EDITORIAL
La soledad invisible
Este año, por Nochebuena, Navidad y fin de año, las residencias y centros de día de la Asociación Edad Dorada Mensajeros de la Paz Galicia acogerán [...]
Este año, por Nochebuena, Navidad y fin de año, las residencias y centros de día de la Asociación Edad Dorada Mensajeros de la Paz Galicia acogerán a las personas mayores que se encuentren solas por esas fechas. La iniciativa, cuyo lema es ‘Esta Navidad, en la mesa uno +’, no surge por casualidad, ya que la soledad es un problema que afecta a millones de senior de toda España.
Digo millones porque ni siquiera sabemos la cifra exacta de mayores que viven solos, aunque la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología alertase, hace poco, que probablemente serían cerca de dos millones de personas.
El problema no solo tiene un largo alcance, como ven, sino que se reviste de gravedad. El aislamiento influye de forma significativa en el bienestar psicológico. La exposición duradera a la soledad puede derivar en tristeza, hostilidad, resentimiento, e incluso ansiedad. No solo eso, la falta de acompañamiento en nuestra vida diaria puede dañarnos a un nivel cognitivo que, a su vez, desemboque en una dependencia o discapacidad.
Sabemos por varios estudios, entre ellos el de Cigna –denominado ‘360o Well-Being Survey’–, que la soledad es precisamente uno de los grandes miedos de nuestros mayores, ya que uno de cada cinco la temen. Este dato se une a otra problemática asociada a los propios achaques de la vejez , ya que hasta un 86% de los españoles ni siquiera se siente preparado psicológicamente para envejecer.
Además, conocimos hace poco los resultados del estudio ‘Actitudes hacia el envejecimiento’, elaborado por Sanitas y Bupa, que concluyó que el 25% de los españoles no sabe quién se ocupará de su cuidado cuando sea mayor. Todo está relacionado: la soledad, el envejecimiento y también los cuidados, por supuesto.
Por eso, el Defensor del Pueblo en funciones, Francisco Fernández Marugán, pretende que los poderes públicos aborden esta cuestión de la soledad no deseada. Recientemente, Fernández Marugán subrayó que resolver este problema es “urgente” y habló de “prevención y concienciación” ya que, muchas veces, la sociedad permanece ajena a los dramas que afectan a los senior.
Desde luego, primero necesitamos saber cuál es la cifra real de afectados, porque solo cuando sepamos el alcance exacto sabremos cuál debe ser la respuesta. Y es preciso también dejar de invisibilizar esta situación. “Un Estado Social como el nuestro no puede ignorar a un colectivo tan sensible y tiene que dar una respuesta adecuada a los retos que plantea una sociedad cada vez más envejecida”, acertó a decir el Defensor del Pueblo.
La clave quizá esté en ese “cada vez” porque, como sucede con todas las dificultades que afectan a los mayores, nuestra población también será cada vez más vieja, con zonas rurales cada vez más despobladas, y habitantes cada vez más solitarios.
Los problemas siempre van a más si los obviamos y, si no remamos todos juntos en este sentido, ya saben lo que pasará, que estaremos cada vez más solos.