La OMS cifra en 55 millones el número de personas con Alzheimer en todo el mundo
La agencia de la ONU publicó un informe sobre esta enfermedad al mismo tiempo que Alzheimer’s Disease International. En el último, Barbarino confiesa que cree que existe una “conspiración del silencio” política en torno a las demencias

Con motivo de la celebración del Día Mundial del Alzheimer, el pasado 21 de septiembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe en el que cifra en más de 55 millones el número de personas con demencia en el mundo. Además, espera que se llegue a los 78 millones en 2030 y 139 millones en 2050.
Dicho de otra manera, la demencia es una enfermedad que ya afecta al 8,1% de las mujeres y al 5,4% de los hombres mayores de 65 años. Aún así, solo el 25% de los países del mundo cuenta con políticas, estrategias o planes nacionales para atender tanto a los pacientes como a sus familias. De esos países, la mitad están en Europa; y peor aún: la mayoría de esos planes están por expirar o ya lo han hecho.
El director general de la OMS, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, mostró su preocupación por la incidencia de esta enfermedad y admitió que “el mundo le está fallando a las personas con demencia”. Además, recordó que hace cuatro años, los gobiernos pactaron una serie de metas para mejorar la atención al Alzheimer, “pero las metas, por sí solas, no son suficientes. Necesitamos acción concertada para garantizar que todas las personas con demencia puedan vivir con el apoyo y dignidad que merecen”, subrayó el doctor Tedros.
Por otro lado, y según el informe, este padecimiento conlleva una discapacidad cuyo coste mundial ascendió a 1.300 millones de dólares en 2019 (1.113 millones de euros), y se espera que alcance hasta 2.800 millones de dólares (casi 2.400 millones de euros) en 2030, según las previsiones de la OMS.
La agencia de la ONU aprovechó para subrayar la necesidad de reforzar los servicios de atención a personas con demencia, así como de aquellos quienes los cuidan. Estos servicios vendrían a ser la Atención Primaria y la especializada, los servicios comunitarios y de rehabilitación y los cuidados y larga duración y paliativos. En el informe se indica que el nivel de prestación de estos servicios, como es de esperar, es mayor en los países de renta alta, como también lo es el acceso a la medicación para la demencia, los productos de higiene, las tecnologías de asistencia y las adaptaciones domésticas.
En cuanto a los cuidados, las personas con demencia suelen ser atendidas de manera informal por sus familias. Estos cuidados representan la mitad del coste mundial que supone la demencia. La asistencia social araña el 40% del coste en el mejor de los casos en los países más ricos. En este sentido, según datos del año 2019, los cuidadores pasaron una media de cinco horas diarias atendiendo a la persona con demencia que tenían a cargo. El 70% de esos cuidadores eran, en realidad, cuidadoras. En este contexto, la OMS recalcó la urgencia de respaldar social y económicamente a las personas que cuidan, ya que se enfrentan a un enorme estrés financiero, social y psicológico.
Por último, la OMS admite que la demencia está siendo un problema de salud pública que se ha ignorando durante mucho tiempo, incluyendo la investigación relacionada con la enfermedad. Señala que algunos países, como Canadá, Estados Unidos o Reino Unido aumentaron recientemente su financiación, algo que “suscita cierta esperanza”.
WORLD ALZHEIMER REPORT
Por otro lado, y coincidiendo con el Día Mundial del Alzheimer, Alzheimer’s Disease International (ADI) aprovechó para lanzar su World Alzheimer Report 2021, un informe que realiza cada año para analizar la situación de la enfermedad en todo el mundo. En el prólogo de este documento, la directora ejecutiva de esta entidad, Paola Barbarino, confiesa que aunque se siente satisfecha con los avances científicos en torno al Alzheimer de este último año, siente que existe una especie de “conspiración del silencio” cuando habla de la importancia e impacto de esta enfermedad con ministros de Sanidad de todo el mundo.
En esta ocasión, el informe de ADI se centró en el diagnóstico, del que destacan algunos datos. Por ejemplo, solo el 45% de las personas con demencia y sus cuidadores sienten que, en el momento del diagnóstico, hayan recibido suficiente información para poder abordar la enfermedad en el hogar.
Más grave todavía, se identificaron barreras para la detección de la demencia. Algunas de ellas son el acceso a especialistas en la materia (47%), el miedo al diagnóstico (46%) y el coste económico (34%). Barreras que también tienen lugar al otro lado de la consulta: los especialistas no tienen acceso a los test diagnósticos (38%), no saben cómo diagnosticar la enfermedad (37%) o tienden a creer que ya no se puede hacer nada por el paciente, lo que banaliza el diagnóstico (33%).
Por su parte, el 75% de los especialistas clínicos consideraron como desafío principal que el número de personas que requieren diagnóstico aumentará en el futuro, especialmente teniendo en cuenta que están proliferando los autotest online para determinar si existe pérdida de memoria. Además, estos mismos encuestados aseguraron que les interesaría poder utilizar test con extracción de sangre para aumentar la precisión del diagnóstico del Alzheimer. Al hacerles esta última pregunta, muchos especialistas mencionaron que los costes de estos test son demasiado altos como para asumirlos, mientras que otros consideraron que estos test requieren de más validación científica.
Por último, el 83% de los médicos encuestados sostienen que la crisis sanitaria de la Covid-19 atrasó el momento de diagnóstico del Alzheimer en personas que ya mostraban pérdida de memoria. Algo que no es nuevo, pues muchos testimonios personales recogidos durante el muestreo indican que el tiempo que pasa desde los primeros signos de la enfermedad hasta que llega el diagnóstico es muy largo. Tiempo que pasan, además, sin información de cómo abordar la enfermedad desde el hogar y la informalidad.