"¿Por qué decimos personas quinceañeras y no cincuentañeras, sesentañeras o setentañeras? ¿No contiene más ‘júbilo’ la segunda opción? Y si la edad del júbilo es  la jubilación, ¿por qué no jubilañeros?” 

Mariangeles Ordaz, directora de la ‘Escuela de Lenguas Vivas’ acuñó este neologismo para designar a la persona mayor que, explica, busca un tipo de envejecimiento diferente, activo, positivo, ilusionante... y porque, asegura, “la jubilación es un ‘rito de pasaje’  a una etapa que debe ser, precisamente, de júbilo”. Su experiencia como directora residencial le descubrió la necesidad de abordar la etapa intermedia entre profesionales senior y la jubilación. “Fui consciente de que ese momento es el rito de pasaje que define la nueva etapa que va a tener lugar y todo el envejecimiento activo posterior”. 

Por ello, es necesario, afirma, “crear productos y servicios específicos para esta etapa vital, como en su día se crearon ritos de pasaje para la infancia o la adolescencia”. En ese sentido, la ‘Escuela de Lenguas Vivas’ organiza, durante todo el año, diferentes viajes y experiencias de ocio y formación en las que la persona usuaria se sumerge en culturas de distintos países. En concreto, la empresa con sede en Vigo y presencia y programas de ocio formativo en Madrid, Alicante, Inglaterra, Bélgica, Austria y EE UU desarrolla el ‘Programa para mayores de 60’ o ‘Reinventing Retirement’ mediante el cual oferta distintos “calendarios” o programas ordenados por estaciones y por temáticas. “Nos adaptamos a aspectos estructurales y las activdades más propias de cada estación en cada lugar de destino. A esto añadimos lo que coyunturalmente se esté celebrando en cada lugar, como exposiciones, talleres, ferias, festivales, etcétera”.

UN CAMINO DIFERENTE 

Una de sus próximas ofertas para este otoño, por ejemplo, es la de ‘Vendimia’ con la cata de vinos, recorrido por monasterios y bodegas de la Riveira Sacra, los pazos de denominación de origen o el Camino de Santiago Portugués por la costa. Un Camino de Santiago diferente con una inmersión cultural y de ocio en las comarcas que se visitan, uniendo el senderismo con la experiencia lúdica y cultural. 

“No es tanto recorrer kilómetros como disfrutar dejándose sorprender por lo que nos encontramos e interactuar según el momento y lugar visitado”, subraya Ordaz. Con este sistema, añade, “podemos ofrecer más seguridad, flexibilidad, opciones, inmersión cultural y de ocio en cada viaje; evitamos las temporadas altas y viajamos en las bajas, con la consiguiente ventaja en el precio y la masificación personal; mayor comodidad en el transporte y el alojamiento, acorde a las particularidades de la edad; reducimos las dificultades en cada momento, sobre todo las físicas; asumimos el mínimo de riesgos; damos apoyo personal y técnico y acompañamiento en todo momento y fomentamos la creación de nuevas memorias y estímulos a través de cuadernos de viaje”. 

Se trata, en definitiva, de otra forma de viajar, divertirse, disfrutar, formarse, aprender e incluso fomentar el envejecimiento activo y el entrenamiento cognitivo.