miércoles, 5 febrero 2025
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EDITORIAL

Cambiando de perspectiva

Cuando en la reunión para poner en común los temas de este número planteábamos el tema del maltrato a los mayores, fuimos conscientes del cambio de mentalidad que debíamos darle a este asunto. Durante mucho tiempo, desde el sector nos hemos empeñado –y hacemos autocrítica como medio de comunicación– en emplear términos como el abuso a los mayores, la violencia, el desprecio a los senior, las negligencias, la desatención... Sin duda términos muy negativos que imprimen, de base, un fuerte componente pesimista. ¿Y si le damos la vuelta?
Decidimos, por tanto, que el reportaje de A Fondo de este número estuviese centrado en el 15 de junio, Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, pero con ciertos matices. Desde esta cabecera venimos apostando por una actitud que, en vez de enumerar los problemas a los que se enfrenten los mayores, destaque las oportunidades y ponga en valor la experiencia de este colectivo. Confiamos en la capacidad que, desde los distintos medios informativos, tenemos para mostrar a la sociedad una realidad, si cabe, más optimista. No hablo de un mundo color de rosa, pero sí de dejar a un lado los estereotipos negativos para intentar reforzar los positivos.
Por eso, desde el equipo de entremayores convenimos en hablar de buen trato y buenas prácticas en lugar de maltrato y mala praxis. ¿Por qué? Existe un problema esencial –y así nos lo confirman los expertos en materias como la Geriatría, la Sociología o los servicios sociales en general– de desinformación y falta de formación en determinados aspectos. Por ejemplo, en el caso de los cuidadores. Es curioso, pero una parte considerable de los cuidadores que atienden a un mayor lo hacen de forma inadecuada, cometiendo errores por la falta de conocimiento sobre cómo deberían hacerlo. No tienen formación, no han recibido nociones básicas sobre sus tareas y caen en el maltrato a las personas que tienen a su cargo.
Y es que maltrato no es en exclusiva, ni de lejos, la violencia física, sino que engloban un sinfín de abusos difíciles de detectar y que, en ocasiones, se derivan precisamente de esa falta de formación.
En eso estamos, es decir, en que nuestros lectores sepan en qué debe consistir una buena atención, en que conozcan qué recursos de apoyo tienen a su disposición –porque los hay– y que sean conscientes que lo primero a tener en cuenta es saber qué quiere la persona cuidada. Quizá sea esa una de las barreras que impide que el mayor reciba la atención que merece, el hecho de no escuchar sus necesidades y caer en los estereotipos de “como es mayor, hay que hacer esto o lo otro...”. Es el término que tanto se emplea actualmente –modas, como todo– pero que siempre ha existido: el edadismo*.

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Redacción EM
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Información elaborada por el equipo de redacción.

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