La vicepresidenta de la Junta de Castilla y León, Rosa Valdeón, la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades, Alicia García, y el presidente de Cermi Castilla y León, Francisco Sardón, presentaron el primer Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades para las personas con discapacidad de Castilla y León 2016-2020.
Se trata de un plan pionero en España que surge del trabajo de los profesionales de la Administración y de las entidades del Tercer Sector, tras un intenso proceso de participación que ha culminado con el consenso con las entidades del sector de la discapacidad integradas en el Cermi. Se basa en un modelo centrado en las necesidades de las personas, en función de su proyecto de vida, desde una perspectiva integral, a lo largo de su ciclo vital, y desde un enfoque que tiene en cuenta, no solo a la propia persona con discapacidad, sino al resto de agentes con los que interactúa en el entorno social próximo.
Se trata de un plan estratégico que va a beneficiar a las casi 169.000 personas con discapacidad que viven en Castilla y León, a sus familiares y a las entidades que les apoyan y les atienden, para lo que va a contar con una dotación presupuestaria cercana a los 750 millones de euros para el periodo 2016-2020. Se estructura de dos grandes categorías: la que se ocupa de la persona con discapacidad, principal protagonista del plan, y la que se ocupa de su entorno social. Las herramientas principales del plan son el proyecto de vida integrado, los itinerarios vitales, la apuesta por el empleo y el asistente personal. Junto a esto, también incluye un Plan Autonómico de Accesibilidad que responde al compromiso de la Junta con las personas con discapacidad.
Precisamente, el presidente de Cermi Castilla y León, Francisco Sardón, aseguró que el instrumento que ve la luz es un “paso hacia adelante” al dejar atrás el modelo asistencial y contar con otro basado en derechos, pero también un salto para que las personas con discapacidad dejen de ser clases pasivas para convertirse en activas y participativas. “La sociedad no puede desaprovechar el talento de ese 7% de la población”, asegura Sardón.
Cuatro herramientas claves
La primera herramienta clave del plan es el ‘proyecto de vida integrado’, como elemento de partida y principal en la atención y apoyo a las personas. Tendrá en cuenta el contexto, las necesidades y preferencias personales de las personas con discapacidad a lo largo de su ciclo vital y posibilitará que la persona tome sus propias decisiones, contando con los apoyos oportunos orientados a la calidad de vida y a la participación.
La segunda herramienta será el ‘itinerario vital’, como instrumento flexible, coherente y que garantiza la continuidad de la atención. Se establecen itinerarios para la educación inclusiva, para la formación y el empleo, para la autonomía en el hogar y para la participación comunitaria. Y, como novedad, un itinerario para el envejecimiento activo, que por vez primera aborda una planificación regional del envejecimiento de las personas con discapacidad, contemplando actuaciones que van desde la adaptación de los programas de los centros residenciales al modelo ‘En mi casa’ a medidas dirigidas que promueven el envejecimiento activo entre las personas con discapacidad.
La ‘apuesta por el empleo’ es la tercera de las herramientas e impregna todo el plan como elemento fundamental que sustentan el modelo de atención pactado con Cermi y como mejor forma de promover la vida independiente y la integración social de las personas con discapacidad. Y ello en consonancia con el Plan Autonómico de Inserción Sociolaboral 2016-2020, que incluye medidas para que el colectivo pase a formar parte del mercado laboral con los derechos y deberes que conlleva. Dentro de esta apuesta por el empleo puede destacarse como objetivo prioritario la transformación de las actividades de los centros de día de servicios sociales en actividades de formación e inserción laboral, orientando en esta misma dirección las políticas activas de empleo y la formación ocupacional.
La cuarta de las herramientas es la del ‘asistente personal’, como figura clave para la integración social y también como herramienta para la empleabilidad de las personas con discapacidad.
Estructura del plan
El plan se estructura en torno a dos categorías de actuación que están interrelacionadas: la persona y su familia, y el entorno social.
En la primera categoría, el objeto de atención es la persona, junto con su familia, en el contexto de su red natural y entorno próximo y en el que se incluyen las actuaciones de las administraciones públicas, en colaboración con las organizaciones sociales, dirigidas a apoyar los proyectos de vida de las personas con discapacidad y sus familias. Todo esto se hace en el marco de seis itinerarios vitales que se configuran como ejes estratégicos: atención a la población infantil de 0 a 6 años, hacia una educación inclusiva, hacia el empleo, hacia una autonomía en el hogar, hacia una participación comunitaria y hacia un envejecimiento activo.
En la segunda categoría, el objeto de atención es el entorno social, que incluye otros cinco ejes estratégicos con actuaciones dirigidas a mejorar o crear las condiciones de los entornos educativos, laborales, sanitarios, sociales, de ocio o tiempo libre, con el fin de que faciliten la igualdad efectiva de oportunidades, promovidas por las administraciones públicas desde la colaboración público-privada.