Las causas de mortalidad también parecen responder a diferencias entre sexos. En este sentido, la propia OMS admite que no es fácil sistematizar las tendencias por razón de muerte, ya que no solo responden a factores biológicos: también ambientales, sociales e incluso geográficos. De las 40 causas principales de muerte, 33 contribuyen a reducir la esperanza de vida de los hombres más que en mujeres. Solamente el Alzheimer y los cánceres de mama y de cuello de útero son lis motivos de fallecimiento más feminizados.

Además, es curioso cómo esta tendencia afecta en el número de hombres y mujeres  a lo largo de su vida en el mundo. La ratio en recién nacidos es de 110 niños por cada 100 niñas, una tendencia que da un giro de 180 grados cuando la población toca los 60 años, momento en que la ratio cambia a 95 hombres por cada 100 mujeres. A partir de esta edad, la brecha se abre todavía más.

Entre 2000 y 2016, la esperanza de vida global al nacer aumentó en 5,5 años, de 66,5 a 72,0 años. Este indicador continúa siendo muy sensible al nivel de ingresos, ya que en aquellos países de bajo poder adquisitivo, la esperanza de vida es 18,1 años menor que en los países ricos.

Tanto es así que en los países con ingresos más altos, es más común fallecer habiendo cumplido más de 70 años, mientras que en los más pobres, muchos niños no llegan siquiera a cumplir los cinco años.