Varios expertos desgranan las claves del bienestar emocional en la nueva longevidad

“Hay un envejecimiento orgánico y un envejecimiento cultural. Cada sociedad en cada momento inventa un “modelo de vejez” al que se supone que deberá amoldarse todo el mundo, y eso es falso; cada persona debe preparar su propia senectud”, ha destacado el filósofo José Antonio Marina en el V Seminario Académico ‘Bienestar emocional y calidad de vida en la nueva longevidad’, organizado por el Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación Mapfre y la Universidad Carlos III de Madrid. Durante el encuentro, ha subrayado “la necesidad de mantener abiertos todos los canales de comunicación posibles, ya que es una gran herramienta para combatir la soledad que puede surgir en esta etapa de la vida”.
Para el filósofo, la felicidad, en todas las etapas de la vida, radica en armonizar tres grandes necesidades: vivir confortablemente, mantener relaciones afectivas satisfactorias y ampliar al máximo las posibilidades de acción. “Esas tres necesidades se mantienen a lo largo de los años, y el talento en cada edad consiste en satisfacerlas de la mejor manera posible, con los recursos que cada una de ellas tiene”, ha indicado durante su intervención en el seminario. Así, José Antonio Marina ha avanzado que actualmente su trabajo está enfocado en desarrollar “una pedagogía de la senectud, que ayude a todas las personas a reconocer cuáles son sus posibilidades reales, y cómo pueden aumentar sus recursos físicos, sociales y mentales e invertirlos en un futuro mejor”.
La jornada, en la que ha participado también Rosa Martínez Rodríguez, secretaria de Estado de Derechos Sociales, y Ximo Puig, embajador de España en la OCDE, ha contado, además, con la asistencia de Juan Fernández Palacios, director del Centro de Investigación Ageingnomics de Fundación Mapfre, creado en 2020 para analizar las oportunidades del talento senior, la longevidad, la revolución de la economía plateada y el mundo de oportunidades que se abren en torno a este colectivo, compuesto por más de 15 millones de personas, que representan el26% del PIBy el60% del consumo nacional. Han participado, además, diferentes investigadores y profesores universitarios, quienes han analizado la situación de la longevidad en la era tecnológica y cómo estos avances pueden ayudar a mejorar el bienestar de los sénior y mitigar su soledad.
“La Inteligencia Artificial (IA) y el Internet de las Cosas son útiles para mejorar sustancialmente el cuidado y acompañamiento de personas mayores que viven solas en zonas rurales”, ha subrayado Marian García-Prieto, CEO y fundadora de ia4life i+d, empresa de ingeniería dedicada a mejorar la calidad de vida de las personas. Según su experiencia, “el uso de la tecnología proporciona acompañamiento, seguridad e independencia y a la vez tranquilidad, facilitando la conciliación con de las familias”
En esta misma línea ha estado Sara Doménech Pou, investigadora en la Fundació Salut de l’Envelliment de la Universidad Autónoma de Barcelona, quien ha resaltado que “los robots sociales representan una tecnología innovadora en las residencias de personas mayores”. Esta experta ha señalado que una reciente investigación llevada a cabo por su fundación en residencias de mayores ha revelado que la interacción de los mayores con estos robots fomenta la comunicación y la participación en actividades con otras personas, siendo una herramienta efectiva para abordar la soledad no deseada.
LA IMPORTANCIA DEL EJERCICIO FÍSICO
El acto ha contado con una ponencia acerca de los nuevos protocolos de ejercicio físico y nutrición funcional para transformar el bienestar integral en la nueva longevidad, impartida por Juan Colado, de la Universidad de Valencia. En esta charla se han presentado las evidencias científicas del macroproyecto ‘Neuroage’, en el que se demuestra cómo el entrenamiento de la fuerza con altas resistencias -especialmente bandas elásticas-, combinado con suplementación funcional, “mejora de forma sinérgica el bienestar integral de las personas mayores”.
“Entrenar la fuerza en la madurez no solo es posible, sino también, transformador. Hemos comprobado que combinar actividad física intensa y accesible con suplementación nutricional puede mejorar el estado de ánimo, la cognición y la funcionalidad en personas mayores, ayudándolas a vivir más y mejor”, ha destacado.
Por su parte, Ana María Fernández Araque, profesora de la Universidad de Valladolid, ha versado su ponencia en el impacto de la genética en el envejecimiento. En concreto se ha identificado que el poliformismo genético tiene un papel relevante en la fuerza muscular y en la calidad de vida de los mayores.
“Este hallazgo no solo destaca la importancia de la genética en el envejecimiento saludable, sino que también pone en valor el papel de la multidisciplinariedad en la investigación traslacional. En un contexto de aumento de la longevidad, integrar la genética en los cuidados y políticas de salud pública podría marcar la diferencia entre envejecer simplemente o envejecer con calidad”, destacó la investigadora y docente.
Por último, también se trató el tema de la dependencia durante la jornada. En este caso, Eduard Minobes, de la Universitat de Vic y Universitat Central de Catalunya, explicó el proyecto ‘Vivir Mejor en Casa’, una iniciativa orientada a mejorar la calidad de vida de las personas mayores en situación de dependencia, promoviendo su permanencia en el hogar y en su comunidad. “Los resultados sugieren que la intervención mejoró la calidad de vida de los participantes, a pesar del deterioro de su salud y bienestar psicosocial. Los hallazgos destacan la importancia de personalizar las intervenciones en los hogares y proporcionar formación a los cuidadores”, ha resaltado.