ILUNION VidaSénior está probando dos nuevas soluciones tecnológicas en sus centros de día y residencias. Se trata, por un lado, de LUP, una lupa inteligente que convierte los textos en voz y permite así acceder a contenidos a las personas usuarias con déficit visual, niveles bajos de alfabetización o con dificultades de lectura; y, por otro, de Pauto, bastón que desbloquea la llamada congelación de la marcha (freezing) que sufren los enfermos de Parkinson u otras enfermedades neurodegenerativas.

“Las estamos testando”, nos explica la jefa de Investigación y Desarrollo de Producto de ILUNION VidaSénior, Julia Sacedo. “¿Con qué objetivo? El principal, mejorar la calidad de vida de las personas usuarias, aunque sean soluciones muy concretas y específicas solo aptas para un perfil muy concreto”. Este apunte es relevante, porque a veces la tecnología puede hacer la vida más fácil, pero no siempre este avance sirve para la mayoría de personas usuarias de un centro. “Estamos acostumbrados a soluciones que llegan a un gran volumen de personas: tecnología de estimulación cognitiva en tablet, de rehabilitación físico-funcional en domicilios… pero LUP y Pauto tienen un público más reducido: responden a situaciones puntuales para personas concretas y desde luego, aportan unas ventajas increíbles para los perfiles a los que se dirigen”, remarca.

El segundo objetivo por el que se invierten recursos en la investigación y testeo de nuevos productos, señala Sacedo, es porque “muchas veces, en las licitaciones públicas, se piden este tipo de mejoras tecnológicas”. De un tiempo a esta parte, “cada vez hay más exigencia por parte de las Administraciones públicas en cuanto a la incorporación de tecnologías que mejoren las terapias”, relata la jefa de Investigación de ILUNION VidaSénior, “por lo que contactamos con LUP, una pequeña startup vasca con origen en la Universidad de Bilbao, y que tienen esta solución que ha recibido ya algunos premios”. En el caso del bastón Pauto, “llegamos a sus desarrolladores, i4life, a través de los Premios Caser. Allí coincidimos y nos gustó la solución”.

DE TEXTO A VOZ EN SEGUNDOS

Detrás de LUP están Apurva San Juan, directora, y Eneko Calvo, director técnico, al frente de una empresa que ha diseñado la primera lupa de bolsillo con inteligencia artificial, capaz de transformar el texto en voz en menos de dos segundos, a una treintena de idiomas, y hacer más accesible la lectura sin necesidad de Internet. “Permite a la persona acceder a los textos de un periódico, un cartel, un prospecto…”, pone de ejemplo Sacedo.

Uno de los centros que está probando LUP es la residencia que la entidad tiene en Parla, Madrid. La terapeuta de ILUNION VidaSénior en dicho centro, y una de las profesionales encargadas de facilitar la solución a las personas residentes, María José Dorado, nos explica sus características: “Tiene un diseño muy básico con dos botones: uno cóncavo y otro convexo que facilita el tacto para las personas que tengan una ceguera total o una discapacidad visual grave”.

Dorado comenta que es habitual marcar en las prendas de ropa el nombre de la persona usuaria a la que pertenecen, por lo que LUP “puede facilitar el vestido a personas con deficiencias visuales, al poder comprobar si la prensa es suya con solo pasar la cámara de la lupa un instante”. En ese sentido, añade, “también estamos estudiando la posibilidad de añadir en las prendas una breve descripción, para que aquellas personas que no pueden ver el modelo que se van a poner, pero puedan escogerlo a su gusto”.

En ILUNION VidaSénior, la filosofía es que las personas puedan mantener su autonomía el mayor tiempo posible, y LUP ayuda a conseguirlo. Nines, una residente en ILUNION Parla que ha perdido gran parte de su visión, ahora puede gestionar sus medicaciones gracias a esta lupa. “Ya no es capaz de reconocer los distintos botes para echarse las gotas, pero con LUP puede comprobar el nombre y saber cuál tiene que echarse en cada momento. Lo que ha perdido visualmente lo compensa, en cierta manera, con la lupa”, indica la terapeuta.

La propia Nines nos cuenta en el centro que está “contenta” con la lupa pese a que, si pudiera, le elevaría el volumen cuando traduce los textos, ya que “está un poco bajo y las personas que usamos estos dispositivos, normalmente, también estamos mal de oído”. La residente reconoce que, aunque al principio siempre cuesta utilizar un nuevo aparato, se ha habituado rápido a un dispositivo con el que incluso quiere empezar a leer El Principito. Y quizás lo que menos le gusta es que “Tiene muchos idiomas, eso puede ser un poco lío… a mí con seis ya me bastaría”, dice con ironía.

Precisamente, feedback como el de Nines es de mucha utilidad para terminar de ajustar esta tecnología a las personas usuarias. “Cuando se diseña una tablet, no se hace pensando en la persona mayor. No se tiene en cuenta el temblor, la pérdida de la huella dactilar… Hasta hace muy poco, los centros tenían que adoptar tecnologías sin que hubieran sido diseñadas para estos usuarios finales”, explica Sacedo.

Sin embargo, cuando surge una colaboración con tecnología de terceros, las opiniones durante las pruebas pueden mejorar el producto. Sacedo recalca que LUP ha sacado varios modelos en los últimos años y está continuamente evolucionando: “Nosotros, por ejemplo, al trabajar con personas mayores, les comentamos cosas como, por ejemplo, que los tiempos de lectura quizá vayan demasiado rápidos, y luego ellos toman nota y lo ajustan”. Sacedo subraya hasta qué punto es decisivo el más mínimo detalle. “Una acción que puede parecer sencilla, como darle una pulsación concreta a un botón para realizar una determinada acción, puede ser algo muy complicado para una persona con temblores. Los proveedores esto lo van ajustando gracias al feedback que le van dando nuestros equipos profesionales”.

La opinión de las personas usuarias es imprescindible, pero también lo es la que aporta el personal del centro. Los profesionales, antes de utilizar los dispositivos, tienen que formarse adecuadamente, para lo que ILUNION VidaSénior organiza jornadas con los proveedores y técnicos, así como reuniones para explicar su uso y dar consejos, y realizar una formación presencial especializada. De esta manera, las personas que trabajan con los residentes se convierten en un canal fundamental para que las soluciones funcionen y evolucionen. “Las tecnologías tienen un valor, pero nuestro mayor valor son los profesionales”, resalta Sacedo. “El éxito de cualquier solución se basa en su diseño, robustez, fiabilidad… pero también en ese equipo humano que puede detectar mejor cómo ajustarla a cada persona usuaria”.

RETOMAR LA MARCHA

Pauto tiene la forma de un bastón tradicional, pero su base más ancha lo hace más estable. No obstante, su verdadera ventaja de uso está en una tecnología que le permite desbloquear la congelación de la marcha, además de contar con un sensor de caídas y geolocalizar a la persona que lo porta.

La entidad que desarrolla Pauto es i4life, startup liderada por Marián García-Prieto. La empresa asturiana lleva más de siete años desarrollando tecnologías para el sector sociosanitario con inteligencia artificial (IA), analítica de datos o Internet de las cosas (IoT). “Esta ingeniera, teniendo a su padre con Parkinson, observó cómo este sufría los bloqueos de la marcha, por lo que decidió montar su empresa y desarrollar una tecnología que lo solucionase”, cuenta Sacedo.

La clave de Pauto para desbloquear la marcha reside en un láser que se proyecta hacia el suelo y que, junto con una pequeña vibración en el mango, es capaz de estimular el cerebro de la persona y permitirle retomar su camino. Además, el bastón puede registrar su actividad y genera informes para el seguimiento de los profesionales de fisioterapia y terapia ocupacional. “Hay un mecanismo a nivel neurológico que hace que, si a una persona está sufriendo el ‘paso congelante’, el mostrarle un obstáculo delante le permite reiniciar la marcha”, explica la jefa de Investigación de ILUNION VidaSénior. “Lo que Pauto tiene de valor en su diseño es un botón en la parte superior que proyecta ese haz de luz en el suelo generando la misma respuesta que generaría el visualizar una barrera delante”.

De nuevo, como ocurría con LUP, se trata de un dispositivo para un perfil minoritario. “El bastón es perfecto para esas personas con Parkinson que se encuentran en ese estadío en el que no pueden caminar solos, pero tampoco necesitan todavía la silla de ruedas”, señala Carlota Ruíz, fisioterapeuta en ILUNION Parla. De hecho, agrega, “la mayoría de las personas que hay en el centro con esta enfermedad o no tienen todavía el paso congelado o ya poseen un deterioro tan severo que ni es posible la deambulación”. Ruíz explica que el bloqueo de la marcha genera mucha inestabilidad, lo que acrecienta el riesgo de caída y, con ello, el temor al paseo. “Pauto ha venido para ayudar a ese momento intermedio en el que se tiene miedo a seguir caminando, ese momento en el que la persona se da cuenta de que no puede caminar sola”.

La fisioterapeuta ha trabajado durante meses con personas mayores como Juan Antonio, un residente de ILUNION Parla que ya no puede caminar si no es con ayuda de un andador. En cuanto al funcionamiento con Pauto, explica Ruíz, “la persona tiene que darle al botón en el momento en que tiene el bloqueo. A veces, por la propia dificultad de la enfermedad o por el estado cognitivo en el que se encuentra la persona, no siempre le dan cuando aparece la congelación de la marcha, de ahí que necesitemos un poco de entrenamiento”.

En general, cualquier persona que empieza a necesitar un producto de apoyo se da cuenta al instante de que un andador le quita algo de libertad al ocuparle ambas manos. Sin embargo, una de las ventajas de este bastón es que “solo te ocupa una mano”, apunta Ruíz. Además, prosigue la fisioterapeuta, “en espacios estrechos, Pauto también es más cómodo. Muchos residentes prefieren usarlo cuando están en la habitación, lo que me hace pensar que este bastón tiene mucho potencial para personas que viven en su domicilio, que no suele estar adaptado”.

ILUNION VidaSénior trabaja con este tipo de startup buscando a equipos profesionales que previamente hayan investigado y testado convenientemente su tecnología. Sacedo está convencida de que, pese al esfuerzo, vale la pena intentarlo: “Creo que hay soluciones muy buenas ahí fuera y descubrirlas cuesta, pero cuando lo haces tienen un valor tremendo y es un trabajo que en ILUNION VidaSénior queremos continuar”.