Trini Puede
En política, las estrategias diseñadas con frialdad y sin reparar en daños colaterales son muy habituales, pero en esta ocasión, se han excedido.
Trinidad Jiménez tiene a sus espaldas muchos años de recorrido político y posee un don de gentes y un saber estar sólo comparable a su gran amigo y mentor, Felipe González. Es una opción fuerte y con posibilidades para arrebatar al Partido Popular el tan ansiado bastón de mando del Gobierno regional, pero necesitaba un toque de populismo, unos cuantos baños de masas que la acercaran a los electores. Durante muchos años estuvo más relacionada con la política exterior que con los asuntos internos de nuestro país, y era necesario un comodín que la posicionase en el primer plano de nuestra esfera política, que la llevase a las primeras páginas de los medios de comunicación y, sobre todo, que hiciera que su nombre sonara a diario entre la ciudadanía.
Y no cabe duda de que la elección del Ministerio fue muy acertada, tanto los asuntos sanitarios como los sociales están continuamente en los informativos, y más este último año y medio, que ha sido tan movido para el Departamento (Gripe A, Ley del Medicamento, Ley de Dependencia, coordinación sociosanitaria, ...). A la ministra se le acumulaban los contratiempos, pero con una maestría elogiable, supo capear el temporal sin que su imagen se viese dañada. No se le pueden atribuir grandes proyectos ni fórmulas magistrales a los problemas que surgieron, pero supo hacer que imperase la paz y cordialidad entre los colectivos afectados por las lagunas y errores de su Ministerio. En realidad, ésta parece ser la característica más valorada en un político, su capacidad diplomática.
La parte negativa es que el resultado de todo esto es que nuestro querido Departamento de Política Social volverá a echarse el hatillo al hombro y emigrará a otro Ministerio. Hacer cábalas sobre cuál será, sería demasiado arriesgado, pero si finalmente se materializan los rumores -que hablan de un “macro ministerio”, que integraría diversas carteras como Trabajo, Inmigración, Asuntos Sociales, Igualdad, …- nos podemos olvidar de la atención a los dependientes, la promoción de la autonomía personal, mejoras en la calidad de vida de los mayores, etcétera, etcétera. Sólo sería un despropósito más.
Ya hace tiempo que insistimos en que este Gobierno no se toma en serio la políticas sociales y con esta estrategia se ha confirmado. La atención a la dependencia ha pasado de ser su “caballo de batalla” a convertirse en “una piedra en el zapato”.