Respecto a los beneficios sobre la salud que proporciona la participación social, el psicólogo José Buz explica que, aunque las evidencias científicas en este sentido están fragmentadas entre sociología, psicología y medicina, todos indican más o menos la misma tendencia. El incremento de la actividad social, todo lo que las personas mayores hacen para relacionarse con los demás, por interactuar con otros, bien sea a través de clubes, asociaciones, comunidades de vecinos, etcétera, tiene un impacto directo en la salud física. Según este experto, el reto está en encontrar cuáles son los mecanismos que explican por qué quienes más vida social tienen están mejor físicamente, pero afirma que está comprobado que un alto nivel de participación social incrementa entre tres y cinco años la expectativa de vida. “Esto es mucho, de hecho, el efecto es comparable a dejar de fumar, llevar una dieta adecuada, al ejercicio físico… Incluso se puede retrasar la aparición de una demencia”, afirma Buz.

Algunos datos que refuerzan esto son, por ejemplo, que quienes tienen bastante vida social suelen tener niveles más bajos de depresión, menores niveles de ansiedad y se aumenta la salud autopercibida, es decir, la percepción que la persona tiene sobre su propia salud. Y en psicología, de una infinidad de variables, esa es la que mejor predice la expectativa de vida de un sujeto. 

El problema que detecta Buz es que la actividad y la participación social puede decaer si no se da respuesta a las nuevas necesidades de las personas mayores. En España, todavía seguimos con un modelo asociativo –y en general de ocupación del tiempo libre– basado en el ocio y el turismo de salud. Esto valía en los años 80, pero ahora no es suficiente porque el perfil ha cambiado mucho en los últimos años, ahora los senior tienen otras inquietudes y necesidades.

“Las mejoras que se han producido en el perfil de las personas mayores no están siendo acompañadas por mejoras en las políticas dirigidas a ellos. Las generaciones actuales de mayores y las que están a punto de llegar están yendo por delante de las decisiones que se toman desde la administración central y las autonómicas. Seguimos tirando de un modelo de ocio antiguo, que no responde a sus inquietudes actuales. Hay nuevas necesidades y muchas que aún están por llegar y habría que empezar a trabajar ya en ellas”, explica José Buz. 

Sin embargo, el experto en psicología es positivo respecto al futuro porque afirma que las personas mayores en España son reivindicativas. “Por su experiencia en la vida, por todo lo que han pasado y todos los problemas que han tenido que resolver con diversas estrategias y recursos, eso les hace defender sus derechos y sus necesidades. Por toda esa resiliencia que han cosechado, creo que son los que realmente tienen la llave del cambio”.