Los mayores y las ‘nuevas’ tecnologías
¿Cuánto tiempo lleva usted usando WhatsApp? ¿Cuánto años hace que se creó una cuenta en Facebook? ¿Envía emails, navega por Internet, descarga Apps...? ¿Desde cuándo? Estamos acostumbrados a meter todas estas herramientas en el saco de las “nuevas tecnologías” cuando, en realidad, de nuevas tienen poco o nada. Incluso el vídeo que les acabo de describir se emitió hace más de seis años.
La brecha digital es un concepto que hace referencia a la desigualdad que existe entre las personas que tienen acceso y conocimiento de las nuevas tecnologías y las que permanecen ajenas a ellas. No se trata solo de un inconveniente a largo plazo, sino de un problema actual que afecta sobremanera a los mayores y que, si seguimos obviando como hasta ahora, puede agravarse en el futuro.
La exclusión digital tiene muchas consecuencias negativas. Por ejemplo, disminuye las oportunidades para las relaciones sociales, empeora el acceso a la información, al conocimiento, produce un mayor sentimiento de soledad y mantiene la incapacidad para realizar acciones cotidianas o administrativas que otros desarrollan con facilidad. La alfabetización tecnológica debe ser una prioridad en el contexto social actual, sobre todo a sabiendas de que, en el horizonte, se divisa un gran envejecimiento poblacional.
Recientemente, hemos conocido los resultados del proyecto ‘Brecha digital y personas mayores: alfabetización digital y e-inclusión’, una investigación liderada por el profesor de la Universidad CEU San Pablo Leopoldo Abad Alcalá, que refleja en qué punto se encuentra el colectivo en España en este sentido. Uno de los porcentajes que más choca es el de que un 90% de los mayores que utiliza Internet solicita ayuda al menos una vez al mes. Además, para resolver sus dudas, el 85% acude a sus familiares o amigos. Dos datos que muestran, por un lado, la incertidumbre en la que están instalados los mayores y, por otro, su desamparo en relación al resto de la sociedad que les rodea.
La inclusión digital del colectivo senior es un desafío y, para afrontarlo, dicen los expertos, debemos agruparlo junto a los retos del envejecimiento activo y el empoderamiento del mayor. Es clave que desde las Administraciones se facilite el acceso a unas infraestructuras de calidad, que se incida en el nivel educativo y formativo con cursos y talleres locales, que se reduzcan los temores con más información y que se resalten los beneficios que se obtienen con las TIC.
Por nuestra parte, los medios debemos detener los estereotipos que hacen parecer a los senior personas torpes con la tecnología, y por el simple hecho de ser mayores. También debemos escapar de la palabra “nuevo”, ese adjetivo del que abusamos y que nos impide resolver problemas que no son del mañana, sino del presente.
En definitiva, tenemos que conseguir que ese sketch de la televisión alemana ya no nos haga gracia. No porque no tengamos sentido del humor, sino porque su asociación deje de tener sentido.