miércoles, 5 febrero 2025
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Podemos invertir la cifra de desempleo pero, ¿queremos?

El sector sociosanitario es uno de los pocos que han seguido generando empleo durante la crisis económica que estamos atravesando. La ocupación ha crecido casi un 27% entre el primer trimestre de 2008 y el cuarto de 2009, impulsando más de 91.000 puestos de trabajo. Sin embargo, esto no es suficiente. Estamos desaprovechando un sector con un enorme potencial para generar riqueza en nuestro país. Dos expertos en la materia, Ángel Rodríguez Castedo y Antonio Jiménez Lara, elaboraron un importante estudio que no deja dudas al respecto: para situarnos en la media europea, debería haber 1,2 millones de personas más trabajando en servicios de atención sociosanitaria. Sin embargo, nuestro Gobierno, en vez de invertir dinero en crear empleo e impulsar un sector tan productivo como éste, lo destina a pagar desempleos. Según los datos que arroja esta investigación, si se hiciesen las cosas bien desde la Administración, y se diese al sector el impulso que necesita, se podría generar más de un millón de puestos de trabajo en un plazo de cinco años. Con el añadido de que una parte importante de ellos podría ser a tiempo parcial, lo que beneficiaría a los trabajadores con cargas familiares y a otros colectivos con dificultades de inserción en el mercado laboral.
En los tiempos que corren se agradece escuchar datos que aporten un poco de luz al oscuro panorama que ya se ha convertido en un clásico en nuestra economía.
Y lo mejor de todo es que llevar a cabo esto no es tan difícil, pero se tendrían que dar una serie de factores que en la actualidad no existen. En primer lugar, es necesario que las administraciones se tomen en serio la atención a la dependencia. Hasta ahora se han cometido una serie de abusos y malos usos que, aunque comienzan a corregirse, todavía quedan muchas asperezas que limar. Como, por ejemplo, la concesión excesiva de las prestaciones económicas, en vez de dar prioridad a los servicios, valoraciones poco exhaustivas y sin rigor -algunas llegaron a realizarse por teléfono-, y un descontrol absoluto respecto al número de personas valoradas, atendidas y en lista de espera; incluso llegó a ser utilizada -la Ley de Dependencia- por algunos gobiernos regionales como un cheque al portador…
Bien es cierto que todos estos despropósitos están desapareciendo, pero han puesto en entredicho el papel del Ministerio del ramo como gestor e inspector del desarrollo de la Ley. ¿Por qué permitió que cada cual campase a sus anchas en vez de darle el enfoque correcto?
A esta pregunta le sigue otra incógnita aún más interesante: ¿será capaz la actual ministra de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, de reconducir la situación y convertir al sector sociosanitario en un verdadero nicho de empleo? Sinceramente, pensamos que no, porque en los últimos meses se ha producido un estancamiento total en materia de política social.
Sin embargo, el estudio que se mencionaba al principio ofrece las claves para conseguirlo. Según el documento, bastaría con empezar por evitar las prestaciones económicas, dando prioridad a los servicios, que son los que realmente crean empleo y aportan calidad a los cuidados y tratamientos. Y a partir de ahí, señala una serie de factores asociados a la implantación del Sistema de Atención a la Dependencia que actuarían como motor económico: el impulso de la coordinación sociosanitaria, la aplicación de las nuevas tecnologías en la atención a la Dependencia, ofertar servicios de atención a extranjeros mayores de 65 años residentes en España, así como la necesaria inversión en infraestructuras de centros y servicios y su correspondiente equipamiento y mantenimiento.
Todo esto generaría un importante volumen de empleo en el sector de la construcción y en las empresas proveedoras de servicios, y aportaría interesantes retornos económicos y sociales que compensarían con creces la inversión que se hiciese.
Con unos datos así en la mano, un buen gestor tendría muy claro lo que hacer. Y eso es lo que necesitamos en estos momentos, buenos políticos que sean capaces de dar la vuelta a la situación para frenar la caída en picado que lleva nuestra economía, en general, y el Sistema de Atención a la Dependencia, en particular.
Todavía estamos a tiempo de invertir las cifras y las estadísticas, pero necesitamos urgentemente un cambio de batuta, sobre todo porque los directores y directoras de orquesta que tenemos en estos momentos ni mantienen bien el tiempo de la pieza, ni invitan a los solistas adecuados para la interpretación de la obra, ya que su mayor preocupación está en los recursos escenográficos. Por eso tenemos una “Orquesta de Pandereta”.

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Redacción EM
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Información elaborada por el equipo de redacción.

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