Las mujeres mayores de 60 años de Bilbao, las más activas de su generación

No en vano, las mujeres mayores de 60 años suponen un 28% del total de la población bilbaína y, de los 99.322 habitantes mayores de 60 años residentes en la Villa, las mujeres constituyen el 59,21%. Son, también, y con una notable diferencia, las más activas de su edad: las mujeres representan más del 80% de las personas mayores que participan en los cursos, talleres y programas municipales de cultura, igualdad, ocio y deporte y promoción de la salud.
Se constata una relevante la participación de las mujeres en el movimiento asociativo de mayores, del que forman parte alrededor del 20% de las bilbaínas; participación que han iniciado siendo ya mayores y que es percibida como una experiencia empoderante, que les reporta gran satisfacción.
Las mujeres mayores otorgan mucha importancia al encuentro y disfrute en grupo con otras mujeres, hecho que se acentúa aún más entre las inmigrantes, y consideran el transporte público de Bilbao como un buen servicio público, fundamental para el desarrollo de un envejecimiento activo y participativo.
El estudio también revela que menos de cuatro de cada diez mujeres mayores bilbaínas son titulares de una pensión derivada de su propio trabajo, mientras que prácticamente todos los varones lo son. En cuanto al importe medio de la pensión, paradójicamente en el caso de las mujeres, tanto de la viudedad como la de jubilación son de similar importe.
Además, según destacan desde el Ayuntamiento, existe un gran desconocimiento por parte de las mujeres mayores de las ayudas económicas, prestaciones y servicios sociales en general así como una sentida dificultad en el acceso a dichos recursos.
Dependencia: una cuestión de género
El estudio también ha analizado la dependencia en el municipio, para concluir que tiene un rostro claramente femenino. Así, 5.883 mujeres mayores de 60 años en Bilbao poseen un certificado de Valoración de Dependencia, lo que representa el 71,15% del total de población mayor. La razón principal de este hecho es la mayor esperanza de vida femenina, justifican los autores del trabajo.
En lo relativo a los recursos residenciales, el ideal de vida de las mujeres mayores pasa por mantener un espacio residencial propio, en el que organizarse y tomar decisiones de manera autónoma, y disponer, de apoyos comunitarios y de cuidados, ya que consideran que las residencias coartan su autonomía.
Además de los problemas relacionados con la movilidad y el dolor, uno de los principales problemas asociados con el envejecimiento, que puede ser incluso causa de deterioro de la salud, es la soledad.
El cuidado desde los dos ámbitos
por lo que respecta a los cuidados, las mujeres mayores se encuentran con dificultades para poner límite a las tareas, y especialmente cuando se trata de sus nietas y nietos. Además, sienten que hay significativas diferencias en la manera de afrontar la tarea del cuidado entre las mujeres jóvenes y las mayores: saben que han cuidado y continuarán haciéndolo mientras les sea posible, pero son conscientes de que no van a ser objeto del mismo tratamiento por parte de sus familias. Pero también es cierto que, para gran parte de las participantes en el estudio el cuidado de nietas y nietos les resulta una grata tarea que no quisieran dejar de realizar.
Envejecimiento activo
Por último, las mujeres mayores participantes en este estudio manifiestan unánimemente que envejecer, más que una cuestión de edad, es una forma de vivir la vida y enfrentarse a sus vicisitudes, y recuerdan que, mantenerse activas, relacionarse con su familia y amistades, ocupándose de su salud y su bienestar, resulta crucial para disfrutar de un envejecimiento activo.