El foro internacional Reto al Futuro, organizado por el despacho Garrigues, junto a importantes instituciones y entidades locales y regionales, puso de manifiesto hasta qué punto es clave que entendamos por qué envejecemos, "ya que aquí reside el origen de muchas de las patologías que hoy son las principales causas de mortalidad en nuestra sociedad", explicaron desde la organización. El foro, que se llevó a cabo en la ciudad de Alicante, abordó los desafíos de una población cada vez más envejecida desde el punto de vista de la tecnología, la economía y el derecho.
La cumbre fue inaugurada por el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, y el presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez, junto con Fernando Vives, presidente ejecutivo de Garrigues. Las más de 1.000 personas reunidas en el foro pudieron asistir a un rico debate sobre temas como un futuro sin enfermedad, la lectura de los genes y su declive, la activación de genes embrionarios, el envejecimiento saludable, la tecnología para vivir más y mejor, el marco económico y el derecho (o no) a vivir más.
Ángela Nieto, profesora de investigación en el Instituto Neurociencias de Alicante (centro mixto del CSIC y la Universidad Miguel Hernández) mostró que, "aunque parezca paradójico, se produce una reactivación de genes embrionarios en enfermedades cuya incidencia aumenta con el envejecimiento, como el cáncer o la degeneración de órganos".
En este sentido, Andrés Pedreño, catedrático de economía aplicada y exrector de la Universidad de Alicante, subrayó las posibilidades que ofrece la economía digital para afrontar el envejecimiento como una oportunidad: "Hacen falta aproximaciones que identifiquen no tanto la vulnerabilidad social y demográfica, sino las soluciones, incluso las oportunidades que se derivan si se afronta el problema desde la perspectiva correcta. La economía digital puede convertirse en un activo".
Sobre las investigaciones que se están desarrollando, María A. Blasco, directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas y experta en los mecanismos moleculares de por qué envejecemos, afirmó que "solo conociendo el origen o causa de las enfermedades hemos sido capaces de controlarlas, un ejemplo de ello han sido las enfermedades infecciosas; del mismo modo, solo si entendemos qué causa el envejecimiento a nivel molecular seremos capaces de prevenir y curar enfermedades como el infarto, las neurodegenerativas etcétera". Esta experta también expresó que, aunque en España trabajan líderes internacionales en áreas como la investigación molecular, no hay ningún centro que aborde el envejecimiento de manera global: "España tiene la oportunidad de ponerse a la cabeza mundial".
Juan Carlos Izpisúa, profesor del Instituto californiano Salk (La Jolla, California), un referente mundial en bilogía, explicó que los laboratorios de investigación se muestran optimistas frente al reto de ofrecer un envejecimiento saludable: "Optimismo no para alcanzar la quimera de la inmortalidad, sino para convertir en realidad el sueño de un envejecimiento más saludable. Para ello, solo el empeño de unos cuantos científicos no es suficiente. Es necesario el apoyo de toda la sociedad, pero, muy especialmente, de aquellos que tienen poder real de decidir y actuar".
Por su parte, Amalio Telenti, jefe científico en el Scripps Translational Science Institute, ubicado también en La Jolla, se refirió a la importancia de definir el objetivo de las investigaciones: ¿Alargar la vida de la especie, del individuo o la apuesta por el mantenimiento de la salud? "Los genes implicados no son necesariamente los mismos, y por ello, las terapias (medicamentos o modificación genética) serán diferentes según el objetivo: prolongar la vida de la especie humana más de 120 años, conseguir que todos los humanos vivamos hasta la posibilidad de la especie (entre 80 y 100 años) o conseguir vivir de forma saludable. Es altamente improbable que haya un “gen de la inmortalidad” que pueda ser manipulado para todos esos propósitos".
Francisco José Iborra, director del Departamento de Biología Molecular y Celular del Centro Nacional de Biotecnología (CSIC), afirmó que «desde un punto de vista biomédico, vivir más no solo significa vivir más años, sino que debemos garantizar que llegamos a la vejez en el mejor estado posible. Esto tan solo se puede conseguir aumentando nuestro conocimiento sobre los procesos de envejecimiento, identificando las rutas y dianas sobre las que intervenir. Lo que nos permitirá garantizar un envejecimiento saludable».
Junto al papel de la biología o la medicina, disciplinas como el derecho y la tecnología también deben responder al reto de una población cada vez más envejecida. Fernando Vives, presidente de Garrigues, reflexionó sobre si tenemos derecho a vivir más: «Estamos ante un proceso científico disruptivo que va a dar lugar a un envejecimiento de la población, a un cambio en los ciclos vitales de cada uno y a una nueva forma de vida. El derecho no puede estar ausente, tiene que garantizar el acceso general a la ciencia y la tecnología; proteger y favorecer la labor científica y ayudar a estructurar la vida de cada uno de nosotros, que será muy distinta a la que estamos acostumbrados. Solo de esta forma tendremos, realmente, derecho a vivir más».
El punto de vista tecnológico le correspondió a Nuria Oliver, directora de Investigación en Ciencias de Datos en Vodafone y experta en inteligencia artificial: "La tecnología, sin duda, será clave para ayudarnos a afrontar el reto global del envejecimiento, mejorando significativamente nuestra calidad de vida". En su ponencia explicó cómo la tecnología ayudará al ser humano a afrontar no solo la enfermedad, sino problemas tan complejos como la soledad: sensores e inteligencia en nuestros hogares para entender nuestros patrones de actividad; herramientas para detectar y gestionar enfermedades crónicas; sistemas de comunicación inmersivos para estar conectados con nuestros seres queridos; robots inteligentes emocional y socialmente; y tecnología que nos permita seguir siendo partícipes activos en la sociedad. "La sabiduría adquirida con la experiencia es un activo muy valioso para la sociedad que no podemos desaprovechar", afirmó la ponente.