En dos palabras: sinceridad y transparencia
En una sociedad en la que los mayores de 65 años suponen un 18% de la población es inaudito que los gobiernos, administraciones públicas y clase política en general sólo se acuerden de ellos en fechas señaladas como el Día del Alzheimer, el Día de los Mayores o el Día de los Abuelos. ¿Acaso no son abuelos y mayores el resto del año?
En estas efemérides hay codazos y empujones por ver quién acude a hacerse la foto con los ‘viejitos’ de turno. Sin duda, esas instantáneas en centros de día y residencias enternecen la imagen del político frívolo y desalmado para convertirlo en una persona, si cabe, más humana. Pero lo lamentable de estos posados es que son precisamente eso, posados. Son actos previstos estratégicamente para mostrar cómo los mayores sí forman parte de la desenfrenada agenda de los políticos pero, a la hora de la verdad, ¿quién se acuerda de ellos?
Los años no deberían eximir a la hora de tener poder sobre las cuestiones que nos afectan, por eso las organizaciones de mayores continúan en su particular lucha para dejar de ser órganos meramente consultivos y reclaman su espacio que, más allá de la foto, les permita intervenir en la toma de decisiones. Pero, paso a paso, lo primero para poder intervenir es tener información. Ya se sabe: la información es poder.
Los informativos de televisión, las emisoras de radio y también los periódicos abren sus informaciones con temas como pensiones por jubilación, prestaciones por dependencia, tarifas por copago farmacéutico, desempleo... Un sinfín de temáticas que afectan a los mayores de igual forma, o más, que al resto de los ciudadanos. Sin embargo, los políticos se empeñan en no escuchar a los verdaderos protagonistas de la película y siguen lanzando cifras sin control, una marea de datos que, lejos de ayudar a la comprensión, sólo conduce a que los ciudadanos tomen el camino más cómodo: “prefiero no saber”. Y así, mientras los de un color y otro se lanzan acusaciones, hacen y deshacen, y juegan con el futuro de los españoles, la incertidumbre se cierne sobre una sociedad que prefiere no saber.
Y es que nadie, ni por encima ni por debajo de los 65, quiere manejar estadísticas, números y porcentajes imposibles y manipulados. Sólo desean que les resuelvan sus dudas sobre qué pasa con sus pensiones, qué medicamentos deberán pagar y cuándo recibirán su prestación por dependencia. Preguntas muy concretas que se respondan, en dos palabras, con sinceridad y transparencia.