Pregunta.- Usted es profesora de Publicidad en Blanquerna – Universitat Ramon Llull, y en consecuencia, ha escrito libros sobre su especialidad. ¿Qué la lleva a cambiar de dirección editorial hasta escribir la novela juvenil ‘Mi amigo alemán’?
Respuesta.- Siempre me ha gustado escribir. Y se debió a que liberé tiempo. Porque, como muchas personas que decimos que nos gusta escribir, llegó un momento en que dije: “Si te gusta escribir, escribe, que es lo que te gusta”.
En 2015 tenía un cargo de gestión además del cargo de profesora en la universidad, y decidí renunciar a ese primer trabajo –la mitad de mi sueldo– para dedicarme a escribir.
P.- ¿No lo vio arriesgado en el momento?
R.- No es inteligente desde el punto de vista económico. Lo que es seguro es que esa es una inversión no la he recuperado nunca. No creo que pueda llegar a cobrar lo que cobraba cuando tenía el cargo de gestión, pero soy el triple de feliz. Y eso merece la pena. Creo que en la vida hay que tener una serie de necesidades que hay que cubrir, y a partir de ahí, pues si no puedo ir a la peluquería una vez a la semana, pues voy una vez al año. Hay cosas que son prescindibles.
P.- ¿Cuáles son los temas centrales de la novela?
R.- Es una novela cotidiana. A mí me gusta mucho escribir sobre cotidianidad pero poniéndole magia, fantasía. Es un homenaje a la mujer trabajadora, a las abuelas, que trabajan muchísimo, y a la familia. Y luego también hay otro tema importante de fondo, que es el bullying.
P.- ‘Mi amigo alemán’ tiene como protagonista a Campbell, un niño que está a punto de cumplir diez años y que sufre acoso escolar. Sin embargo, cuenta con el apoyo de su abuela, que se convierte en su gran aliada. ¿Cuál es su visión acerca del papel actual de los abuelos en el cuidado de sus nietos?
R.- La yaya de la novela es un amor. Es una yaya que a mí me hubiera encantado tener y es como yo imagino a un abuelo ideal para un nieto.
Lo que pasa es que yo creo que los abuelos son personas antes que abuelos, y está muy bien tener una yaya como la de Campbell, pero el abuelo tiene que tener tiempo para sí y es algo que en la novela quería transmitir. Tienen que tener tiempo para sus amistades, sus hobbies, para estar activos, y no solamente para cuidar de los demás.
P.- ¿Cómo describiría a la abuela de Campbell?
R.- Es el único personaje de toda la novela que no tiene nombre. Es la yaya. Lo que sí que se ve en la historia es que ella tiene una vida muy rica y muy interesante. Es una mujer muy fuerte.
Físicamente, es una mujer gorda, “blanda como un cojín”, dice Campbell, que le lleva “donus” al colegio porque no sabe decir Donuts. Es muy divertida y cariñosa, y ella es la que, en el tema de bullying, hace de mediadora para que se solucione el problema.
P.- ¿Se cuida a sí misma emocionalmente?
R.- Debería. En la novela, lo que hay es crítica. Se ve que la abuela, en su pasado, ha sido una mujer hecha a sí misma, que ha sido valiente, que ha tomado decisiones importantes. Por ejemplo, su marido la deja por otra, pero cuando él enferma, es ella quien se encarga de sus cuidados. Asume el rol de cuidadora, y lo digo como crítica, no como algo que tenga que ser.
P.- De acuerdo con un estudio reciente, el sueldo que debería tener un abuelo solo por la crianza de sus nietos asciende a los 2.204 euros –al sumar las ocupaciones de chef, animador, empleado doméstico, conductor…–, ya que asume las funciones propias de los padres pero que estos no pueden realizar debido a su situación laboral. ¿Qué sueldo deberían pagar los padres de Campbell a la abuela?
R.- Realmente, a mí me parece horroroso mercantilizar el amor. Un abuelo cuida a sus nietos porque quiere a sus hijos y porque quiere a sus nietos. Ese tiene que ser el motivo principal. El problema viene cuando realmente hay una necesidad tan grande que no hay opciones de cuidarlos bien, no hay opciones de que un abuelo disfrute de sus nietos. Un abuelo debe llevar al nieto al colegio si le apetece, y va a recogerlo también si le apetece. Pero si no quiere o no puede, hay un plan B. Cuando no hay ese plan B, eso es un problema.
La abuela de Campbell lo hace porque no hay ese segundo plan, y eso es una crítica. La madre trabaja muchísimo y no puede salir a una hora que concilie la vida laboral con la vida personal; el padre es comercial y está trabajando siempre… entonces, a esa familia no le queda otra.
Eso no quiere decir que lo haga sin amor. La abuela lo hace porque adora a su nieto y quiere a su hija, y por eso la ayuda. Y eso ocurre en un montón de familias.
P.- Una de las frases que usted destaca de la abuela de Campbell es la siguiente: “¿En qué momento he pasado de ser yo la madre de mi hija a que se convierta ella en mi madre?”. ¿Qué opinión tiene de los paternalismos hacia las personas mayores? ¿Cómo cree que deberían eliminarse?
R.- Lo veo horroroso. Tengo amigas cuyos padres cuidan de sus hijos y a veces hacen comentarios como “le digo que no le dé chocolate y le da chocolate”, por ejemplo. Y lo veo como una falta de respeto enorme, porque al final, le estás diciendo a otra persona cómo tiene que hacer su labor de abuela. Y la abuela tiene una labor distinta a la madre. Lo veo muy mal. Creo que los hijos tienen que tener respeto hacia los padres.
Para eliminarlos, creo que los abuelos deberían plantarse. Y que no les tengan miedo a sus hijos. Creo que los abuelos tienen miedo de sus hijos porque igual les dejan de hablar o no les dejan ver a los nietos. Y esto es perverso.
P.- Para ser una novela juvenil, es bastante dramática.
R.- Es una novela que tiene mucho sentido del humor y de la ironía.
Sin embargo, debajo de ella, hay aspectos muy graves. Hay una madre que no puede dejar de trabajar, necesitan a la abuela, están estresados y a Campbell le hacen bullying y nadie se entera. Pero está narrado con un tono de primera persona de niño de nueve años con una visión muy inocente, lo que hace que sea divertido y tierno a la vez.
P.- ¿Qué le quiere decir al lector con este libro?
R.- A los jóvenes les quiero decir que valoren el trabajo que hacen sus padres y que también tengan en cuenta que sus padres, sus abuelos y su núcleo familiar son entes individuales, no son solamente padres ni son solamente abuelos, son personas que tienen también sus trabajos, sus vidas, sus hobbies… Por ejemplo, la madre es una persona antipática en la novela. Pues me gustaría que los niños, cuando lean y vean todo lo que hace la madre, entiendan que es antipática porque está estresada y amargada.
P.- En su blog (‘www.aveceshablosola.com’) defiende que todo escritor incluye ciertos aspectos autobiográficos en sus novelas. ¿Qué hay de usted en ‘Mi amigo alemán’?
R.- Está la abuela que me hubiera gustado tener. Y también, a mi hijo le hicieron bullying en el colegio, un bullying muy distinto al que le hacen Campbell, pero es esa vivencia. Por ejemplo, yo a mi hijo notaba que se le iba el apetito. No tenía hambre, y hay un momento en la novela en que Campbell no come de los nervios que tiene.