Pregunta.- ¿Qué cambios ha podido constatar en el nuevo Anuari de l’envelliment con respecto a los datos obtenidos en la pasada edición de este informe?
Respuesta.- Una de las constataciones más importantes que hemos visto a lo largo de los diferentes anuarios realizados y que no ha variado es, desde una perspectiva comparativa con la mayoría de las comunidades autónomas españolas, el menor porcentaje de personas mayores.
Según el Padrón continuo de habitantes, mientras que en España, a día 1 de enero de 2015, había 8,5 millones de personas de 65 años y más, lo que supone el 18,4% de la población total (46,6 millones), en las Illes Balears había 166.592 personas de ese rango de edad. Este contingente significa un 15,08% del total de la población.
La población de las Illes Balears presenta una tasa de envejecimiento tres puntos porcentuales por debajo de la media estatal y es la tercera comunidad autónoma con el índice de envejecimiento más bajo, después de las comunidades autónomas de Canarias y Murcia.
Hay que tener en cuenta, además, que las Illes Balears han recibido y reciben importantes contingentes migratorios que rejuvenecen la estructura social y aportan potencial de fecundidad. Junto con Ceuta, Melilla, Murcia y Andalucía es la única región con una proporción de jóvenes mayor que el resto de regiones de España.
Al respecto, en el archipiélago, por cada 100 jóvenes, hay 94,4 personas mayores (Instituto Nacional de Estadística, 2016), cuando en otras comunidades autónomas, como por ejemplo el Principado de Asturias, por cada 100 jóvenes, hay 207,2 personas mayores.
P.- ¿Hacia dónde está evolucionando la población senior de Illes Balears?
R.- Realmente y como comentábamos en el anterior apartado, el hecho de tener un contingente migratorio continuado de población joven marca una diferencia respecto a las acciones que pueden llevarse a cabo en un contexto en el cual el proceso de envejecimiento es, cada vez, un tema tanto o más de interés que del envejecimiento en sí.
Es por ello, que las líneas de trabajo y los recursos están orientados, cada vez más, a que las personas mayores tengan una vida activa y productiva el máximo tiempo posible y, para ello, se fomenta el envejecimiento saludable.
También, cada vez más, se empieza a trabajar sobre la participación social a partir de la cual generar proyectos relacionados con lo que piden los mayores, dar la voz a los mayores para conocer sus necesidades. Ello también enlaza con la cuestión de vivir en casa el máximo tiempo posible, potenciando los recursos de proximidad que permitan hacerlo, incluyendo las viviendas adaptadas o compartidas y los recursos sociosanitarios.