L. o Landwell Asociados también están siendo investigadas por
presentar varias facturas a tutelados de Afal y por estar ligadas a
Clavijo a través de su marido, Rafael Núñez, como socio de KPMG y
trabajador de Landwell.
Los familiares denunciantes aseguran
que estas facturas son desvíos encubiertos que, junto con la venta de
los inmuebles de algunos tutelados, habría incrementado el patrimonio
inicial con el que se inició la fundación. De hecho, desde Aefet todavía
no se explican cómo Afal ha pasado de un capital de 30.000 euros en
2006, a los 12 millones de euros que refleja en sus cuentas actualmente.
“Resulta difícil de entender que, en la situación de crisis que
atraviesa España y los grandes recortes en materia social, esta
fundación haya podido tener un crecimiento tan importante en un periodo
relativamente corto”, argumentan desde la asociación de afectados.
Al
respecto, Blanca Clavijo negó a entremayores que eso fuese así: “basta
con ver las cuentas de la fundación para desmontar esa idea. Tener un
edificio valorado en una cantidad no quiere decir que tu patrimonio sea
ese”. Según Clavijo, “Afal fue constituida con una aportación dotacional
de 30.000 euros, que es lo que establece la ley. El patrimonio actual,
tal y como se refleja en sus cuentas presentadas ante el Protectorado de
la Comunidad Autónoma de Madrid y auditadas, cuenta como único activo,
una residencia para personas mayores valorado en 12 millones de euros
con un préstamo pendiente de 6 millones de euros”.
Herencias y control del proceso judicial
La
Aefet sospecha también de una información aparecida en los medios en
torno a “la presunta falsificación de un testamento, por parte de Afal
Futuro, para poder establecerse como beneficiarios”. Aefet pone en
relieve “una prueba pericial caligráfica -encargada por diario El País-”
que demostraría que se falsificaron las firmas de la tutelada María
Jesús Montero, con demencia y síndrome de diógenes, heredera del
patrimonio de la fabricante de pianos Hijos de Montano.
Por
su parte, Blanca Clavijo se defiende de estas acusaciones con extrema
cautela. “En estos momentos no podemos dar detalles fuera de sede
judicial. Lo que si podemos decir es que a nosotros nos llega un
testamento ológrafo y lo protocolizamos, eso es todo, no hay compromisos
con nadie. La fundación Afal no ha recibido nada de ese testamento, que
pasó un procedimiento judicial de adveración”, argumenta Clavijo, que
también añade que “en este asunto intervienen personas que anteriormente
se lucraron de esos tutelados, como por ejemplo, Pilar Palao, que nunca
trabajó para Afal, a pesar de lo que dice, y que, después de vivir en
casa de una tutelada sin pagar renta más de un año, tuvo que ser
desahuciada por la propia fundación. Es ella la que vacía la casa de
esta señora de los pianos. Cuando Afal pasa a hacerse cargo de la señora
y entra en su domicilio, lo hace con un notario levantando acta de lo
que había”, concluye la presidenta de Afal.
La tutora a la que
se refiere Clavijo, Pilar Palao, asegura que trabajó cerca de cuatro
años con enfermos bajo la tutela de Afal y que, tras alzar la voz en
contra de la fundación, fue despedida por Clavijo.
También se
encuentra en entredicho el proceso judicial por el que se conceden a las
entidades las tutelas de los incapacitados. Llama la atención comprobar
cómo las denuncias presentadas contra la AMTA y Afal futuro presentan
una conexión personificada en la fiscal de Incapacidades de la Comunidad
de Madrid, Nuria López Mora. El colectivo de Abogados contra la
Corrupción ha solicitado la destitución de la fiscal “por su negligencia
profesional continuada en los procesos civiles de incapacidad que hemos
seguido en los juzgados de Madrid y donde se nombraba tutor a la AMTA”,
explica Javier Fernández, colegiado de dicho colectivo que asegura
llevar casos de personas tuteladas por la agencia madrileña, “y ello
cuando cuentan con medios económicos y la asistencia de familiares. Todo
esto oculta la gestión irregular de sus patrimonios inmobiliarios y
económicos bajo el paraguas de una falsa tutela obtenida en un
procedimiento judicial irregular que no garantiza los derechos de los
tutelados adultos”.
A la pregunta de si se debería revisar el
sistema por el cual son elegidas las entidades para ejercer la tutela,
la presidenta del Consejo General del Trabajo Social, Ana Lima,
respondió que primero “se debe exigir transparencia en las cuentas de
estas fundaciones” y que, además, “sería interesante estudiar el motivo
por el que en una entidad se produce un acaparamiento de personas con
mucha fortuna y en otras, no”.
Algunos afectados y familiares
de tutelados por Afal Futuro han denunciado públicamente una presunta
relación entre la fiscal Nuria lópez Mora y Blanca Clavijo, motivo,
esgrimen, por el que estaría recibiendo un trato de favor en las tutelas
a grandes capitales. Algunos medios, como el diario El País, aseguran
que López asesoró a Clavijo en algunos casos sobre tutelas, por una
relación de amistad de varios años, proporcionando información
confidencial a la fundación y recomendando a los jueces la idoneidad de
Afal.
Blanca Clavijo quiso dejar claro a entremayores que
estas acusaciones son muy graves y rotundamente falsas. “Ni hay relación
personal previa ni hay trato de favor. Mi relación con los jueces y
fiscales es estrictamente profesional, como el de cualquier otra
fundación tutelar o entidad que se dedique ayudar a personas con
discapacidad”, afirma la presidenta de Afal.
Dentro de esta
supuesta red de corrupción en torno a las tutelas, investigaciones como
la del Extraconfidencial.com aseguran que también existieron cobros de
comisiones por plaza a las residencias y, en caso de no existir ingreso
residencial, a los cuidadores. Es decir, supuestamente Afal estaría
cobrando por cada ingreso de sus tutelados a otras entidades a través de
un sistema estructurado creado en verano de 2009. Todo esto aparece en
los documentos que dice tener en su poder el diario y con el que la
fundación habría incrementado su patrimonio en unos 350.000 euros
anuales. El caso citado por Extraconfidencial.com relaciona a la
fundación con la residencia Eulen Santo Domingo, con cobros de 100 euros
mensuales por cada tutelado que ingresase en el centro. Aunque en un
primer momento el gabinete de comunicación de Eulen accedió a responder
nuestras preguntas sobre el caso Afal, finalmente, prefirieron no hacer
ningún tipo de declaración al respecto hasta que no terminase la
investigación.
Falta de medios, recortes y deficiencias en la vigilancia
La
investigación puesta en marcha por parte de la Fiscalía en relación a
los casos de Afal y la AMTA es un toque de atención en el sistema
español de tutelas por incapacitación. Para Ana Lima no es debido a “un
problema de falta de normativa o regulación, sino más bien una falta de
medios para hacerlos cumplir”. Según la presidenta del Consejo General
de Trabajo Social, “si el procedimiento deja un vacío, éste puede ser
aprovechado para evitar la transparencia en cuanto a la administración
del patrimonio de las personas tuteladas. Por tanto, se puede incumplir
la normativa por falta de medios o burlarla por falta de concreción en
las normas”, que también añade Lima, puede que no se estén dando las
inspecciones pertinentes por “intereses ocultos”.
Otros
factores que puede estar influyendo, sobre todo en supuestos en los que
actúan entidades públicas como la AMTA, son “los recortes en políticas
sociales que están afectando a todos los ámbitos de intervención”,
asegura Lima. “Llevamos mucho tiempo diciendo que en cuestiones de
derechos fundamentales no se puede recortar, luego cuando sale un caso a
la luz, la ciudadanía se pregunta: ¿Cómo es posible que sucediera esto?
No se trata de una cuestión puntual, sino de un proceso de
debilitamiento de las instituciones públicas”, argumenta la presidenta
del CGTS.
La falta de vigilancia y control de las entidades a
la hora de rendir cuentas ante el juez es una de las causas más
evidentes que están debilitando la actual estructura de tutelaje. Según
Torcuato Recover, a pesar de que se hace un seguimiento anual,
“desgraciadamente esta es una obligación que no siempre es exigida por
los órganos judiciales y, en otros casos, se aplica con excesiva
superficialidad”. El coordinador de Feaps entiende que se trata de un
déficit de la práctica judicial. “La realidad es que, tanto el
Ministerio Fiscal como el juez, ven este trámite como una cuestión menor
y no examinan los documentos presentados con el preciso rigor,
confiando en la buena fe de los tutores”, explica Recover.
En
la misma línea, Miguel Ángel Cabra, director de Relaciones Sociales
Internacionales y Planes Estratégicos de la Fundación Once y portavoz de
la Comisión de Expertos de Legislación sobre Discapacidad, aporta una
solución relacionada con una propuesta de reforma del procedimiento de
modificación de la capacidad de obrar, entregada al Ministerio de
Justicia en 2012. “El problema es que hoy tenemos un proceso de
modificación de la capacidad aparentemente garantista, muy enfocado a la
gestión del patrimonio del tutelado. El futuro está en darles la opción
a las personas con discapacidad de usar su capacidad, y no que los
inhabiliten totalmente”, señala Cabra.