La consejera Nerea Melgosa participa en un encuentro transfronterizo sobre el proyecto Transis Lab

Un momento durante la intervención de la consejera Nerea Melgosa en el encuentro sobre innovación social en longevidad en Tarbes (Occitania).
La consejera de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico del Gobierno Vasco, Nerea Melgosa, ha participado, la semana pasada, en un encuentro transfronterizo sobre innovación social en longevidad en Tarbes (Occitania). Allí se disertó sobre el proyecto Transis Lab, que trabaja para revertir la realidad de las personas mayores en el ámbito rural, cuyas pérdidas relacionales, cognitivas o de movilidad pueden dificultar su día a día.
“Con el proyecto, perseguimos mejorar el bienestar y la calidad de vida de las personas mayores de 65 años que viven en zonas rurales y que se encuentran en situación de fragilidad física y social”, ha señalado Melgosa. Una fragilidad social, ha añadido, “que remite a un problema complejo asociado a la transición social y demográfica: las soledades no deseadas”.
Transis Lab está diseñado para transformar la vida de las personas mayores en zonas rurales a través de seis experiencias piloto en los territorios participantes. Se plantea involucrar a 400 personas mayores en situación de fragilidad y a 90 profesionales sociosanitarios, trabajando conjuntamente en los territorios transfronterizos.
La iniciativa tiene como objetivo recuperar las relaciones y capacidades perdidas, tanto en sus vidas como en la comunidad. Para ello, Transis Lab apuesta por la solidaridad entre generaciones, abordando los retos de las zonas rurales con un enfoque innovador que combina análisis, intervención personalizada y evaluación de impacto.
CREAR UN MODELO REPLICABLE
La premisa de Transis Lab es poner freno al tránsito de la fragilidad a la dependencia, permitiendo que las personas mayores mantengan su autonomía el mayor tiempo posible. Para conseguirlo, el proyecto usa herramientas adaptadas a cada contexto y necesidades coordinando los recursos de los territorios transfronterizos (Euskadi, Navarra, Nueva Aquitania y Occitania).
Las experiencias piloto tienen tres objetivos principales: identificar perfiles de fragilidad en cada comunidad, para entender las necesidades específicas de las personas mayores; probar planes de intervención personalizados, combinando atención domiciliaria, actividades comunitarias y herramientas tecnológicas adaptadas; y finalmente valuar los resultados, para garantizar que las soluciones sean efectivas y replicables.
El proyecto ha logrado ya mejorar las herramientas de diagnóstico de la fragilidad, incorporando a una herramienta compartida lo mejor de las que existían a ambos lados de la frontera. “Aprendemos juntas y unas de otras, generamos conocimiento útil para la práctica e innovamos desde la colaboración transfronteriza. Así, contamos ya con un instrumento diagnóstico con una doble perspectiva de la fragilidad: funcional y social. Y con una herramienta para elaborar un plan de atención personalizada a partir del diagnóstico. Ambas en soporte digital”, ha afirmado la consejera vasca.