Respuesta.- La Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) es una enfermedad oftalmológica retiniana degenerativa y progresiva que afecta, fundamentalmente, a personas mayores de 50 años con factores de riesgo y predisposición genética. Es la mayor causa de discapacidad visual irreversible entre dicha población en el mundo occidental; y la causa inicial es desconocida.

El principal factor de riesgo es la edad, con cifras de prevalencia de casi un 40% en personas mayores de 85 años, por lo que, debido al aumento de la esperanza de vida y el envejecimiento de la población, su prevalencia se duplicará en las próximas décadas. Se estima que en el año 2040 habrá unos 280 millones de personas afectadas por la DMAE.

Otros factores de riesgo ambientales son el tabaquismo (aumenta en 2,4 veces el riesgo relativo), la obesidad, el sedentarismo, la hipertensión arterial y la dieta rica en grasas.

La DMAE se clasifica en varias fases: precoz, intermedia y avanzada. La avanzada, a su vez, puede ser húmeda/neovascular o seca/atrófica.

En cuanto a la sintomatología, al comienzo de la enfermedad, las alteraciones en la visión son muy inespecíficas (por ejemplo, visión  borrosa a pesar de utilizar las gafas, dificultad para leer y reconocer las caras, aumento de la necesidad de mayor iluminación y deslumbramiento o escasa sensibilidad al color), pudiéndose confundir con otra patología menos grave que es la catarata.

Cuando la degeneración avanza, aparecen ya síntomas más específicos y que en general son repentinos, como son la distorsión visual, lo que los oftalmólogos denominamos “metamorfopsias”, por la cual los pacientes ven las líneas y los objetos torcidos, describen puntos o zonas ciegas en el campo visual e incluso pérdida completa de la visión central.

Respecto a los signos, el primero es la aparición de unas lesiones amarillentas en la retina denominadas “drusas”, que se detectan cuando el paciente acude al médico oftalmólogo al realizar una exploración de fondo de ojo y una tomografía de coherencia óptica.

R.- La importancia de detectar precozmente la enfermedad es esencial para poder realizar una intervención temprana e intentar evitar que los efectos sobre la visión sean irreversibles. Para ello, es fundamental que la población conozca la enfermedad y sus síntomas de inicio.

Aunque en la actualidad no existe “una cura”, los tratamientos mediante inyecciones intravítreas (es decir, dentro del ojo) de fármacos han mejorado significativamente los resultados visuales en los pacientes con DMAE exudativa o húmeda. Esto, a su vez, se ha acompañado de una reducción de la ceguera secundaria a esta patología del 50%. Pero es preciso iniciar el tratamiento lo antes posible y un seguimiento riguroso. 

De hecho, se ha demostrado que los fámacos antiangiogénicos mantienen la agudeza visual en más del 90% de los pacientes con DMAE húmeda al menos dos años.

R.- Los cambios degenerativos que se producen en la retina dan lugar a la aparición de vasos anómalos o neovasos, los cuales aumentan la producción de determinados factores que, a su vez, aumentan la permeabilidad vascular, acumulándose líquido y/o sangre entre sus capas. Los fármacos utilizados en la inyecciones intravítreas van dirigidos a inhibir estos factores, y con ello se consigue “secar la retina“, esto es, hacer desaparecer o disminuir ese líquido acumulado.

En la actualidad, el tratamiento estándar es el farmacológico, mediante inyecciones intravítreas de antiangiogénicos. Con anterioridad, se realizaba láser y terapia fotodinámica. En algunas ocasiones, se utilizan técnicas quirúrgicas y braquiterapia epiretiniana.

En investigación, se encuentran nuevos fármacos y nuevas vías de administración, y el futuro está en la terapia génica. Esta consiste en introducir material genético en el interior de las células para sustituir los genes que o bien funcionan de manera incorrecta o directamente no funcionan.

R.- Efectivamente, la pandemia de Covid-19, y especialmente durante la primera ola en los meses de marzo a junio de 2020, hizo que primara la salud general de la población por el potencial riesgo para la vida sobre ciertas enfermedades oculares –entre ellas, la DMAE–, asumiendo una posible progresión.

Por otro lado, dado que las exploraciones y los tratamientos oftalmológicos se realizan a muy poca distancia, son consideradas de riesgo, con el potencial peligro tanto para el paciente como para el profesional, máxime cuando la edad media de nuestros pacientes es muy elevada, siendo precisamente esta la que mayor mortalidad y morbilidad presenta. Por tanto, fue la oftalmología una de las especialidades médicas más afectadas por la crisis.

En algunos centros hospitalarios se mantuvieron las inyecciones intravítreas consideradas urgentes o no demorables, valorando los casos individualmente. Aún así, la mayoría de los pacientes no acudían por miedo al contagio.

En diversos estudios realizados con posterioridad, se ha demostrado que los pacientes que han sido diagnosticados de “novo” tienen peores características clínicas en el momento de la presentación y peores resultados visuales comparados con los años 2018 y 2019. Asimismo, el retraso en el tratamiento de algunos pacientes ya diagnosticados ha causado una progresión y un empeoramiento visual.

Debido a la pandemia de Covid-19 se ha hecho necesario adaptar la práctica clínica habitual a un nuevo escenario. Se han establecido prioridades valorando cada paciente. Se han optimizado pautas de tratamiento y seguimiento. Se han reorganizado y estandarizado los procesos. Todo ello, estableciendo circuitos seguros extremando las medidas de higiene y evitando siempre situaciones de riesgo. En definitiva, minimizar la exposición y reducir la transmisión prestando una asistencia de calidad y segura.

R.- Novartis, como preámbulo del congreso de la Sociedad Española de Retina y Vítreo que se iba a celebrar en marzo de 2020 en la ciudad de Burgos, impulsó esta iniciativa para fomentar la importancia de la detección precoz y el diagnóstico temprano para evitar la evolución de la DMAE. 

Se incluyeron charlas informativas, revisiones oculares y una exposición gráfica sobre esta enfermedad. Contó y contará en el futuro, en su recorrido por las diferentes comunidades autónomas, con la colaboración de profesionales médicos y de diversas asociaciones de pacientes y de personas mayores.

Su importancia radica en informar a la población de la existencia de dicha enfermedad y sensibilizar tanto a los pacientes como a los familiares de la detección precoz y la importancia de recibir a tiempo el tratamiento adecuado. Además, se dispone de una página web www.muchoporver.com , donde esta disponible toda la información.

En definitiva, concienciar sobre la necesidad de cuidar la salud visual, labor que debe ser compartida por todos incluida como en esta campaña la industria farmacéutica.