domingo, 22 diciembre 2024
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Carina Escobar / Presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP)

“Se necesita más investigación y un enfoque sostenido en los sesgos de género en salud”

Mujer, mayor, convivir con una enfermedad crónica y asumir un rol de cuidadora. ¿Quién en su entorno no conoce a alguien que encaja en este perfil? Es tan habitual que se ha normalizado casi como un estándar. Sin embargo, el conocimiento sobre el impacto de este cóctel sobre la salud de esa persona es limitado, muy limitado, de ahí que exista una respuesta inadecuada en el desarrollo de políticas públicas y programas específicos. La Plataforma de Organizaciones de Pacientes ha realizado una investigación de la enfermedad crónica y el cuidado familiar, pero con una novedad en nuestro país, abordando estas problemáticas desde un enfoque integral e interseccional, “contemplando el género, la edad y las responsabilidades de cuidado como factores entrelazados”. Sobre sus resultados hablamos con la presidenta de la POP

PREGUNTA.- Uno de los objetivos del estudio Impacto de la enfermedad crónica en mujeres mayores cuidadoras ha sido conocer ese impacto de la enfermedad crónica por el hecho de ser mujer y no hombre. ¿Qué conclusiones destacaría a la luz de las respuestas? Y por ir un poco más allá, ¿cree que las Administraciones públicas son conscientes de esta desigualdad o falta más investigación o interés en los sesgos de género de la salud?

RESPUESTA.- Este informe refleja los desafíos a los que se enfrentan las mujeres que tienen el doble papel de mujer cuidadora y con enfermedades crónicas complejas debido a factores como roles de género tradicionales, menor acceso a recursos económicos, y falta de reconocimiento de su labor. Muchas cuidadoras sufren sobrecarga emocional y física, afectando su calidad de vida.

Aunque existe un mayor reconocimiento de estas desigualdades en los últimos años, todavía es insuficiente. Las Administraciones públicas parecen conscientes, pero las políticas y programas actuales no siempre responden adecuadamente a estas necesidades, especialmente, en áreas rurales o comunidades desfavorecidas. Se necesita más investigación y un enfoque sostenido en los sesgos de género en salud.

P.- En la presentación de los resultados de su informe, se habló de la necesidad de un abordaje integral de la situación de las mujeres mayores cuidadoras con perspectiva bio-psico-social. ¿Qué significa esto exactamente?

R.- El abordaje integral posibilita abordar las necesidades no cubiertas de una manera mucho más efectiva. Esto implica tratar, no solo los aspectos físicos de las enfermedades, sino también los impactos psicológicos, sociales y culturales que afectan a las mujeres cuidadoras. Esto incluye apoyo emocional para manejar el estrés y la ansiedad, intervenciones para mejorar la interacción social y reducir el aislamiento, pero integrar la perspectiva bio-psico-social también implica diseñar estrategias personalizadas que consideren la salud mental, las relaciones familiares y las desigualdades de género estructurales.

Como nos explica Carina Escobar, “las necesidades de apoyo aumentan significativamente a medida que progresa la enfermedad de la persona cuidada, pero las respuestas institucionales suelen ser limitadas o inadecuadas”.

P.- Ustedes han desarrollado CROBI, la primera escala de bienestar psico-social en personas con enfermedad crónica. ¿En qué consiste y a quién se dirige?

R.- CROBI (acrónimo de Cronicidad y Bienestar) es una escala validada desarrollada para medir el bienestar emocional, psicológico y social de las personas con enfermedades crónicas, y se dirige tanto a los pacientes como a sus cuidadores principales. Esta escala evalúa factores como la percepción del apoyo social, la capacidad para afrontar la enfermedad, el nivel de estrés, y el impacto en la vida diaria. Su objetivo es proporcionar un marco para identificar áreas de mejora y diseñar intervenciones específicas para cada individuo.

P.- En el webinario también se hizo una interesante reflexión sobre cómo cambian los apoyos para la cuidadora –y aumenta esa necesidad– a medida que avanza la enfermedad de la persona cuidada. ¿Existe ya alguna respuesta a esta demanda?

R.- El estudio señala que las necesidades de apoyo aumentan significativamente a medida que progresa la enfermedad de la persona cuidada, pero las respuestas institucionales suelen ser limitadas o inadecuadas. Aunque existen programas de apoyo domiciliario y servicios de respiro, su cobertura es insuficiente y no siempre están diseñados con una perspectiva de género. Sería fundamental fomentar políticas que amplíen el acceso a estos recursos, y que incluyan formación específica para las cuidadoras sobre cómo manejar las distintas etapas de la enfermedad.

P.- ¿Qué acciones, actualmente en marcha, destacaría para las mujeres cuidadoras mayores y a las que pueden acercarse a través de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes?

R.- Desde la POP y sus asociaciones miembros ofrecemos algunos recursos como pueden ser guías y recursos prácticos con materiales gratuitos que orientan sobre cómo acceder a servicios de apoyo y beneficios sociales. También programas de formación y capacitación dirigidos a mujeres cuidadoras para aprender estrategias de autocuidado, gestión del estrés y habilidades de manejo de enfermedades. Por último, con estudios como este trabajamos la parte de incidencia política con el fin de visibilizar la situación de las cuidadoras mayores y exigir políticas públicas más inclusivas.

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Emma Vicente
Emma Vicentehttps://entremayores.es/
Licenciada en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. Cubre la información de salud e internacional de entremayores y la edición de Castilla y León.

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