‘El sistema de servicios sociales es cada vez más utilizado por la población. Es, por lo tanto, más universal’
Respuesta.- Echar la mirada hacia atrás en un recorrido de tantos años, son muchos los momentos y las razones para sentirse satisfecho. Además, se ha tratado de establecer mejoras sobre algo que ya venía funcionando en un área con un largo recorrido en muchos de sus programas. Aun así, creo que la mejora en la organización de algunos servicios nos ha permitido que la atención en los servicios sociales de base y, en general, en todos los servicios del Área se haya modernizado y estemos en condiciones de prestar una mejor atención a la ciudadanía. Esta es un área en la que las personas tienen muchísima importancia. Atendemos personas, atendemos a la ciudadanía con nuestros recursos, con nuestro personal propio o contratado. Por lo tanto, he centrado mi trabajo en las personas, en las trabajadoras y trabajadores del Área y en las personas usuarias.
P.- “Hemos pasado de un estado de beneficencia pública al reconocimiento de la atención social como un derecho a través del sistema vasco de servicios sociales”, como usted explicó en una conferencia. ¿Cómo se encuentra actualmente este paso?
R.- En ese camino han habido varios hitos. Uno de ellos fue la aprobación de la Ley de Servicios Sociales del País Vasco en diciembre de 2008. Igualmente notable fue la aprobación de la Ley de Garantía de Ingresos el mismo año. Creo que herramientas como la RGI y el Sistema Vasco de Servicios Sociales contribuyen a mejorar la calidad de vida de muchas de las personas usuarias de estos servicios y que constituyen una forma de atenuar, en cierto modo, los efectos negativos que la crisis económica ha tenido y está teniendo para las familias y las personas, incluidas las personas mayores.
Desde el punto de vista de los servicios sociales, el que la gestión de la RGI pasara a ser gestionada por Lanbide, supuso la posibilidad de poder dedicarnos a la atención a las personas usuarias desde la perspectiva del acompañamiento social y de la gestión de los programas propios de nuestros servicios. Aún así, podemos decir que los servicios sociales están al límite de sus posibilidades, en parte por los cambios sociales y económicos, pero también porque el sistema de servicios sociales es cada vez más utilizado por la población. Es, por lo tanto, más universal.
En estos momentos estamos en plena aplicación del denominado Decreto de Cartera que desarrolla aquella ley. Esto supone una cierta modificación de nuestra cartera de servicios porque hay servicios que pasan a ser de competencia municipal.
P.- También ha dicho que considera que el futuro pasa por que los sistemas sanitario y social compartan espacio. ¿Por dónde irá el desarrollo del mismo?
R.- A todos nos resulta fácil prever que el futuro ha de ir por ese camino y que los dos sistemas tienen que incardinarse desde los hogares, pero a mí me resulta más difícil establecer cómo lo vamos a conseguir físicamente, operativamente. Me imagino una confluencia de los centros de atención primaria de ambos sistemas, y una mayor colaboración entre los sistemas especializados. Pero creo que todavía es necesario establecer espacios para el conocimiento mutuo y la programación conjunta.
En cualquier caso, habrá que buscar alternativas que mejoren la atención a las personas usuarias y que ilusionen a los y las profesionales de ambos sistemas.
P.- Que Bilbao sea una de las pocas Ciudades Amigables de las Personas Mayores con este reconocimiento de la OMS es, sin duda, un gran reto conseguido. Usted estuvo vinculado en ese camino hacia su consecución y por su participación activa en ese proceso, ¿qué ha sido lo más difícil?
R.- El Programa Bilbao Ciudad Amigable con las Personas Mayores nos ha permitido un nivel de colaboración con otras áreas municipales y con las asociaciones de las personas mayores difícilmente imaginable hace unos años. También nos ha permitido compartir nuestra experiencia con otras ciudades, tanto del Estado como extranjeras y todo ello ha sido muy estimulante y gratificante. ¿Lo más difícil? Pues convencernos de que los retos que nos planteábamos eran posibles y que Bilbao podía asumir los trabajos a que nos comprometimos con la OMS en la elaboración de la Guía de Indicadores de Amigabilidad de las Ciudades y las Comunidades, por ejemplo. A veces también resulta difícil conseguir que los distintos departamentos y áreas municipales se sumen a un proyecto de carácter transversal, porque el día a día de cada unidad de trabajo dificulta otros planteamientos. Confío que la apuesta del alcalde Juan María Aburto y su equipo por este proyecto facilite esta integración.
P.- ¿Cuáles son los retos pendientes en cuanto a las personas mayores de Bilbao que deben ser atendidos?
R.-El progresivo envejecimiento de la población constituye una oportunidad pero también demanda nuevos abordajes en los servicios. Es necesario impulsar los servicios que permitan prolongar la estancia de las personas en sus domicilios, sin tener que institucionalizar excesivamente sus vidas, pero también es cierto que habrá que explorar nuevas formas de alojamiento como una alternativa para aquellas personas que, sin perder su independencia, pretendan garantizarse unos servicios próximos y una red de apoyo totalmente o parcialmente alternativa a las redes familiares. En cualquier caso, será necesario realizar un importante esfuerzo en la innovación social en este sentido. Ponemos mucho énfasis en los mayores actuales, lo cual es necesario. Pero necesitamos trabajar la prevención, anticiparnos a las necesidades de los nuevos mayores o adultos mayores. La generación del babyboom va a suponer responder a las necesidades desde una óptica que todavía no somos capaces de afinar y sobre la que hay que reflexionar.
P.- ¿De todos los programas dirigidos a las personas mayores, de cuál está más orgulloso?
R.- Tal vez del programa que hemos denominado Mirada Activa. Es un programa modesto, pero que tiene importantes componentes de tipo humano y solidario. Se trata de una filosofía, de una cultura que queremos difundir de forma progresiva, un poco en línea con esa necesidad de reforzar las redes de apoyo a las personas mayores, especialmente de aquellas que apuestan por vivir en sus domicilios el mayor tiempo posible, aunque sea en condiciones de soledad en su domicilio. Soledad en el domicilio sí, pero no en el entorno.
P.- ¿Cómo son las personas mayores bilbaínas?
R.- Pues, no sé… Orgullosas de su ciudad, de sus barrios, del Athletic y lo que significa, de su vida en Bilbao, en muchos casos habiendo venido de otros lugares a buscar en Bilbao lo que no podían lograr en sus lugares de origen. Identificadas con una ciudad que les recibió con los brazos abiertos o que, como ocurre en otros casos, han disfrutado desde el momento de su nacimiento. En cualquier caso, son personas activas en mayor o menor medida, dispuestas a participar en la vida ciudadana y en seguir esforzándose por esta ciudad y por sus gentes.
P.- Por último. Usted es aficionado a la música, a la agricultura, es veterinario de formación… Ahora próximo a su jubilación, ¿a qué dedicará su tiempo? ¿Y qué echará de menos?
R.- Ummm… Supongo que intensificaré mi dedicación a algunos de mis hobbies. Echo de menos no haber podido leer todo lo que me habría gustado. Durante los últimos casi 40 años, mi vida ha discurrido fundamentalmente en Bilbao, pero con una presencia permanente del Valle de Carranza, al que me siento muy vinculado porque forma parte de mi propio ser. En lo posible seguirá siendo así, participando de la vida de esta ciudad y disfrutando de sus impresionantes alternativas culturales y de ocio, pero seguramente con una mayor presencia en Carranza, para gozar de su belleza, de sus gentes, de su historia… Y leyendo, escribiendo, cultivando mi pequeño huerto o cuidando mi pequeño apiario... Y, como he hecho desde siempre, colaborando con alguna iniciativa que sea interesante para la sociedad y en la que pueda sentirme útil.
>> 'La amigabilidad de Bilbao es un reto y un objetivo en sí mismo'