La menopausia, en pocas décadas, ha pasado de ser un tema tabú, a un asunto de Estado, algo que es tremendamente satisfactorio. A mediados de febrero, el Congreso aprobó una proposición no de ley (PNL) del PSOE –fruto de una transaccional con Sumar y Podemos y que contó con el apoyo de la mayoría de la Cámara, a excepción de Vox– para implantar medidas de estudio, investigación, atención e información, sobre los efectos de la menopausia en la salud de las mujeres. “Es la primera vez que abordamos los efectos de la menopausia desde una perspectiva médica y científica”, señaló la secretaria primera de Sanidad y diputada por Madrid, María Sainz, quien defendió en el Pleno esta iniciativa.

Es un gran paso en ese camino hacia la desmitificación y normalización de esta etapa vital. Un gran paso que poco después, a finales del mes pasado, fue impulsado por el Ministerio de Sanidad y su campaña institucional ‘Hablemos de menopausia’, que busca visibilizar, sensibilizar y mejorar el conocimiento sobre los problemas de salud que afectan a las mujeres durante este ciclo vital. Se dirige tanto a mujeres como a hombres de entre 40 y 65 años. En el caso de las mujeres, se busca ofrecer información y recursos valiosos que les ayuden a afrontarla. Para los hombres, la campaña tiene como propósito que comprendan mejor la experiencia de la menopausia en las mujeres, fomentando su empatía y proporcionando información que les permita entender y apoyar a sus compañeras.

Pero, ¿por qué es importante aumentar el conocimiento público y que se tome consciencia sobre todo lo relacionado con la menopausia? Pues, evidentemente, porque esto ayudará a romper los estigmas asociados con el envejecimiento y esta etapa de la vida, y permitirá que las mujeres puedan identificar y buscar ayuda, si es necesario, para los cambios físicos y emocionales que experimenten.

¿REALMENTE ES NECESARIO HABLAR TANDO DE MENOPAUSIA?

Rotundamente, sí. Un reciente estudio del centro Dexeus Mujer y mesoestetic®, a partir de una encuesta realizada a 827 mujeres de entre 40 y 70 años residentes en Barcelona, concluye que una de cada dos mujeres afirma que los síntomas asociados a la menopausia afectan a su día a día. Y aunque reconocen que, gracias a los avances en materia de los derechos de las mujeres, cada vez se sienten más cómodas y empoderadas para hablar de esta etapa de una forma más natural y normalizada, todavía existe mucha desinformación y falta de conocimiento en torno a muchas cuestiones relacionadas con este momento vital. También consideran que socialmente el término ‘menopausia’ sigue arrastrando connotaciones negativas y cierto estigma, por lo que muchas veces se evita en el discurso social. Principalmente, las encuestadas destacaron la falta de información en cuanto a soluciones y tratamientos para muchas de las molestias y problemas relacionados con esta etapa, como los trastornos vasomotores, la sequedad y la atrofia vulvovaginal –y, en consecuencia, el dolor durante las relaciones sexuales–, la pérdida de memoria o falta de concentración, los cambios de humor, los trastornos del sueño e incluso patologías asociadas, como la incontinencia urinaria, el dolor articular, la depresión o la osteoporosis.

Otro aspecto importante que destacan las entrevistadas de manera transversal es el sentimiento de soledad durante estas etapas, especialmente, cuando empiezan a notar los primeros síntomas. Este interesante trabajo de campo buscó evaluar el impacto de la menopausia en su calidad de vida, así como conocer de primera mano cuál es la sintomatología, conocimientos y principales preocupaciones de las mujeres a lo largo de todas sus etapas: antes de empezar a notar los primeros síntomas (premenopausia), el periodo previo (perimenopausia), la entrada en la menopausia en sí misma y la postmenopausia.

LA IMPORTANCIA DE UNA BUENA ALIMENTACIÓN

Según la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), la media de edad en España en la que se presenta la menopausia son los 51 años. Así que el asunto no es baladí si tenemos en cuenta que hay más de 500 millones de mujeres mayores de 50 años en todo el mundo, lo que supone un 15% de la población total.

Hace poco más de un año, un estudio en The Lancet –Un modelo de empoderamiento para la gestión de la menopausia– proponía un cambio de enfoque, destacando la menopausia como una fase natural e incluso saludable en la vida de las mujeres. En términos generales, podríamos decir que eso de “saludable” en este momento se refiere a que es cuando se experimenta una mejor salud mental con la edad, hay una liberación de la menstruación, se reducen los trastornos menstruales y finaliza la necesidad de anticoncepción. Sin embargo, cada mujer vive este proceso fisiológico de una manera única, porque está poderosamente influenciado por factores psicológicos, sociodemográficos y ambientales, muchos de los cuales, eso sí, son modificables.

El estudio de Dexeus –antes mencionado– señala, por otro lado, que las principales preocupaciones de las mujeres que todavía no han empezado la menopausia ni tienen síntomas –y que correspondería a la etapa de premenopausia– son el miedo a los sofocos, la ansiedad o depresión o el deterioro físico, y al aumento de peso. Y este es uno de los síntomas más prevalentes entre las mujeres al entrar en este ciclo.

Isabel Martorell: “Contar con el apoyo de profesionales puede hacer que esta transición sea más llevadera, asegurando que cada mujer tenga un plan adaptado a su ritmo de vida y sus objetivos”

Según señala Isabel Martorell, doctora en biomedicina y responsable del equipo de Nutrición y Salud en Nootric. “No se trata tanto de un aumento de peso inevitable, sino de un cambio en la composición corporal. La reducción de estrógenos puede favorecer la redistribución de la grasa corporal hacia la zona abdominal, y el metabolismo tiende a volverse más eficiente, requiriendo una menor cantidad de energía”. En opinión de Martorell, “el ejercicio, en especial el entrenamiento de fuerza, ha demostrado ser una herramienta eficaz para preservar la masa muscular y mejorar la regulación del peso en esta etapa. Combinado con un patrón de alimentación equilibrado, ayuda a transitar la menopausia sin que los cambios metabólicos supongan una barrera para el bienestar de las mujeres”.

Y más allá por el aumento de peso, “la alimentación puede ayudar a reducir algunos síntomas –añade la experta–. Un buen aporte de fibra, a través de frutas, verduras y cereales integrales, favorece la salud digestiva y puede contribuir a estabilizar los niveles de azúcar en sangre, lo que ayuda a manejar la fatiga y los cambios de humor. Limitar el alcohol, la cafeína y las comidas muy especiadas puede ayudar a reducir la intensidad de los sofocos y la sudoración nocturna. Pero lo realmente importante es adaptar el patrón de alimentación a las necesidades específicas de cada mujer, ya que lo que puede funcionarle a una persona, no tiene por qué servir necesariamente para otra”. Isabel Martorell recomienda acudir a nutricionistas especializados en salud hormonal y acompañamiento de la mujer, como con los que cuenta la aplicación Nootric.

Finalmente, la doctora en Biomedicina hace una advertencia sobre las terapias alternativas. “Aunque algunas mujeres recurren a plantas medicinales como el aceite de onagra, la cimicífuga o el trébol rojo, no hay evidencia científica sólida que respalde su eficacia, y algunas pueden tener efectos secundarios importantes. Por eso, es importante informarse bien antes de recurrir a estos productos”, concluye.