En julio, la Comisión Europea presentará una propuesta para un nuevo presupuesto a largo plazo, que entrará en vigor en 2028 –y finalizará en 2034–, y que será aprobado por el Parlamento Europeo y los Estados adscritos. Esta financiación requiere del consenso de todos los miembros y de la mayoría de los diputados. El presupuesto europeo a largo plazo define su cuantía y sus gastos durante varios años. En concreto, el presupuesto actual, que abarca el período 2021-2027, asciende a 1,2 billones de euros, lo que representa aproximadamente el 1% del PIB de la UE. Se complementa con aproximadamente 800.000 millones de euros de NextGenerationEU, un instrumento temporal para impulsar la recuperación tras la pandemia de la Covid-19.

Con este asunto en perspectiva, desde la Plataforma europea de Participación Ciudadana, estos meses, a través de una consulta pública, se ha invitado a recoger ideas, sugerencias, para luego debatirlas, y en última instancia, formular políticas europeas. Esta propuesta participativa es muy importante porque busca definir las inquietudes de la sociedad, responder a sus necesidades y generar cambios significativos a través de la financiación a largo plazo.

Teniendo en cuenta que en el periodo de 2028 a 2034, cerca de 16.390.000 personas tendrán 65 años o más, AGE Platform Europe ha hecho su aportación en favor de unos presupuestos que tengan en cuenta el cambio demográfico. En concreto, la entidad señala que “el próximo Fondo Social Europeo debería atender al envejecimiento de la población activa y centrarse mejor en apoyar a los trabajadores de mayor edad para que puedan seguir trabajando, participar en la formación permanente y encontrar un nuevo empleo, así como a los empleadores en la creación de entornos de trabajo adaptados a las personas mayores”. Así mismo, ven necesarias reformas estructurales para garantizar la creación de servicios de salud y cuidados de larga duración centrados en la persona y basados ​​en los derechos, que fomenten la autonomía. “Esto implica apoyar soluciones de atención domiciliaria y comunitaria”. Además, AGE insiste que los fondos destinados al aprendizaje y la educación también deberían llegar a las personas mayores, ya que la educación y el aprendizaje son catalizadores esenciales de la inclusión social y el envejecimiento activo y saludable.

Añaden que los fondos regionales, como el de cohesión, “deberían apoyar mejor a los municipios para mantener el atractivo, la calidad de vida y la prestación de servicios en las regiones que se enfrentan al envejecimiento o la despoblación, a fin de garantizar la igualdad de condiciones de vida en todos los territorios de la UE”.

Como alegato final, y teniendo en cuenta que los grandes temas del próximo Marco Financiero Plurianual son “la defensa, la seguridad, la prevención y la adaptación al cambio climático, y la economía digital”, y sin olvidarnos de que “el entorno geopolítico es inestable y es esencial que los europeos se mantengan unidos en defensa de su seguridad”, AGE advierte contra la infrafinanciación de otras áreas vitales que impactan directamente en la vida de los ciudadanos, como los servicios sociales.

Por tanto, según AGE Platform Europe, “el envejecimiento debería integrarse en todas las políticas de la UE, y el Marco Financiero Plurianual de la UE debería tener en cuenta esta importante evolución, so pena de no satisfacer a sus ciudadanos y de ver cuestionada la legitimidad de la UE”, concluyen.