Según un nuevo informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ‘Pensions at a Glance 2017’, habría que realizar nuevas reformas en los países de la organización para mitigar los efectos del envejecimiento de la población y la creciente desigualdad entre las personas mayores y el carácter cambiante del empleo.

Se explica además que el gasto público para pensiones en la OCDE en su conjunto aumentó cerca de 1,5% del PIB desde 2000. Sin embargo, el ritmo proyectado del crecimiento del gasto bajó considerablemente.

Al mismo tiempo, las reformas recientes disminuirán los ingresos de muchos futuros pensionistas, señala. La mayor esperanza de vida significa que la edad efectiva de jubilación deberá incrementarse de modo que las personas trabajen más tiempo para conseguir una pensión digna.

Ante esta realidad, según manifestó Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, “los retos de la sostenibilidad financiera y la suficiencia de las pensiones significa que los países deberán aún emprender medidas enérgicas”. Gurría añade que debido a que “el mundo laboral cambia con rapidez, es fundamental que los formuladores de políticas se aseguren de que las decisiones que tomen hoy tengan esto en cuenta para que nadie se quede rezagado al jubilarse”.

En el estudio ‘Pensions at Glance 2017’ contiene indicadores comparativos de los sistemas nacionales de pensiones de los 35 países de la OCDE, así como de Arabia Saudita, Argentina, Brasil, China, la Federación de Rusia, India, Indonesia y Sudáfrica.

CASO DE ESPAÑA
En el informe de la OCDE, se ofrece una proyección más pormenorizada de España, donde apunta que el envejecimiento de la población se acelerará a un ritmo muy rápido, alcanzando, en 2050, la segunda tasa más alta en cuanto a dependencia, después de Japón.

De acuerdo a las proyecciones de la ONU, habrá 76 personas mayores de 65 años por cada 100 individuos con una edad entre 20 y 64 en 2050 (frente a los 30 actuales), solo superados por Japón, que tiene una relación (ligeramente) más alta. Las proyecciones de Eurostat son más bajas con una proporción futura de 69 en lugar de 76.

El envejecimiento en curso, a la luz de las conclusiones del informe, presionará sobre la sostenibilidad financiera lo que requerirá de una adecuación de los sistemas de pensiones. En 2019, el factor de sostenibilidad, que vincula la pensión inicial a los beneficios que generan la esperanza de vida a los 67 años, se aplicarán al alza, teniendo en cuenta el Índice de Revalorización, que opera,desde 2014, para ayudar a equilibrar las finanzas de las pensiones a corto plazo. Además, las tasas futuras de reemplazo neto para los trabajadores de carrera completa de salario medio serán del 82%, mucho más alto que el promedio de la OCDE, del 63%, incluso tras la reforma de 2013.

La edad legal de jubilación, actualmente establecida en 65,3 años, aumentará gradualmente a 67 en 2027. Sin embargo, a partir de 2027 las personas que hayan contribuido durante al menos 38,5 años (frente a los 36,5 actuales) todavía podrán jubilarse a los 65 años con una pensión completa, que es, por lo tanto, la edad normal de jubilación en la OCDE. A pesar de las perspectivas de envejecimiento rápido, la edad de jubilación está por debajo del promedio de la OCDE de 65,8 años para los hombres y 65,5 para las mujeres, y sustancialmente inferior a lo proyectado en Dinamarca (74), Italia (71) y los Países Bajos (71).

El estudio también señala que la jubilación flexible está limitada en España por los grandes desincentivos para combinar el trabajo y las pensiones y para prolongar la vida laboral después de la edad de jubilación.