El Parkinson, bajo lupa en Burgos
La Asociación Parkinson Burgos y la Universidad Isabel I organizaron la séptima edición de las jornadas de la entidad, bajo el título ‘Desde Atapuerca al Parkinson de nuestros días’

El Aula Magna de la Universidad Isabel I fue, un año más, el escenario elegido por la Asociación Parkinson Burgos para celebrar su jornada anual de sensibilización y divulgación del Parkinson, una enfermedad neurodegenerativa que, a día de hoy, sigue sin tener cura. Así, la jornada ‘Desde Atapuerca al Parkinson de nuestros días’ contó, en su ya séptima edición, con un formato híbrido, de modo que las conferencias se pudieron seguir tanto presencial como virtualmente.
Alberto Gómez Barahona, rector de la Universidad Isabel I, fue el encargado de dar la bienvenida a los asistentes y matizó que es a través de los medios tecnológicos como se pueden difundir los avances médicos, científicos y de tratamientos para conseguir una mejor calidad de vida de los pacientes. Por su parte, María Jesús Delgado, presidenta de la Asociación Parkinson Burgos, afirmó que “es esencial seguir avanzando en el camino nunca fácil de la investigación, para continuar trabajando en la mejora de los tratamientos, la atención y la calidad de vida de las personas diagnosticadas con Parkinson, más de 10.000 en Castilla y León”. Además, remarcó que el objetivo de la entidad es “no solo mejorar la calidad de vida de las personas con Parkinson, sino también de su entorno”, para lo que cuenta con “un gran equipo humano al que agradezco su esfuerzo cada día”.
Alfonso Montero Moreno, director de Planificación y Asistencia Sanitaria, reconoció que “esta jornada debe servir para actualizar y compartir conocimientos” y “para sensibilizar y dar a conocer lo que significa esta enfermedad para los pacientes y su entorno desde los primeros síntomas y durante su evolución”. Para él, se trata de “pacientes con necesidades, algunas médicas, pero otras, de carácter de cuidados y sociales”. También cifró esta dolencia como “una de las enfermedades neurodegenerativas más frecuentes. En Burgos, hay unos 1.600 pacientes con Parkinson, 845 hombres y 782 mujeres. Es decir, es una enfermedad importante que afecta a muchas personas”, indicó.
En este sentido, Montero Moreno anunció que, en los próximos meses, se pondrá en marcha en todos los hospitales de Castilla y León “un Servicio de Enfermería de Atención a Pacientes Neurológicos”, para atender a la demanda de los pacientes que precisan estos servicios sociosanitarios y con el objetivo de que “cada paciente tenga una atención más personalizada con una asistencia más cercana”.
AVANCES MÉDICOS
Una de las primeras intervenciones especializadas fue la de la directora técnica de Hospitales Sacyl, Gloria Sánchez Antolín. “Los seres humanos provenimos de los primates. Hemos evolucionado progresivamente y se ha demostrado que hubo cambios hasta que, finalmente, hemos adquirido un aspecto muy similar al Homo antecessor descubierto en Atapuerca”, dijo, a modo de inicio de su sesión. A lo largo de esta evolución, una de las características que llevó a la aparición del Homo sapiens sapiens fue el desarrollo del cerebro: “El peso del cerebro creció desde el medio kilo del Australopithecus hasta el kilo y medio del Homo sapiens“, apuntó la directora técnica de Hospitales Sacyl.
Cuanto mayor es la masa cerebral, más inteligente la especie, hasta el punto en que los humanos dieron origen a lo que hoy se conocería como Medicina. “Las primeras actuaciones médicas datan del año 3.500 a.C. De hecho, los egipcios ya buscaban métodos para tratar la migraña. Pero no es hasta el siglo XVIII cuando empiezan a crearse herramientas tecnológicas y aparecen los fonendoscopios o la anestesia”, señaló Sánchez Antolín. De este modo, se fue definiendo una Medicina moderna que en el siglo XX ya empieza a “coger forma”. Además, es en este momento cuando la Medicina ya no solo se centra en curar, sino que busca la forma de prevenir la aparición de enfermedades.
Ahora, en el siglo XXI, se está dando una “revolución tecnológica” que en la Medicina se manifiesta a través de la bioingeniería, la biomedicina o la telemedicina, “que están haciendo que lo imposible sea posible”, afirmó la directora técnica de Hospitales Sacyl.
“¿Puede la innovación ayudar a resolver las necesidades no cubiertas de los pacientes con Parkinson?”, planteó Sánchez Antolín. “Lo más conocido de esta enfermedad son los temblores, pero los pacientes saben bien que el Parkinson tiene muchas caras: las alteraciones en el ánimo, la rigidez, las caídas... Por eso es esencial la multidisciplinariedad”.
La ponente defendió que la atención al paciente con Parkinson no solo pasa por el neurólogo y el médico de familia. “Ellos están en la base de la atención, pero hay que pensar en el apoyo de la Enfermería, la rehabilitación, el apoyo psicológico y psiquiátrico o la asistencia social”. En cuanto al tratamiento, si bien es cierto que el farmacológico es “fundamental”, hay otros indispensables, como los quirúrgicos, los rehabilitadores e incluso el autocuidado, en el cual las asociaciones de pacientes toman amplio protagonismo.
Para Sánchez Antolín, el futuro de la atención ha de tener en cuenta tres aspectos: la innovación farmacéutica, el big data y la innovación tecnológica. En este último punto detalló que, desde su punto de vista, “hay un porcentaje de personas mayores digitalizadas muy alto, porque ser mayor no significa no estar dispuesto a aprender”, ya que este grupo de población “ha vivido un cambio social y cultural muy importante: nacieron en un momento en que no había carreteras ni agua corriente, pero ahora, de repente, manejan un dispositivo móvil”. De hecho, defendió la digitalización de la sanidad, puesto que es algo que “ya han hecho los bancos y que el sector sanitario también tendrá que hacer”, sin que ello suponga la desaparición de la atención presencial.
DE LOS CURANDEROS A LA TELEMEDICINA
Susana Sarmiento, docente del Máster en Divulgación Científica de la Universidad Isabel I, participó en la jornada en una conversación con el doctor Gurutz Linazasoro, neurólogo y director del Centro de Investigación de Parkinson Policlínica Guipúzcoa. Ambos abordaron el análisis ‘De los curanderos a la telemedicina’, que precisamente se inició con ese repaso histórico: “Hay evidencias de que, hace 1,8 millones de años, había una figura desdentada que vivía en comunidad. Eso significa que alguien le daba de comer”, apuntó Linazasoro al hablar de los primeros signos de cuidados en la humanidad.
Actualmente, cuidar es algo de lo más común y pasa por acudir a los servicios sanitarios. En el caso del Parkinson, el doctor apuntó que “el paso de ir al especialista es positivo, porque a veces hay síntomas que no siempre se ven, como el temblor intermitente”. Un paso que, durante la pandemia, se ha dificultado: “Todo ha sido telefónico”, lamentó el neurólogo. “En el Parkinson, la relación médico-paciente es importantísima, y esperamos que se vaya recuperando. Es necesario ir volviendo a la normalidad”.
En el contexto de esa vuelta a la normalidad, cabe preguntarse qué ocurre con las personas que tienen miedo de volver a la vida prepandemia cuando el virus sigue ahí. “Hay que hacerlo poco a poco”, indicó Linazasoro, “y con mucha información, porque no hay otra forma de luchar contra el miedo. El tiempo jugará a nuestro favor”, añadió, aunque reconoció que “la mascarilla nos va a venir muy bien, sobre todo, en temporadas de gripe”.
Durante su exposición, Sarmiento incidió en que el futuro de la medicina residirá en la domótica, “pero cada vez seremos más conscientes de que nos necesitamos, con mayor contacto personal en la atención sociosanitaria”.
HIFU Y TEMBLORES
Otra de las ponencias de interés fue la de la doctora María Cruz Rodríguez, directora del departamento de Neurología y del Programa de Neurociencias del CIMA, sobre HIFU –ultrasonido focalizado de alta intensidad– en el tratamiento del temblor esencial.
“Todos conocemos la estimulación cerebral profunda”, comenzó, refiriéndose a la intervención con electrodos para paliar los temblores del Parkinson, una enfermedad que se da cuando ciertas partes del cerebro funcionan de forma aberrante, transmitiendo señales neuronales erróneas, debido a que la modulación de dopamina no se hace correctamente. “Con los electrodos, se ‘resetea’ la actividad neuronal, pero con el HIFU se destruye parte de la población neuronal que trabaja de forma aberrante, de modo que las señales no estén dominadas por esa actividad errónea”, explicó la especialista. “Esto no es nada nuevo”, admite, “pues los primeros tratamientos quirúrgicos contra el temblor esencial también eliminaban la suficiente cantidad de neuronas que trabajan de forma aberrante para que el circuito motor pueda trabajar de una manera más normal”. “Además”, concluyó, “esta intervención es segura incluso en pacientes de edad avanzada”.
Por su parte, Carolina Sastre, neuropsicóloga, habló durante la jornada de la labor de los psicólogos en apoyo a la enfermedad en NeuronUP; y Álvaro García Bustillo, terapeuta ocupacional, puso fin a la jornada explicando el estudio elaborado en el HUBU para evitar las caídas en la enfermedad.