miércoles, 12 noviembre 2025
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DIRECTOR DE INFORESIDENCIAS

Josep de Martí: “No es fácil decir cuál es la mejor residencia, porque depende de cada persona”

ACRA le otorgará este mes un premio a su trayectoria profesional por su dedicación estos años al sector de la atención a mayores. Inspector de servicios sociales en su momento, docente y director de Inforesidencias, charlamos con él para conocer mejor su proyecto, pero también el sector residencial

PREGUNTA.- El reconocimiento de ACRA coincide con el 25 aniversario de Inforesidencias.com. Algo que ahora puede parecer tan simple, como un buscador residencial online, fue un portal innovador para la época. ¿Cómo surgió la idea, teniendo en cuenta que, por aquel entonces, Internet no era un espacio popular?

RESPUESTA.- La idea fue de Nuria Olius, mi mujer y mi socia. Nosotros estábamos deslumbrados con Internet, cálculo que por el 95 o el 96, cuando empezó con los modem antiguos. Para nosotros, fue como si se abriese un cielo delante nuestro. Teníamos el sueño de hacer algo en Internet, no sabíamos qué, pero algo. Y, entonces, Nuria pensó que podíamos ayudar en un momento difícil como es el buscar una residencia para un ser querido.

Hace 25 años, las personas, para buscar residencias, o lo hacían por el boca a boca, como ahora, eso no ha cambiado mucho, o tenían que ir a las páginas amarillas, que los más jóvenes ni sabrán lo qué es, pero eran esos libros tan gordos de un papel muy fino, donde encontrabas ordenados por actividades los contactos de empresas y proveedores, desde pintores hasta funerarias o residencias.

No obstante, eran anuncios y todas las residencias parecían iguales. Todas se anunciaban de la misma manera: que si trato profesional, grandes instalaciones, mucho cariño… En ese momento, coincidió que nuestras madres nos comentaban: “No sé quién necesita una residencia… Tú qué trabajas en la Administración, en servicios sociales, ¿por qué no me ayudas a buscar una por esta zona?” Y entonces, hablando con Nuria, pensamos que estaría bien que hubiera un sistema de búsqueda a través de Internet, donde las personas pudieran compartir datos y, además, se pudieran comparar esos datos actualizados. Ahí se abrieron dos ideas: una era el buscador de residencias y otro, que tardó unos años más en funcionar, era conseguir transparencia.

No es fácil decir cuál es la mejor residencia, porque la mejor residencia siempre depende de cada persona y de dónde vivía antes. Hay veces que se dice que el mejor centro tiene que tener mucho jardín, ser muy bonito o parecerse a un palacio o un gran hotel, pero habrá personas a las que le atraiga la idea de vivir en un hotel y otras a las que le repugne la idea. Lo mismo pasa con lo de tener un médico las 24 horas, que habrá a quien les guste y a quien no.

Por este motivo, pensamos que lo más importantes es que las residencias fueran transparentes, que compartieran datos, los importantes: ¿Cuánta gente trabaja?, ¿cuál es tu perfil?, ¿tienes plazas o no? o ¿qué vas a firmar cuando llegues? Como por aquel entonces era inspector de residencias, pensaba que lo que sería bueno es que las residencias compartiesen también sus actas de inspección, borrando datos personales.

Después de poner esto en marcha, pensamos que sería natural que un buscador de plazas tuviera también una bolsa de trabajo, porque el portal estaba para ayudar a las residencias. Cuando la economía va bien, las plazas se llenan, pero cuesta encontrar trabajadores. Cuando la economía va mal, te cuesta menos encontrar trabajadores, porque hay más paro, pero te cuesta más encontrar personas que puedan pagar las residencias. Así que pensamos que, tanto cuando la economía va bien como cuando no va tan bien, tendríamos estos dos servicios complementarios: el buscador de plazas con su comparador, con su indicador de transparencia, y una bolsa de trabajo. Esa fue la idea inicial y a partir de aquí fueron saliendo otras cosas que conforman lo que es hoy el ecosistema de Inforesidencias.

P.- En estos años, ha podido observar la evolución del sector residencial y le he leído decir que las residencias han mejorado mucho, pero que “no lo cuentan bien”. ¿Qué es lo que no han sabido transmitir?

R.- Lo que no han sabido transmitir las residencias es lo que hacen de verdad; porque la residencia es un sustituto del hogar, donde se ofrecen unos servicios profesionales que, en otras circunstancias, los tendría que dar la familia. Entonces, ¿qué pasa? Que en muchos casos choca lo que ofrecen las residencias con las expectativas que tienen, sobre todo, los familiares, no tanto los residentes.

Hay familiares que consideran que una residencia es casi como un centro sanitario, y no tiene por qué ser así. Por eso, desde un principio, pensamos que en Inforesidencias teníamos que poner el precio de los centros. Por supuesto, los dueños al principio no querían, nos decían: “Que vengan y me los pregunten”. Después, les decíamos que debían indicar los empleados que tenían y también eran reacios porque pensaban que a la gente les parecerían pocos, aunque tuvieran lo que marcaba la ley o incluso más. Nosotros les decíamos que eso les tendría que dar igual, porque se trataba de compartir lo que tenía cada uno. Digamos que lo bueno es que seas transparente y que permitas a las personas comparar.

Lo mismo sucede cuando hablamos de compartir las actas de inspección. Los dueños explicaban que en las inspecciones siempre se encontraban cosas malas y nosotros les decíamos: “Vale, pues comparte el acta y añádele un comentario”. Así, las gente también te va a comparar con quien no comparte sus actas.

Por otro lado, popularmente o socialmente existe cierta resistencia contra las residencias. ¿Por qué? Porque la residencia es el último lugar donde una persona va a ir. Muchas personas relacionan la residencia con la muerte, con los últimos momentos. Otras personas relacionan los cuidados residenciales con algo que, en el fondo de su corazón, creen que deberían estar haciendo ellas. Por ejemplo, el cuidar a su madre cuando no pueden. Esto les hace sentir mal, aunque no sea algo racional, lógico o no esté justificado.

Por eso, desde Inforesidencias apoyamos que haya transparencia, para que las personas vean que el servicio que se ofrece en España es muy bueno. Sobre todo, cuando lo comparas con lo que estás pagando. Muchas veces hablamos de Suecia o Noruega, pero allí las plazas valen el doble. Si en España, las Administraciones o las personas pudiesen pagar el doble, tendríamos más cosas.

P.- Se habla mucho de retrasar la institucionalización porque, en condiciones normales, las personas prefieren vivir en su hogar. Sin embargo, cuando arriba una gran dependencia, un deterioro cognitivo severo… la residencia sigue pareciendo la mejor opción. ¿Hay alguna alternativa a las residencias que sea viable económicamente para la mayoría de las personas?

Si hablamos de estadísticas, en casi todos los países de nuestro entorno llegan a una conclusión: que aproximadamente un 5% de personas de más de 65 años acaban necesitando una residencia, porque el servicio que necesitan no lo pueden tener en su vivienda.

El motivo que lleva a una persona a vivir en una residencia es variable. Puede ser que haya personas que vivan en un edificio donde no hay ascensor o que su casa no tiene un cuarto de baño adecuado, y esa circunstancia le lleve a vivir en una residencia. Es decir, si estuviésemos en un país donde las viviendas estuvieran mucho más adaptadas y todo fuese mucho más accesible, pues quizá bajaríamos ese porcentaje de personas que acaban en un centro. No obstante, si nos vamos a Suecia, Noruega o Finlandia, donde las viviendas están mucho mejor adaptadas, el porcentaje sigue siendo más o menos el del 5%.

Quizá la pregunta no esté bien planteada. Preguntarle a alguien si quiere ir a una residencia es una pregunta perversa, porque es como decirle a alguien si quiere ir a diálisis. En un principio, no, nadie quiere ir a diálisis, pero ¿y si perdiste un riñón?, ¿y si tuvieses cáncer?, ¿querrías ir a quimioterapia? Entonces, no es si quiero ir o no a una residencia, es si lo necesito o no.

P.- ¿Cómo podríamos hacer para que estos centros fueran más atractivos? Llevo 35 años visitando residencias y, hace poco, por ejemplo, estuve en la inauguración de una y, sinceramente, me veía perfectamente viviendo allí si tuviese la necesidad.

R.- Cuando era más joven, había muchas residencias en las que me costaba verme viviendo. Sin embargo, en el sector ha habido una tendencia hacia la mejora en estos últimos 35 años, solo hay que ver cómo eran antes las residencias y cómo son ahora. Se observa una mejora bestial, aunque con un freno: la financiación.

Atender bien a una persona en una residencia necesita tres cosas: un inmueble adecuado, un equipo de profesionales y una forma de trabajar. En esto último, en lo que es la filosofía de atención, creo que se ha avanzado mucho. La metodología de la atención centrada en la persona se va imponiendo, va avanzando y está facilitando el trabajar sin contenciones, por ejemplo.

Por otro lado, tenemos los edificios donde se presta el servicio, y la mayor parte de las residencias que hay en España tienen más de 20 años. Son las que tenemos y si quisiéramos tirarlas y construir nuevas sería carísimo, no podemos hacerlo. Entonces, se puede avanzar a través del método de trabajo y hacer más agradable la vida en un edificio, que a lo mejor no tiene todos los metros cuadrados que necesitaríamos si la construyésemos hoy, pero que se puede adaptar, como se adapta un piso antiguo.

Por otro lado, cuando hablamos del personal, en España, más o menos la ratio global es del 0,5%. O sea, por cada dos residentes hay una persona empleada a jornada completa. ¿Qué sucede en otras partes? Si vas a Suecia o Noruega hay más personal y, si hay más personal, el servicio tiene más calidad.

Sin embargo, eso no quiere decir que el servicio que tenemos aquí sea malo. Puede ser mejor, pero no es malo, y desde luego es muy bueno comparado con lo que pagamos. Si como país dijésemos: esto de las residencias es tan importante que queremos que la ratio de personas en residencias tiene que ser del 0,8%. Habría que entender que esto costaría dinero, y quizá no podríamos hacer tantas carreteras o cualquier otra cosa. Esta no es la situación actual, pero hoy tenemos lo mejor que se puede tener con el precio que estamos pagando.

P.- Con más dinero se podrían mejorar las condiciones de trabajo, habría más personal cualificado, mejores servicios… ¿el sector está infrafinanciado por un problema de voluntad política?

R.- Siempre es un problema de voluntad política, pero no es una voluntad caprichosa. A mí me gusta mucho hablar, pero yo nunca he gobernado y no sé cómo sería hacerlo. Solo imaginarme que soy un gobernante y que tengo, por un lado, a los míos, a los de las residencias, y por otro lado, a los agricultores, a los otros y a los otros… Es decir, no creo que los gobernantes sean unos incompetentes, porque gobernar es muy difícil. Todos tenemos un sesgo, porque para mí el sector residencial es muy importante y entiendo que, si yo representase, no sé, a los exportadores de tomates, pues diría que los tomates son lo importante.

Lo que sí que es cierto es que, si un día, como sociedad, nos convenciésemos de que esto de las residencias es muy importante, entonces invertiríamos más. Puede que entonces tendríamos una huelga de profesores, porque gastaríamos menos en educación, por poner un ejemplo.

En todo caso, es una cuestión que tenemos que ver entre todos, porque tendemos a la simplificación, a decir que si no se gasta más en residencias es porque el Gobierno es malo, y en eso no estoy de acuerdo.

P.- Además de haber trabajado en la Administración, y de ser director del portal, también dirige la gestora Eai Consultoria, con la que ha organizado viajes a otros países para conocer cómo funcionan otros centros. En este sentido, ¿qué países le han llamado la atención y qué métodos o servicios se traería para España?

R.- Creo que llevamos unos 52 o 53 viajes a distintas residencias y, en noviembre, nos vamos a Londres. Empezamos a hacer estos viajes en 2017, y este año, con el de Londres, será el quinto que hacemos, y no solo al extranjero, sino también por España.

Para mí, lo más importante de los viajes es que abre la mente de los viajeros. Tendemos a pensar que lo que tenemos en España es lo que hay que tener, como si fuese el “sistema normal” y no es cierto, hay muchos sistemas. También tendemos a pensar que hay cosas que son imposibles, y con los viajes llegas a la convicción de que no es que sean imposibles, sino que o son más difíciles de implementar o son más caros. Sabemos que no son imposibles porque lo hemos visto funcionar. Si vienes a un viaje de Inforesidencias verás modelos que son totalmente diferentes a los nuestros, pero que funcionan. También, hay que decir que muchas veces son mucho más caros que los que tenemos en España. No obstante, estos sistemas funcionan porque normalmente son los Gobiernos los que los financian, no tanto las personas con su bolsillo.

Muchos viajes los hacemos en Europa, pero también hemos estado en Estados Unidos y hemos hecho dos viajes a Japón. Por lo diferente, el de Japón fue quizá el viaje más interesante y, entre muchas comillas, el más exótico. Diferente, porque Japón tiene una cultura en cuanto a la relación intergeneracional muy diferente a la que estamos acostumbrados en Europa.

Dentro de nuestro continente, llama la atención Noruega, porque es un país muy rico. Digamos que tiene mucho petróleo, una población muy pequeña y una tasa de corrupción muy baja, y además gasta mucho dinero en atención a personas mayores. El país tiene unos servicios muy buenos, pero en Noruega descubres que hay un punto en que gastar más no te aporta más calidad.

Otra cosa muy importante de los viajes es que, durante cuatro días –cuando es fuera de Europa son más de diez días–, estás acompañado por una veintena de directores o propietarios de residencias, que vienen de diferentes sitios de España –últimamente también de Sudamérica–, y es tan importante lo que conoces como las relaciones que haces y las redes que estableces.

Casi siempre, después de un viaje, me entero de que los de Granada han ido a ver un centro a Santiago, o los de Asturias se han ido a ver una residencia en Madrid. El efecto positivo del viaje perdura.

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Horacio R. Maseda
Horacio R. Masedahttps://entremayores.es/
Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. Cubre la información empresarial de entremayores y la edición de Euskadi.

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