¿Puede una persona mayor convivir una una más joven, incluso si no forma parte de su familia ni de su entorno? ¿Y si tampoco su cultura ni su país es el mismo? A priori puede parecer extraño, pero en eso mismo es lo que quiere promover la plataforma europea ‘WeShareWeCare’, que busca impulsar la convivencia intergeneracional entre personas mayores y estudiantes Erasmus.
Con la financiación de Erasmus+ de la Unión Europea, un consorcio de organizaciones de cuatro países nace para acercar generaciones y culturas. Este es el objetivo de: CNAV (Francia), Cohabilis (Francia), 1Toit2Ages (Bélgica), Solidarios (España), EUF (Luxemburgo) y ESN Francia.
El proyecto pone en contacto a personas mayores con estudiantes internacionales por medio de asociaciones –las citadas anteriormente–, que organizan actividades intergeneracionales y que ofrecen la oportunidad de convivir durante un curso académico. Compartir la vivienda es una oportunidad para ambas partes: la persona mayor descarta la soledad no deseada y encuentra un apoyo en su día a día, y el estudiante encuentra una manera de conectar con la sociedad y un ambiente familiar en un país que no conoce.
Además, por medio de esta plataforma online –disponible en inglés, francés y español– y con el apoyo de las organizaciones locales de cada país, personas mayores que vivan en Madrid, Bruselas, París, Luxemburgo y otras ciudades que forman parte del proyecto podrán compartir su vivienda con estudiantes procedentes de otros países. Los estudiantes, por su parte, podrán tener acceso a esta misma experiencia, además de un sistema de alojamiento que alivia sustancialmente el nivel de gasto económico asociado a este tipo de intercambios.
Alfonso Fajardo, director de Solidarios, explica en una entrevista a entremayores que este programa ya se llevaba a cabo en Madrid desde hace más de 30 años, bajo el nombre ‘Convive’. Durante un congreso, CNAV, una suerte de Imserso francés, se interesó por la experiencia de ‘Convive’. Ese fue el germen de ‘WeShareWeCare’, un consorcio de seis organizaciones europeas que después de concebir la idea presentaron el proyecto a Erasmus+, con la expectativa de “lanzar una plataforma online europea que permitiera que estudiantes Erasmus de cualquier lugar de Europa apuntarse para convivir con una persona mayor en el lugar de destino de sus estudios de movilidad”, indica Fajardo.
Y precisamente en eso consiste el programa: “Por un lado, se apuntan los estudiantes, y por otro, las personas mayores, que pueden mostrar fotografías de su casa y presentarse. También pueden interactuar y conocerse. Las organizaciones nos encargamos de ir a la casa de la persona mayor, explicarle en qué consiste el programa, qué puede esperar y conocer qué expectativas tiene”, explica el director de Solidarios. “Y lo mismo con el estudiante, porque no se trata de un programa de alojamiento gratuito”, añade.
Tras hacer las presentaciones, el papel de las asociaciones se reduce a mediar en la convivencia, si hubiera conflictos. “Una vez esa convivencia funciona, ya no necesitan apoyo por nuestra parte”, reconoce Fajardo, “pero lo importante es que ofrecemos esa garantía y confianza”. Tanto es así, que en muchas ocasiones, el estudiante, al terminar sus estudios, continúa viviendo con el mayor ante el surgimiento de oportunidades laborales en esa misma ciudad. “Suelen ser contratos en prácticas, y al ser un primer trabajo, los sueldos tienden a ser bajos. De ahí la dificultad para desarrollar su carrera profesional. Pero con el apoyo del mayor, sí puede permitírselo. Para nosotros, lo importante es que exista intergeneracionalidad, ayuda mutua y ese componente intercultural”, afirma Fajardo.
SE BUSCAN MAYORES
Según explican desde Solidarios, son más los jóvenes dispuestos a vivir con mayores: “Se apuntan entre 300 y 350 estudiantes cada año, pero solo consiguen entrar 50 o 60”, explica el responsable del programa en España. Sin embargo, el problema no es que los mayores no quieran vivir con estudiantes, sino que este grupo de población, directamente, no conoce ni ‘Convive’ ni ‘WeShareWeCare’. Y si no saben que existe, lógicamente, no se pueden apuntar. “Así como todos los mayores saben que pueden tener teleasistencia o ayuda a domicilio a mano, los programas de convivencia intergeneracional no son tan visibles”, lamenta Fajardo.
Y no solo eso. Y es que, como es natural, no es un programa para todo el mundo porque “pueden existir ciertos miedos a convivir con alguien extraño en casa. En este sentido, hay que tener una actitud de apertura, de cesión, de aprendizaje y, por supuesto, de comunicación”, afirma el director de la entidad, a la vez que recalca que este programa “es seguro, está contrastado y tiene el apoyo de los servicios sociales de los ayuntamientos en los que se desarrolla. Nunca hemos tenido experiencias desagradables ni problemas”, asegura.
Por último, al tratarse de una plataforma online, ‘WeShareWeCare’ se enfrenta a uno de los mayores problemas de la actualidad en el colectivo senior: la brecha digital, una cuestión que no solo afecta a España, sino a todos los países que integran la plataforma. “Es muy difícil llegar a los mayores”, sostiene Fajardo. “Con tener presencia en las redes no basta. Hay que llegar a ellos a través de una buena coordinación con los ayuntamientos, las universidades, las asociaciones... en definitiva, en espacios y con profesionales que trabajan con este colectivo. Claro está que no es un programa para todo el mundo, pero es necesario que lo conozcan diez mayores para que se apunte uno”, concluye.
UN PROGRAMA DE BENEFICIOS
Más allá de los efectos positivos de la intergeneracionalidad, ‘WeShareWeCare’ conlleva más beneficios. Y el primero de ellos es la tranquilidad de los mayores al saberse acompañados en su casa, y también de sus familias, que saben que su ser querido no pasará las noches en soledad. Por otro lado, la presencia de una persona más dada a las tecnologías permite cerrar, poco a poco, la brecha digital –muchos estudiantes mediaron entre el mayor y su familia durante el confinamiento del año pasado–. Un buen ejemplo de esto último es que los estudiantes ayudan a sus anfitriones a pedir cita al médico.
Además, acoger a un estudiante mantiene al mayor activo y lo ayuda a sentirse útil. Y es que la mayoría de estudiantes realmente no puede permitirse el intercambio a nivel económico –el propio Fajardo reconoce que este es el motivo principal para que los jóvenes se apunten al programa–, y no tener que preocuparse por ese aspecto les permite centrarse más en sus estudios y, por qué no decirlo, en el ocio en su tiempo libre. Por otro lado, llegar a un país y disponer de apoyo en la ciudad por parte de una persona que conoce muy bien el lugar promueve la integración del estudiante.
Desde Solidarios, en su experiencia con ‘Convive’, se ha detectado que “hay una mejora de la calidad de vida y del humor de la persona mayor”, y que además “retoma actividades que había abandonado, como cocinar o salir a pasear. Se ve que la presencia del estudiante reactiva al mayor”, revela el director del programa.
IDIOMAS, PLAZOS Y OTROS DATOS
Para que a un estudiante le concedan una beca Erasmus, este debe demostrar que tiene cierto nivel para expresarse en el idioma del país de destino. “No puede ser que un estudiante que desconozca nuestro idioma venga a España a convivir con una persona mayor, porque no se va a poder comunicar con ella”, explica Fajardo.
Asimismo, aunque no hay requisitos de ningún tipo, el director de Solidarios confiesa que se trata de un programa muy feminizado: “El 90% de las personas que se apuntan son mujeres mayores que, a su vez, prefieren convivir con estudiantes mujeres”, comenta.
El plazo para inscribirse en esta iniciativa comenzó a mediados de junio, pero “eso no quiere decir que cualquier estudiante o persona mayor no pueda apuntarse en cualquier momento del año”, aclara Fajardo. ¿Quién se anima?
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