Escribimos las primeras líneas de este editorial a escasos días de que se celebren las elecciones generales del 23 de julio. Cuando usted esté leyendo las noticias, reportajes y entrevistas de este número estival, ya conocerá los resultados electorales y qué fuerzas –si las que se inclinan hacia la derecha o hacia la izquierda– tienen la tracción suficiente para gobernar el país, a ser posible, durante los próximos cuatro años.
Con independencia de quién haya salido vencedor el 23J, desde entremayores creemos fundamental señalar las políticas dirigidas a las personas mayores que deberían ser urgentes –y de necesario consenso– para la siguiente legislatura. Políticas que no tendrían otro objetivo que el de proteger los derechos del colectivo senior, el cual muchas veces no cuenta ni con la voz mediática necesaria ni con la suficiente potestad en la toma de decisiones.
Entonces, reclamar pactos de Estado inaplazables en torno a la figura del mayor no es una cuestión caprichosa o de favoritismos, sino una acción vital para reajustar los desequilibrios que genera la nueva era de la longevidad.
En el actual contexto de mayor esperanza de vida y, por lo tanto, de una población cada vez más envejecida, las pensiones bajas, la escasa capacidad de ahorro o la mayor dificultad de encontrar empleo a ciertas edades son algunas de las marcas vulnerables del colectivo senior. No es un asunto baladí ni cuantitativamente hablando, ya que afecta a un amplio porcentaje de ciudadanos (casi un 20% en España), ni en lo cualitativo, ya que aquellas medidas que dignifiquen a las personas mayores serán también aquellas que hagan prosperar los derechos humanos o persigan una sociedad inclusiva; aquellas que promocionen la participación intergeneracional y que respeten la autonomía de las personas. Mejorar la vida de los mayores, ya saben, es mejorar el mundo, es mejorar... a secas.
En línea con las reclamaciones de algunas organizaciones como la Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP) o la Comisión Económica para Europa de las Naciones Unidas (CEPE), desde esta cabecera estimamos que el próximo Gobierno debe ocuparse, en primer lugar, de acabar con el edadismo, esto es, la discriminación y los abusos hacia las personas por cuestiones de edad. Una problemática enraizada y multisectorial –afecta a diferentes ámbitos (social, laboral, sanitario...)– que revierte negativamente en la salud física y mental de las personas, y que es el núcleo del que se desprende la mayoría de injusticias que sufre el colectivo senior.
Atajarlo es, por tanto, mejorar la legislación para amparar a las víctimas de estos abusos; para prevenir y proteger contra la violencia de género; o para promover servicios de información y de asesoramiento psicológico a ciudadanos o la formación de profesionales.
En segundo lugar, de nuevo es perentorio idear una estrategia nacional de salud y proseguir con el camino iniciado en relación a los nuevos modelos de cuidados de larga duración. Con la edad, aumenta la vulnerabilidad en cuestiones de salud, por lo que precisamos de una buena coordinación sociosanitaria –y entre autonomías– para que los servicios y la atención sea accesible y de calidad para todos.
Necesitamos apostar definitivamente por unas residencias hogareñas y adaptadas a las personas mayores, para que sean unos espacios confortables cuando ya no sea posible el cuidado a domicilio, y que cubran todas las etapas, también al final de la vida.
Finalmente, apremia afrontar una pandemia silente, pero devastadora, como es la soledad no deseada. El Gobierno que lidere esta nación deberá afrontar este aislamiento de las personas con iniciativas que aumenten la conexión social, que incentiven la participación comunitaria, la cultura vecinal, promoviendo las actividades intergeneracionales y acercando, también, los centros institucionalizados a la sociedad.
De la misma manera, que no se olviden tampoco de la España rural, llena de pueblos aislados de los servicios más básicos, fábricas de soledades que estamos abandonando y que debemos recuperar y fortalecer.
Usted ya sabe los resultados de las elecciones, sabe, desde el día después a los comicios, cuáles son los bloques que suman para gobernar. Nosotros, en cambio, como sucede en el experimento de Schrödinger, escribimos estas conclusiones bajo la paradoja del gato vivo y muerto simultáneamente, pero confiamos en que, sea cual sea el resultado, este no condicione el verdadero objetivo: resolver las problemáticas que plantea esta nueva etapa en la que el envejecimiento es agente protagonista.