Pregunta.- La Universidad Sénior de la UDC brinda esa oportunidad a los mayores que quieren seguir estudiando y ampliando sus conocimientos. ¿Cómo ha ido evolucionando y creciendo esta oferta universitaria hasta ser la universidad que es hoy?
Respuesta.- La Universidad Sénior ha crecido de manera significativa desde su creación, ampliando su oferta académica para responder a los diversos intereses de nuestros estudiantes mayores. Actualmente, ofrecemos una formación que va desde el programa de Grado Sénior, que se desarrolla a lo largo de cuatro cursos académicos, hasta Programas de Formación Específica dirigidos a egresados, adaptándonos siempre a sus inquietudes y necesidades. Además, hemos enriquecido esta oferta con una amplia gama de actividades complementarias, como ciclos de conferencias, seminarios y talleres, que no solo fortalecen el aprendizaje, sino que también fomentan el bienestar social y emocional de nuestra comunidad.
Este crecimiento ha sido impulsado por la demanda y el valioso aporte de nuestros estudiantes, lo que nos ha permitido adaptarnos constantemente a sus expectativas y necesidades cambiantes.
P.- La Universidad Sénior tiene ya una dilatada experiencia, ¿cuáles son los programas que continúan teniendo un mayor éxito entre los alumnos? ¿Cuál es la filosofía y metodología que aplican?
R.- El Grado Sénior es, sin duda, el programa más exitoso de la Universidad Sénior, pero en los últimos años hemos tenido que renovarnos y adaptarnos a una sociedad en constante cambio. De un enfoque más rígido, hemos pasado a un modelo flexible con formaciones más específicas y actividades que responden mejor a los intereses de nuestros estudiantes mayores.
Las Humanidades, como el arte, la historia, la filosofía o la literatura, han despertado gran interés, junto con programas en nuevas tecnologías. Nuestra filosofía se centra en el aprendizaje activo y participativo, fomentando el debate y el intercambio de experiencias. La metodología es flexible, combinando clases magistrales con talleres prácticos y actividades culturales que enriquecen la experiencia educativa.
P.- ¿Cuál es el perfil general de las personas que se matriculan en esta universidad y, en líneas generales, qué expectativas tienen?
R.- El perfil de nuestros estudiantes es el de personas mayores de 50 años, jubiladas, con un gran interés por seguir aprendiendo. La media de edad se sitúa en torno a los 65 años, y mayoritariamente mujeres. Inicialmente, eran personas con estudios básicos que buscaban mantenerse activas mentalmente, socializar con personas afines y explorar temas que no habían tenido la oportunidad de estudiar antes.
Sin embargo, este perfil está cambiando en los últimos años. Cada vez contamos con alumnos más jóvenes, muchos de ellos con formación superior, y también observamos una mayor presencia de hombres. Estos nuevos estudiantes buscan una formación más flexible, que les permita adquirir competencias en áreas específicas de su interés, adaptándose a sus propias expectativas personales.
P.- Supongo que, gracias a las universidades de mayores como esta de la UDC, se puede confirmar que nunca es tarde para seguir aprendiendo, ¿no?
R.- Efectivamente, las universidades para mayores, como la Universidad Sénior de la UDC, son un testimonio vivo de que nunca es tarde para aprender. Nuestros estudiantes descubren continuamente nuevas pasiones y habilidades, demostrando que la edad no es un límite para el crecimiento personal e intelectual.
Además de adquirir conocimientos, participar en estos programas les permite mantenerse activos y conectados con el mundo que les rodea. Ofrecemos una segunda oportunidad para descubrir, aprender y crecer, sin importar la edad.
P.- ¿Con qué barreras suelen encontrarse, sin embargo, a la hora de volver a las aulas? Es decir, ¿a qué les cuesta más adaptarse?
R.- Los principales desafíos a los que se enfrentan nuestros estudiantes suelen estar relacionados con la tecnología y los nuevos recursos aplicados a la formación. Aunque las nuevas generaciones de alumnos llegan con más competencias digitales, la dificultad radica en el uso de herramientas institucionales como el correo electrónico, los códigos de activación y las plataformas de teleformación que utilizamos como parte fundamental de la formación. Adaptarse a estos sistemas puede ser un reto, especialmente para quienes no están familiarizados con ellos.
Sin embargo, con el apoyo adecuado y la orientación que ofrecemos, la mayoría logra superar rápidamente estas barreras iniciales y se adapta al entorno digital que complementa nuestra oferta educativa.
P.- Desde su amplia experiencia, ¿cuáles son los beneficios más evidentes que repercuten en estos mayores que, como señalan desde la universidad, “mantienen vivo su deseo de aprender”?
R.- Los beneficios que observamos en nuestros estudiantes mayores son significativos. El aprendizaje continuo no solo mejora su bienestar mental y emocional, sino que también incrementa su autoestima y confianza. Mantener la mente activa a través del estudio tiene efectos positivos en la salud cognitiva y contribuye a un envejecimiento saludable. Además, la participación en nuestros programas les permite ampliar sus redes sociales, reforzar su bienestar emocional y encontrar un renovado sentido de propósito.
En conjunto, estos factores mejoran su calidad de vida y favorecen una integración más satisfactoria en la sociedad.
P.- ¿Podríamos decir, incluso, que la universidad podría ser un buen antídoto contra la soledad no deseada que sufren tantos mayores en Galicia?
R.- Sin duda, la universidad puede ser un excelente antídoto contra la soledad no deseada. Participar en nuestros programas no solo ofrece la oportunidad de aprender y mantenerse intelectualmente activos, sino que también fomenta la socialización y el establecimiento de nuevas relaciones personales. Al formar parte de una comunidad académica, nuestros estudiantes encuentran un entorno en el que pueden compartir intereses, hacer amistades y participar en actividades que enriquecen su vida social.
Además, la Universidad de A Coruña ha expandido su presencia más allá de los límites del campus a través del ‘Programa de Democratización del Conocimiento’. Desde 2018, esta iniciativa interuniversitaria, en colaboración con las tres universidades gallegas, busca acercar la formación universitaria a personas en comarcas alejadas de las grandes urbes. Este proyecto refleja nuestro compromiso por hacer que el saber sea accesible a todas las personas mayores, independientemente de su lugar de residencia o situación personal, y contribuye significativamente a reducir la sensación de aislamiento en entornos más rurales.
P.- Y, en el caso de los profesores, ¿encuentran también un aliciente distinto cuando enseñan a los sénior que cuando lo hacen a los jóvenes?
R.- Enseñar a estudiantes sénior es una experiencia realmente enriquecedora. La profundidad de las discusiones en clase es notable, ya que estos alumnos aportan una gran diversidad de experiencias que enriquecen el debate. Además, su entusiasmo por aprender es contagioso y crea un ambiente participativo que motiva a los docentes.
Los alumnos mayores no solo están deseosos de adquirir nuevos conocimientos, sino que también aportan perspectivas únicas que nos enseñan a nosotros. Esta interacción genera un aprendizaje mutuo muy valioso, lo que hace que cada clase sea una experiencia gratificante. Sin duda, enseñar a este grupo es una oportunidad que cualquier docente debería aprovechar.
P.- ¿Desarrollan o van a desarrollar alguna actividad o proyecto en la que los alumnos de más edad puedan convivir y, por tanto, intercambiar experiencias con las más jóvenes?
R.- Queremos desarrollar y fortalecer iniciativas que fomenten el intercambio intergeneracional. En cursos anteriores, implementamos una experiencia en la que estudiantes sénior participaron como oyentes en materias de grado y posgrado de diferentes titulaciones de la UDC. Aunque la participación fue limitada, esta experiencia demostró el valor de la interacción entre generaciones.
Es importante la implementación de proyectos colaborativos donde estudiantes sénior y jóvenes trabajen juntos, compartiendo conocimientos y experiencias. Creemos que estas iniciativas enriquecerán nuestra comunidad universitaria y promoverán un mayor entendimiento mutuo entre generaciones. Nuestro objetivo es implementar nuevas formas de incentivar esta colaboración, maximizando así los beneficios del aprendizaje intergeneracional en nuestra universidad.