El gasto público destinado a la sanidad en Europa, en 2017, fue de 1,08 billones de euros, un 7% del PIB, según Eurostat. En concreto, España invirtió el 6%, lo que la sitúa aproximadamente en la mitad del ranking, por detrás de 16 países. 

Son, sin duda, proporciones considerables para un servicio básico, más aún con las nuevas enfermedades, que se suman a las convencionales. Y si nos centramos en la percepción que tienen los ciudadanos de la carga que supone para su presupuesto, son aquellos que viven en hogares con al menos una persona de 65 años o más (un 13%) los que más acusan los efectos en su bolsillo. 

Uno de los mayores hitos de las sociedades modernas es la longevidad. En 2020, un tercio de los europeos tendrá más de 60 años. Junto con unas tasas de natalidad bajas, esta situación conllevará cambios en la estructura de la sociedad europea, con el consiguiente impacto en nuestro sistema económico, la seguridad social y la sanidad.

Y si hablamos de longevidad, inevitablemente tenemos que mencionar el aspecto más sensible de una población envejecida: la fragilidad, que a su vez afecta a múltiples sistemas fisiológicos. Se estima que entre un 25 y un 50% de las personas de 85 o más años son frágiles, hecho que puede alcanzar proporciones epidémicas en las próximas décadas.

Con vistas a buscar vías alternativas que por un lado resultaran innovadoras y al mismo tiempo buscaran aliviar esa gran carga presupuestaria para el erario público a la que aludíamos al principio, se desarrolla el proyecto europeo eCARE, destinado a buscar soluciones digitales para prevenir y revertir la fragilidad de las personas mayores y mejorar así su calidad de vida.

eCARE cuenta con un presupuesto de 5,6 millones, financiados en un 90% por la Comisión Europea en el marco de Horizon 2020. En él intervienen instituciones de España, Italia, Portugal y Polonia y estará en vigor hasta agosto de 2023.

El proyecto se desarrollará a través del mecanismo de Compra Pública Innovadora, por el cual los servicios sociales que participan, prepararán y lanzarán una licitación de Compra Pública Pre-Comercial para buscar soluciones digitales disruptivas que ayuden a prevenir y revertir la fragilidad en los mayores, mejorando así su bienestar y calidad de vida, y también reducir la carga económica que suponen los servicios sanitarios para el contribuyente. 

La Compra Pública Innovadora, aunque a pequeños pasos, está demostrando que es posible llevar a cabo la innovación desde el ámbito de la Administración pública. Contribuyendo a que el mercado de herramientas TIC aplicado al ámbito sanitario siga crecido exponencialmente, y en España somos pioneros en buscar soluciones digitales para tratar algunos de los problemas de salud más frecuentes.