En julio de 1995, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) hizo el primer y, hasta ahora, último estudio sobre las actitudes y conductas afectivas de los españoles. Un documento lleno de datos sobre qué es lo que ponemos en valor a la hora de buscar pareja y enamorarnos.

En él, el 92% de los encuestados de entre 55 y 64 años afirmaron con rotundidad, aunque de una forma más acusada entre mujeres que entre hombres, que si se ama de verdad, se es fiel a la pareja siempre. Y también se atrevieron a marcar el momento en que se enamoraron: algunos (23%) afirmaron que sus relaciones derivaron de flechazos; mientras que un 69% son emocionalmente más cautos: el amor surgió, para ellos, poco a poco, al conocer a la que posteriormente fue su pareja.

En inglés, hay una expresión que es husband material (para hombres), o wife material (para mujeres), que se refiere a las cualidades necesarias en una persona para que sea adecuada para el matrimonio. Su traducción al castellano sería algo como “material para ser marido o mujer”.

Es algo que ha traído de cabeza a toda la humanidad desde que existe. ¿Qué es lo que le gusta al otro de mí? ¿Qué tengo que hacer para gustarle? Una eterna lucha para lograr que el amor sea correspondido que ha llegado a desarrollar verdaderos tratados sobre el amor (como ‘Anatomía del amor’, de Helen Fisher).

Pues, según el CIS, las características más llamativas a la hora de determinar si el otro es husband o wife material son, en el siguiente orden, el carácter (82%), su fidelidad sexual (73%) y sus creencias y valores ante la vida (67%). No hay grandes diferencias de percepción entre hombres y mujeres, lo que hace pensar que al final, buscamos lo mismo: apoyo y comprensión en el otro.

Después de ese top tres, aparece el atractivo físico, con sutiles diferencias por sexo: para el 73% de ellos, es importante, mientras que para solo algo más de la mitad de las encuestadas (54%) lo es. Y pasando a la cuestión de edades, de nuevo el género marca la tendencia. El 14% de los hombres encuestados prefiere que su posible pareja sea más joven, algo que casa con la tendencia de las mujeres de preferir parejas más mayores (11%). En otro orden de cosas, más de la mitad de los encuestados mayores de 55 tuvo en cuenta las perspectivas de futuro con la que podría ser su pareja. 

El motivo de querer encontrar de quién enamorarse y asentar cabeza con ella suele ser la necesidad de compartir la vida con otra persona (58,5%), pero sorprende que algo menos del 30% quiera encontrar en el otro “el sentido de la vida”. Y como es de esperar, hay quien ve en la pareja una especie de escapatoria a la soledad en el futuro (9%). Al final, el amor también se trata de eso: de compartir la vida con alguien.