En pleno distrito de Shinjuku, el centro comercial y administrativo más importante de Tokio, la artista japonesa Yayoi Kusama tiene su estudio y ahora también el primer museo dedicado única y exclusivamente a su obra.
A sus 88 años, hablar de Kusama sigue siendo hablar de vanguardia, de psicodélica, de abstracción y de feminismo. Los colores intensos y la repetición de patrones siguen siendo la seña de identidad de esta artista que, incansable, sigue produciendo más y más obras. Sus pinturas, esculturas, collages e instalaciones se encuentran salpicadas por multitud de museos de todo el mundo, pero ahora, tras aproximadamente 60 años de trayectoria en el mundo del arte, por fin puede recopilar sus principales obras en un único lugar.
Para entender su universo, es preciso saber que, en gran medida, este está inspirado por las alucinaciones que ella sufre desde corta edad. De hecho, desde hace décadas, vive en un hospital psiquiátrico por voluntad propia. “Yo considero mi visión de la vida desgraciada y reflejo esos pensamientos en mi arte. Para sobreponerme a la enfermedad, he reflexionado sobre mi situación psicológica. Por medio del arte, he superado mi infelicidad”, afirma la artista.
El por qué de su fijación con los puntos también lo explica ella misma: “Los puntos son sólidos e infinitos. Son una forma de vida. Sol, luna, estrellas son cientos de millones de puntos. Cada ser humano es también un punto. Los puntos no pueden existir por sí mismos, solo pueden existir cuando se reúnen unos con otros. Admiro completamente su infinitud y estoy profundamente conmovida por la grandiosa presencia del universo, que está lleno de un poder misterioso”.
Entrar en el Museo Yayoi Kusama es entrar en este universo de obsesión por lo infinito y lo sublime. Un espacio que hará de Kusama una artista eterna, como eterna es su obra. Pues ella ha abierto un capítulo a parte en el mundo del arte. Y es que clasificarla, limitar su obra a una etiqueta, sería cortar las alas de su propia infinitud.