Por una Navidad segura para las personas con Alzheimer
Como la Navidad implica cambios en las rutinas, que pueden desorientar o generar estrés en quienes viven con Alzheimer, la Fundación Pasqual Maragall propone cinco consejos sencillos para favorecer unas fiestas más calmadas para pacientes y allegados.
Así, desde la entidad proponen “cuidarse para poder cuidar”, dirigido a la persona que se hace cargo de la atención y prevenir la sobrecarga. Por ello, recomiendan asegurar un sueño reparador, mantener hábitos de movimiento suave y realizar al menos una actividad placentera a la semana. También ayuda planificar pequeños descansos durante los días señalados: turnos de 20–30 minutos en los que otra persona asuma la supervisión.
Favorecer una buena comunicación familiar, es decir, que haya una coordinación clara entre allegados para evitar malentendidos y distribuir responsabilidades. Durante la celebración, conviene hablar en un tono calmado, con frases sencillas y miradas que incluyan a la persona con Alzheimer en la conversación.
Mantener las tradiciones familiares puede ayudar a reactivar vínculos y la memoria afectiva. Cantar villancicos, colocar el belén o el árbol, encender una vela especial o preparar una receta familiar ofrece anclajes reconocibles.
En cuarto lugar, la entidad recomienda mantener la mente activa a través de la estimulación cognitiva. Juegos de mesa adaptados, rompecabezas de pocas piezas, dominó con fichas de alto contraste o loterías visuales favorecen la atención, la memoria y la coordinación. La música vinculada a la biografía –canciones de juventud, coplas, villancicos conocidos– puede evocar recuerdos y mejorar el estado de ánimo; basta con una lista corta y un volumen moderado, apuntan.
Finalmente, es importante cuidar la alimentación y los tiempos. Las comidas densas y extensas pueden agotar y confundir. Se recomienda simplificar el menú (platos reconocibles, texturas seguras, raciones pequeñas) y respetar los horarios habituales. Y siempre que sea posible, la persona con Alzheimer debería participar en pequeñas tareas como poner cubiertos, elegir el postre entre dos opciones o ayudar a servir agua. Esas acciones aumentan su autoestima y la sensación de utilidad.
