Las urnas y la brecha generacional
Nosotros, los ciudadanos, sí estamos cumpliendo, o haciendo los deberes –esa expresión tan recurrente entre la clase política– pero, ¿ellos? ¿Están comprometidos los partidos y los candidatos a la Presidencia con nosotros? ¿Serán capaces de organizar los acuerdos pertinentes para formar un Gobierno?
Lo cierto es que rondas de reuniones las ha habido, y muchas: PP con Ciudadanos, PSOE con Podemos... Las combinaciones han sido muchas y muy variadas pero, al final, el entendimiento ha brillado por su ausencia y hemos vuelto al punto inicial.
Informativos de televisión, periódicos y tertulias radiofónicas dedican gran parte de sus contenidos a hacer sus quinielas sobre estos ‘no acuerdos’ pero, por ahora, nadie ha acertado.
Según las intenciones de voto realizadas por el CIS antes del 26-J, existe una marcada tendencia de los más jóvenes hacia los denominados partidos emergentes, y de los mayores de 45-50 años hacia PP y PSOE –pensarán ellos que mejor lo malo conocido...–. Sin embargo, tal y como apuntaron los analistas, los socialistas quisieron llevarse el goloso voto de la juventud y terminaron descuidando a los senior, lo que les hizo perder un porcentaje importante de votantes que optaron por no acudir a las urnas, favoreciendo así a los populares.
Este esquemático panorama es una de las muchas evidencias de que en España sigue existiendo una profunda brecha generacional, también en lo que a política se refiere: los mayores no se arriesgan con “los nuevos” y los jóvenes solo ven viable un cambio de paradigma, y urgente.
Por tanto, ¿se ha superado realmente ese bipartidismo que impera en España desde hace tantas décadas? Podría decirse que no, solo que se ha adaptado a cada grupo de edad. De 65 en adelante se habla de una hegemonía del PP, la misma que reina entre los jóvenes hacia los emergentes (Unidos Podemos y Ciudadanos).
La convicción y el factor de mantenerse fiel a un mismo partido al que llevan votando toda la vida han sido unas de las claves del voto de los mayores de los 60, esos que han aupado en estos comicios al presidente en funciones. Los jóvenes, sin embargo, tardan más en decidirse y aún existe un porcentaje considerable que duda o que no está comprometido con la política.
Diferentes generaciones, diferentes perfiles y diferentes resultados... Confiemos en que haya acuerdos rápido y que, al menos en esto, no se cumpla eso de que “no hay dos sin tres”. Celebrar unas nuevas elecciones solo confirmaría las irreconciliables relaciones de la clase política y el orgullo de sus principales representantes.