La SGXX advierte de que en época de crisis los mayores son el colectivo más desfavorecido

Un fenómeno en el que el descenso de la mortalidad, una menor fecundidad, los avances sanitarios y tecnológicos y la tendencia al retorno de los emigrantes mayores están generando un envejecimiento nunca antes conocido, con esperanzas de vida al nacer que alcanzan los 84 años de media en Francia y los 83 en España (la segunda del continente y una de las más altas del planeta de acuerdo a los datos de Eurostat de 2009) y cuyo crecimiento se va a acelerar a partir de 2025 llegando a los 15 millones de personas mayores de 65 años en España (INE), es decir, el 32 por ciento de la población.
Hacia 2045 se empezará a perder población con un declive demográfico en el que ni los nacimientos ni la inmigración compensarán las defunciones. A ello hay que sumar que el crecimiento de los octogenarios se producirá a un ritmo mayor que el del resto de grupos de población. Si en la actualidad son 2´3 millones en España (INE) después de haberse multiplicado por 19 desde principios de siglo XX, en 2050 llegarán a los 5´6 millones (previsión del INE).
En dicho contexto el colectivo de personas mayores genera nuevas demandas, necesidades y expectativas que en la actualidad no se están atendiendo debidamente, dando lugar a consecuencias propias de la falta de atención, como son la pérdida de capacidad funcional y la entrada en situaciones de dependencia, por otro lado prevenibles y con posibilidades de actuación, si se detectarán más precozmente.
Un grupo, el de mayores, que precisamente y debido a la crisis y a este continuado envejecimiento de la sociedad, sobre todo la gallega, necesita del máximo apoyo y atención socio sanitaria específica y especializada por lo que los programas, servicios y actividades de entidades y Administración sobre el Envejecimiento Activo, están más que justificados y han de ponerse en valor más que nunca.
Caminar individual y colectivamente hacia un nuevo envejecimiento, que sea activo, con sentido positivo, digno y saludable; apoyar las nuevas tecnologías y canalizar nuevas fórmulas de educación y formación sociosanitaria para la atención geriátrica y gerontológica son los tres módulos básicos para afrontar las consecuencias de dicho envejecimiento que la SGXX lleva defendiendo desde su fundación hace 24 años.
Es una situación sin precedentes, un fenómeno absolutamente nuevo; sin embargo, una buena noticia en teoría, puesto que supone vivir más y mejor, se alargan las expectativas de vida y de ocio pero, advirtiendo que es necesario transmitir que estamos ante una sociedad envejecida para que el fenómeno sea visto como algo realmente positivo.
Esto requiere cambios muy profundos, empezando por un nuevo modelo de personas mayores, más activo y participativo socialmente, en el que la sociedad perciba de forma diferente la vejez, liberada de la gerontofobia y el culto obsesivo a la juventud. Además, la sociedad en general tiene que prepararse para este cambio y debe entender que ha de 'bienenvejecer', dejando espacio cultural, social, artístico, laboral, etc. a los mayores. En definitiva un envejecimiento activo en el que, con crisis o sin ella, nuestros mayores sean parte imprescindible de su entorno.