Universalizar la protección social a lo largo del ciclo de la vida para frenar la desigualdad
Es la recomendación que acaba de hacer la Cepal ante los datos recogidos en el informe Panorama Social de América Latina 2016

Entre 2008 y 2015 la desigualdad en la distribución del ingreso de las personas disminuyó en América Latina gracias a la prioridad que se dio a los objetivos de desarrollo social, pero su ritmo de descenso se enlenteció entre 2012 y 2015 y los niveles actuales siguen siendo muy elevados para alcanzar el desarrollo sostenible, alertó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), a finales de mayo, en la presentación del informe anual Panorama Social de América Latina 2016. La distribución del ingreso es solo una de las dimensiones de la desigualdad analizadas en este trabajo, cuyas conclusiones más destacadas detalló la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, en este acto celebrado en Santiago de Chile. El estudio también ahonda en las desigualdades en el uso del tiempo entre hombres y mujeres, en las asociadas a la condición étnico-racial y las que se evidencian en las distintas etapas de la vida. “La desigualdad es una característica histórica y estructural de las sociedades de América Latina y el Caribe, que se manifiesta a través de múltiples circuitos viciosos. Avanzar hacia su reducción es uno de los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, suscrita por todos los países de la región en 2015. Esta agenda aboga por que nadie se quede atrás”, expresó Bárcena. En líneas generales, se observan una serie de avances gracias a políticas activas, explica la Cepal. El informe también destaca que las mujeres siguen sobrerrepresentadas en las estadísticas de menores ingresos y que su tiempo total de trabajo (la suma de las horas dedicadas al trabajo doméstico y de cuidados no remunerados con aquellas dedicadas al trabajo remunerado) es superior al de los hombres, lo cual limita su autonomía económica. Mientras las mujeres destinan hasta un tercio de su tiempo al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, los hombres solo un 10%. En el capítulo dedicado al gasto social se señala que este alcanzó, en 2015, su máximo histórico. Pese a lo anterior, los presupuestos de gasto social 2016-2017 registran contracciones en la mayoría de los países, y la Cepal llama a resguardar la financiación de las políticas sociales para dar sostenibilidad a los avances alcanzados y hacer frente a los retos vigentes.
Entre las recomendaciones finales, desde la Comisión se recalca que “para desactivar los circuitos viciosos de la desigualdad es necesario utilizar un enfoque sistémico”. Las políticas públicas deben garantizar la titularidad de derechos, se debe reconocer y potenciar el trabajo productivo y de calidad como la llave de la igualdad y como instrumento por excelencia en la construcción del bienestar, y se debe universalizar la protección social a lo largo del ciclo de la vida (la infancia y adolescencia, la juventud, la edad adulta y la vejez), con una mirada sensible a las diferencias, recomienda la Cepal.
Entre las recomendaciones finales, desde la Comisión se recalca que “para desactivar los circuitos viciosos de la desigualdad es necesario utilizar un enfoque sistémico”. Las políticas públicas deben garantizar la titularidad de derechos, se debe reconocer y potenciar el trabajo productivo y de calidad como la llave de la igualdad y como instrumento por excelencia en la construcción del bienestar, y se debe universalizar la protección social a lo largo del ciclo de la vida (la infancia y adolescencia, la juventud, la edad adulta y la vejez), con una mirada sensible a las diferencias, recomienda la Cepal.