Los europeos viven, de media, nueve años en condiciones saludables después de cumplir los 65. Esta etapa, en la que la calidad de vida es buena y las obligaciones laborales y familiares ya han concluido, en la mayoría de los casos, se plantea como una oportunidad para el desarrollo personal y para iniciar todas aquellas actividades imposibles de realizar con anterioridad. Quizás por ello, los mayores -y sus posibilidades de aportación a la sociedad- fueron uno de los pilares en los que se puso el acento durante el XV Congreso Estatal de Voluntariado. Una cita que se celebró por primera vez en Euskadi, en el Bilbao Exhibition Centre de Barakaldo, fruto de la colaboración entre el Departamento de Empleo y Asuntos Sociales del Gobierno Vasco, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y la Plataforma de Voluntariado de España, y en cuya organización se implicaron también el Consejo Vasco del Voluntariado y numerosas entidades del tejido asociativo de Euskadi. Durante los tres días que se celebró, al encuentro asistieron más de 600 personas, entre voluntarios, autoridades y representantes de entidades sociales.
Las personas mayores son un colectivo con una enorme capacidad de participación social, de ahí la insistencia en este encuentro -no se debe olvidar que este XV Congreso Estatal de Voluntariado coincidió con el Año Europeo del Envejecimiento Activo y la Solidaridad Intergeneracional, algo que no se pasó por alto en la organización del mismo- en que constituyen un nuevo sector emergente, cuya incorporación al Tercer Sector ha aportado diversidad a la acción voluntaria. De hecho, del colectivo senior no sólo se destacó su aportación en la acción altruista, sino su capacidad para transmitir conocimientos y experiencias a generaciones más jóvenes y crear sinergias con ellos para la realización de actividades.

Sumar y crear alianzas
Pero no sólo del potencial de las personas mayores en la acción voluntaria se ocuparon los diversos ponentes en este foro. Tal y como resumió el relator el congreso, Imanol Zubero, existen tres cuestiones especialmente relevantes desde el punto de vista del voluntario: la necesidad de sumar, de crear alianzas, y encontrar y reconocerse en la acción como fuerza de grupo, una cuestión muy relacionada con que los voluntarios buscan vincularse a una causa; y la necesidad de un impulso de la sociedad del bien común, de la sociedad relacional y la reconstrucción de la comunidad con políticas, perspectiva y actuando como sujeto comunitario.
En este sentido, Zubero propuso “un voluntariado en el marco de la ciudadanía activa y del desarrollo de la dimensión comunitaria que promueve la participación, que teje, que vincula y que, en consecuencia, moviliza conciencias, provoca voluntades y crea condiciones para multiplicarse, mediante el despliegue solidario de las capacidades humanas, transmitiendo esperanza y optimismo”.

“Alimentar el espíritu de la corresponsabilidad”
En una línea muy similar se pronunció el lehendakari en funciones, Patxi López, al plantear que “en medio de una crisis tan terrible como la actual, que está arrojando a la marginación a miles de familias y ciudadanos y que está hiriendo de gravedad a nuestra cohesión social, con más razón debemos alimentar el espíritu de la corresponsabilidad entre nuestra gente, de implicación con el otro, de trabajo por el bienestar colectivo”.
Durante su intervención, López afirmó, además, que “urge resucitar principios como la solidaridad y la igualdad” porque, a su juicio, “el sálvese quien pueda que pregonan algunos, debe ser confrontado con un modelo social de defensa de los más débiles y apuesta por el crecimiento conjunto”. En definitiva, manifestó el lehendakari, “estamos hablando de recuperar la solidaridad como valor moral con el que definir la convivencia en las sociedades modernas. Sólo así podremos salir de la actual encrucijada y construir un mundo más justo e igualitario”.
Apostar por nuevas formas de acción
Por su parte, Luciano Poyato, presidente de la Plataforma Estatal de Voluntariado, puso el acento sobre los nuevos retos a lo que se enfrenta el voluntario en el contexto de crisis que vivimos: “los modelos tradicionales de voluntariado aún son válidos, pero no son suficientes”, remarcó, para añadir que “nos encontramos ante un cambio de paradigma y estructura; los ciudadanos no nos conformamos con observar la realidad a distancia”. A este respecto, el presidente de la Plataforma Estatal de Voluntariado apeló a la necesidad de apostar por nuevas formas de acción, entre las que citó el “microvoluntariado”, así como de dotar de mayor flexibilidad a las propuestas de actividad en tiempo y actividad para los voluntarios.

Participación activa
Si por algo se caracterizó este XV Congreso Estatal de Voluntariado es por la apuesta por la participación activa de los asistentes. En este sentido, durante los tres días, colectivos y asociaciones compartieron con el resto de compañeros sus mejores prácticas e ideas exitosas de trabajo.


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