lunes, 4 agosto 2025
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Relacionan los síntomas depresivos en la tercera edad con un mayor riesgo de demencia

Algunos estudios incipientes apuntan a la relación entre estos episodios depresivos y el riesgo de desarrollar Alzheimer y demencia vascular
Los cambios demográficos de las últimas décadas han provocado un envejecimiento progresivo de la población. Crece por tanto el perfil de paciente mayor, polimedicado y con varias patologías crónicas. En este contexto es importante vigilar de cerca el continuum de enfermedad depresión-demencia. Este tema fue abordado durante la celebración en Sevilla del Congreso de la Sociedad Española de Psiquiatría Privada (ASEPP). Según explicó el psiquiatra Ángel Moríñigo,  especializado en el ámbito de las demencias, "la depresión de aparición tardía, es decir, la que se inicia en edad geriátrica, es un factor de riesgo para la demencia".
Para el experto, "su tratamiento no solo es imprescindible para mejorar al paciente depresivo y aportarle mayor bienestar sino también para poder prevenir  la conversión a demencia con el curso de los años".  Moríñigo realizó una revisión de las evidencias científicas disponibles. "Las investigaciones han señalado correlaciones entre los síntomas depresivos y el riesgo de enfermedad de Alzehimer, basándose en técnicas de neuroimagen a través del estudio de pacientes control sin depresión o con cuadros depresivos muy leves. "En la depresión de aparición tardía se relaciona con el riesgo de demencia especialmente en la demencia de tipo alzhéimer y la de tipo vascular", explicó.
Además, el experto apuntó que algunos estudios incipientes apuntan a la probabilidad de que estos datos sean aplicables a más rangos de edad, aunque aún no hay datos suficientes. "Es posible que la depresión a cualquier edad constituyen un factor de riesgo para las demencias", indicó Moríñigo.
Según esta perspectiva, ¿cómo diferenciar una depresión que va a abocar a la demencia de una depresión pura o primaria que no tenga que ver con la demencia en la edad senil? Según indica Ángel Moríñigo, es clínicamente complejo. Pese a que las pruebas de neuroimagen, como la Tomografía por Emisión de Positrones (PET) podrían aclararlo en parte, no se dispone de esta tecnología en todos los contextos sanitarios para poder estudiar los depósitos de beta-amiloide y el sistema serotoninérgico al mismo tiempo. Pero sí es posible atender a algunos signos importantes y habituales cuando en una aparición de depresión en edad geriátrica el trastorno cognitivo leve que se asocia a la depresión no revierte. "Los síntomas puramente emocionales revierten y los tratamos bien con antidepresivos, pero a veces ni con el mejor antidepresivo revierte el trastorno cognitivo leve, que incluso progresa y  a veces  empeora. En muchos mayores si tratamos bien la depresión remite el trastorno cognitivo leve. Ese es una sub población de pacientes en mayor riesgo y a los que debemos seguir  de manera más precisa", explica.
En estos subgrupos, según explicó Manuel Martín, director del Instituto de Investigaciones Psiquiátricas de Bilbao, "debemos ver también si hay otros factores de riesgo para demencia". Por ejemplo, analizar si existen antecedentes familiares de demencia o estudiar si podría haber factores de riesgo para la demencia vascular. "A veces hay un solapamiento entre distintas formas de demencia y se sabe que puede haber más riesgo cuando hay problemas de hipertensión o hipercolesterolemia. Si en una persona confluyen todos estos factores será indicativo de que la posibilidad de una evolución a demencia es mayor", afirma el especialista. Por otro lado, Martín recordó que la presencia de apatía es un indicador muy preciso. "La presencia de apatía como rasgo predominante en la depresión indica muchas veces un mayor riesgo de evolución a demencia", indicó.

Sobre la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP)
La Asociación Española de Psiquiatría Privada nace de la inquietud de un grupo de especialistas que, ejerciendo parte de su actividad en el ámbito de la medicina privada, se unen con la intención de velar por los intereses de sus socios en la práctica libre de la profesión, promover espacios de colaboración, establecer alianzas estratégicas con instituciones públicas y privadas en beneficio de los pacientes y apoyar el desarrollo de actividades científicas, culturales y empresariales en el campo de la Psiquiatría.
La búsqueda de la mejor asistencia sanitaria posible ha animado a la asociación a buscar lugares comunes y de compromiso mutuo entre los sistemas público y privado; estrategias equilibradas entre ambos a la hora de compartir riesgos y responsabilidades, construyendo infraestructuras, compartiendo plataformas de información y ofreciendo beneficios de salud en el contexto de las prioridades sociales.
El papel cada vez más relevante de la sanidad privada (que representa al menos el 30% del mercado sanitario total en España) ha impulsado a su vez una reflexión sobre el papel que deben desempeñar los profesionales con práctica privada en este complejo sistema de sistemas públicos-compañías aseguradoras-consultas privadas, para encontrar su espacio propio y diferenciado.
La medicina privada está en condiciones de ofrecer una respuesta diferente a algunas demandas concretas de los pacientes, por lo que, además de un papel complementario a la asistencia pública, promueve sus elementos específicos y diferenciadores de valor.

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Redacción EM
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