sábado, 19 abril 2025
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Coordinadora de Formación Continua en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (Mondragon Unibertsitatea)

Karmele Pérez Lizarralde: “Somos una facultad ágil y abierta a las inquietudes y necesidades de nuestro entorno, ahora también con estudiantes sénior”

La Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de Mondragon Unibertsitatea ha puesto en marcha un programa para acercar la formación universitaria a personas de todas las edades. Hablamos con la coordinadora de esta iniciativa que prevé poner en funcionamiento una oferta formativa para alumnos de 60 años, creando aulas para sénior y promoviendo diversas experiencias intergeneracionales

PREGUNTA.- Su facultad ha llevado a cabo, recientemente, y bajo su coordinación, un programa piloto para la formación universitaria a personas mayores, codiseñado junto a la Asociación de Jubilados Olazar de Eskoriatza. ¿En qué consistieron las dos sesiones que programaron?

RESPUESTA.- Bajo el nombre de ‘Un día en la universidad’, se ha llevado a cabo un programa de dos sesiones en las que las personas participantes han podido conocer la facultad, sus espacios y a las personas que los habitamos, hemos reflexionado sobre el aprendizaje durante toda la vida y hemos aprendido que las redes sociales son recursos para tejer y entender el mundo que nos rodea. También han compartido el espacio de ocio de la cafetería con estudiantes de grado, han cambiado el paisaje humano de la universidad y se han compartido momentos de miradas curiosas y preguntas mutuas.

Con esta experiencia, hemos acercado la experiencia universitaria a personas que hasta ahora veían la universidad como un espacio y una experiencia que es parte del pueblo, pero no de ellas. A partir de ahora, sí lo es.

P.- ¿Qué cuestiones hay que tener en cuenta cuando se diseña un programa universitario para este perfil?

R.- Es importante tener en cuenta que las personas sénior tienen perfiles académicos y experiencias vitales muy diversas. Han trabajado muchos años, algunas se han formado y se han reciclado y otras, no. Pero todas siguen teniendo inquietudes y ganas de aprender para entender mejor el mundo, todas tienen experiencias vitales y profesionales para compartir, tanto entre ellas como con las generaciones más jóvenes que están empezando su proyecto de vida y su trayectoria profesional.

Otra cuestión a tener en cuenta es que, en los casos que hemos preguntado, los intereses de las personas jubiladas son distintos a los de su vida laboral. Buscan su desarrollo personal, su bienestar y su salud, buscan entender mejor el mundo y la realidad que les rodea, o aprender sobre algunos temas que dejaron atrás y no tuvieron tiempo. Los intereses son, pues, personales. Y tienen que ser ligeros y no demasiado largos, flexibles, abiertos, no excesivamente intelectuales, creativos… Y será interesante explorar qué tienen que ofrecer también a nuestros estudiantes jóvenes, qué espacios de reflexión y aprendizaje podemos promover para poner en valor y aprovechar sus experiencias profesionales y vitales.

P.- Intuyo que, al ser un programa piloto, el objetivo es elaborar algún tipo de oferta formativa permanente para mayores. En este sentido, ¿cuál es el planteamiento de la facultad a medio y largo plazo?

R.- Hemos empezado por entablar conversaciones con diversas personas y asociaciones del entorno para contrastar nuestro proyecto y sus intereses. Y ahora estamos trabajando en el diseño de una oferta formativa adecuada a los intereses y características que nos han demandado. Pero nuestra facultad estará siempre abierta a crear programas también a demanda en colaboración con asociaciones y organizaciones que soliciten nuestra colaboración. Somos una facultad ágil y abierta a las inquietudes y necesidades de nuestro entorno, ahora también con estudiantes sénior.

Karmele Pérez Lizarralde, en una de las sesiones del programa ‘Un día en la universidad’.

P.- Ya el curso pasado, la universidad colaboró con la misma asociación –y con Laboral Kutxa– para la formación sobre prevención contra el fraude. ¿Cómo surgió la idea de abrir la universidad a otras edades?

R.- Tenemos la convicción de que el aprendizaje para toda la vida no se termina con nuestra vida laboral. Tradicionalmente, la universidad se ha dedicado al desarrollo académico y profesional de las personas, pero las personas queremos seguir desarrollándonos, aprendiendo, viviendo de forma plena y saludable, conociendo y relacionándonos con otras personas, a poder ser, personas diversas que aporten matices diferentes a nuestras vidas.

Con esa idea, nos acercamos a Laboral Kutxa, para colaborar, pensar juntos y financiar esta iniciativa. Y nos encontramos con que también tenían inquietudes y necesidades semejantes, empezando por la necesidad de formar a las personas mayores en los peligros del fraude bancario. Esa colaboración se pilotó en Arrasate y Eskoriatza, y esperamos que pueda seguir también en el futuro.

P.- Solemos asociar la universidad a estudiantes jóvenes, precisamente por esa necesidad de aprender a edades tempranas. Sin embargo, usted comenta que el aprendizaje es un derecho sin límite de edad. Además de desarrollar este tipo programas, ¿cómo cree que se debería fomentar más la participación de las personas sénior en la vida universitaria o al menos cambiar esta percepción de que los estudios se reserva solo a estudiantes jóvenes?

R.- En nuestro último Plan Estratégico 2024-2028, nos hemos planteado un primer reto para ser una facultad para el aprendizaje durante toda la vida. Con ello, se abren oportunidades y espacios para entender el aprendizaje de una manera más integral, y la facultad aglutinará y articulará formación formal, no formal e informal. Por eso, la facultad pasará de tener una oferta sobre todo dirigida exclusivamente a los grados, al desarrollo académico y a la profesionalización, a ofertar un currículum de 60 años, que responderá a una banda de edad más amplia (16-70+) con diversidad de experiencias de vida y académicas previas. Eso nos dará la oportunidad de atraer alumnado más joven, crear aulas y experiencias para mayores, promover experiencias intergeneracionales, crear itinerarios más personalizados, etcétera.

P.- Llama la atención la escasa participación de los hombres en este tipo de actividades. Sin ir más lejos, en la segunda sesión que plantearon en el piloto, de las 21 personas mayores solo dos eran varones. ¿Por qué cree que sucede esto y qué se puede hacer para igualar las fuerzas?

R.- Llama la atención la escasa participación de varones en las sesiones, sí. No hemos puesto atención en esa cuestión a la hora de organizar las sesiones. Puede tener relación con las temáticas que se proponen, con la diferencia de intereses que puedan tener los hombres y las mujeres. Hemos visto la misma diferencia también en otras generaciones, esto no es un reto relacionado solo con la edad. Pero sí es verdad que a cierta edad ya hay algunas inercias que llevan a las mujeres y a los hombres a no mezclarse mucho en sus actividades Puede ser un tema que se podemos trabajar con ellas y ello. ¡Me lo apunto!

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Horacio R. Maseda
Horacio R. Masedahttps://entremayores.es/
Licenciado en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. Cubre la información empresarial de entremayores y la edición de Euskadi.

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