La Comisión Económica de la ONU para Europa (Unece) acaba de lanzar una serie de directrices que exigen el desarrollo de un Marco Estratégico para la Transversalización del Envejecimiento, de modo que se pueda asegurar la consideración e integración sistemática de este fenómeno en las políticas públicas. Para las Naciones Unidas, el continente debe abordar el envejecimiento de su población “de inmediato y hacerlo de una forma integral”.
Para el año 2050, aproximadamente una de cada cuatro personas en la región que cubre la Unece tendrá más de 65 años. Es notorio que el envejecimiento de la población afecta a casi todos los aspectos de la sociedad, por eso el cambio necesario para adaptarse a las implicaciones del envejecimiento de una población que vive más tiempo no se puede lograr sin un esfuerzo de todo el gobierno y de toda la sociedad.
El Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento adoptado en 2002 ya lo preveía y recomendaba la integración sistemática de los problemas del envejecimiento en todos los ámbitos políticos pertinentes y en todos los niveles de las políticas.
NECESIDAD DE UN ENFOQUE COORDINADO
La pandemia de Covid-19 ha puesto de relieve en particular la importancia de incorporar el envejecimiento en las políticas públicas. Las primeras investigaciones sobre el impacto de la pandemia revelaron un riesgo desproporcionado de enfermedad grave y muerte para las personas mayores. Sin embargo, las instituciones en las que se concentran los más vulnerables, los centros y residencias de ancianos, pasaron por alto en gran medida una respuesta de emergencia temprana.
En muchos países, el sector de la atención a largo plazo se quedó sin orientación coordinada y sin acceso a la información necesaria, así como sin las medidas de control de infecciones ni el equipo de protección, lo que resultó en muchas muertes evitables.
Esto ha puesto de relieve la importancia de la coordinación intersectorial, especialmente entre los sectores de la salud y la asistencia social, asegurando que las medidas gubernamentales puedan responder de manera eficaz a las necesidades y derechos específicos de todos los ciudadanos, incluidos los más vulnerables.
POLÍTICAS QUE COBRAN IMPULSO
En los países de la Unece, los esfuerzos por incorporar el envejecimiento a las políticas públicas están cobrando impulso. En diciembre, Alemania, Portugal y Eslovenia, que ostentan la presidencia del Consejo de la Unión Europea entre julio de 2020 y diciembre de 2021, presentaron una Declaración de tres presidencias sobre el envejecimiento.
La Declaración pidió “incorporar el envejecimiento en todos los ámbitos de las políticas para a adaptarse adecuadamente al cambio demográfico con con la mirada puesta en sociedades y economías que satisfagan las necesidades e intereses de todas las edades, fortaleciendo la inclusión social y la solidaridad entre las generaciones”.
Bajo la actual presidencia portuguesa, el Consejo de la Unión Europea adoptó el 12 de marzo de 2021 las Conclusiones del Consejo sobre la integración del envejecimiento en las políticas públicas, que alientan a los países a desarrollar marcos estratégicos nacionales.
Las nuevas directrices de la Unece buscan ayudar a los Estados miembros a hacerlo proporcionando orientación metodológica a los responsables de la formulación de políticas. Las directrices hacen hincapié en la necesidad de mayor investigación y análisis de las cuestiones sensibles a la edad; la participación de las múltiples partes interesadas; y la coordinación y colaboración intersectorial, así como la alineación con los marcos internacionales pertinentes.
Para abordar los desafíos los gobiernos pueden encontrar obstáculos como la falta de conocimiento y conciencia de las preocupaciones y ventajas que trae el envejecimiento de la población y las necesidades de diferentes grupos de edad, incluidas las personas mayores; la falta de compromiso y recursos políticos; la experiencia limitada en la integración sistemática del envejecimiento; los posibles enfoques aislados y fragmentados junto con la falta de coordinación eficaz y la coherencia de las políticas; y la falta de información y datos para respaldar el análisis y la definición basada en evidencia de metas estratégicas, objetivos y actividades, así como su seguimiento y evaluación.
NO REEMPLAZAR LAS POLÍTICAS ESPECÍFICAS
La integración del envejecimiento no reemplaza las medidas políticas específicas por grupos de edad que se adaptan a las necesidades y derechos concretos de las personas en las diferentes etapas de sus vidas. Por este motivo, fomenta un enfoque político coherente y holístico que considere el envejecimiento tanto desde una perspectiva social como individual, lo que exige que se tenga en cuenta el género, se base en los derechos humanos, y se aborden las necesidades de todas las generaciones, permitiendo transiciones fluidas de las personas a través de las diferentes fases de la vida.
Todo ello contribuye a políticas públicas más relevantes para la sociedad, ya que responden con mayor eficacia a las necesidades de todos los grupos de edad y promueve la solidaridad intra e intergeneracional y la cohesión social.
Las directrices fueron desarrolladas por el Grupo de Trabajo Permanente sobre Envejecimiento de la CEPE para apoyar a los Estados miembros en la implementación del Plan de Acción de Madrid.
Integrar el envejecimiento es clave para implementar el Decenio de las Naciones Unidas para el Envejecimiento Saludable (2021-2030) proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre que pide “acciones concertadas, catalizadoras y colaborativas para mejorar las vidas de las personas mayores, sus familias y las comunidades en el que viven”.