A mediados de marzo llegó la sentencia del Tribunal Superior de Tokio según la cual debe concederse un nuevo juicio a Hakamada Iwao, de 87 años, cuya permanencia durante 45 años en el corredor de la muerte se cree que es la más prolongada del mundo.
Ante este hecho, Hideaki Nakagawa, director de Amnistía Internacional Japón, afirmó: “Esta sentencia ofrece la oportunidad, que debería haberse brindado hace tiempo, de hacer cierta justicia a Hakamada Iwao, que lleva medio siglo condenado a muerte a pesar de la manifiesta injusticia del juicio en el que fue declarado culpable. Según Amnistía Internacional, “la sentencia condenatoria contra Hakamada se basó en una ‘confesión’ forzada, y existen serias dudas sobre las demás pruebas que se utilizaron en su contra”.
Ahora que el Tribunal Superior de Tokio ha reconocido el derecho de Hakamada al juicio justo que se le ha negado desde hace de 50 años, es inexcusable que la fiscalía permita su celebración, señaló Nakagawa. “Debe permitir que se celebre este nuevo juicio mientras Hakamada aún pueda participar en las actuaciones”, destacó.
Hakamada Iwao fue condenado a muerte en 1968 y se cree que es el preso condenado a muerte más antiguo del mundo. Ha pasado más de 45 años recluido en el corredor de la muerte, principalmente en régimen de aislamiento. Fue declarado culpable de asesinar a su empleador y a la familia de este en un juicio injusto. Hakamada “confesó” después de 20 días de interrogatorios por la policía. Durante el juicio, se retractó de su “confesión” y declaró ante el tribunal que la policía lo había golpeado y amenazado.
En marzo de 2014 fue excarcelado temporalmente cuando el tribunal de distrito de Shizuoka (que lo había condenado a muerte en 1968) le concedió la celebración de un nuevo juicio, tras encontrar que la nueva prueba de ADN arrojaba serias dudas sobre la fiabilidad. Sin embargo, ha continuado condenado a muerte. La decisión de celebrar un nuevo juicio también se basó en más de 600 pruebas que el fiscal reveló por orden del tribunal después de que Hakamada presentase en 2008 su segunda solicitud de un nuevo juicio. Algunas de estas pruebas menoscababan la veracidad de pruebas anteriores.
En Japón la ejecución es mediante ahorcamiento y normalmente se lleva a cabo en secreto. A los condenados se les notifica la misma mañana de la ejecución, y a sus familias se les suele informar únicamente cuando la ejecución ya ha tenido lugar.