'Creo que la pandemia ha hecho que nos unamos con mas fuerza y el movimiento asociativo ha salido fortalecido'
Javier García reivindica que se de importancia a papel que tienen las asociaciones de personas mayores en la sociedad. Señala que los nuevos jubilados vienen con fuerza y cada día lo demuestran
Pregunta.- A pesar de que cada vez hay más personas mayores de 65 años, el movimiento asociativo no parece crecer de la misma forma. ¿Cree que actualmente goza de buena salud este movimiento?
Respuesta.- En general, creo que España no es un país donde las personas se asocien fácilmente para nada. En el ámbito cultural, cada vez se va creciendo más, en el deportivo también, pero en el resto de movimientos sociales la participación de las personas ha tenido un serio decrecimiento.
Por causas políticas y sociales, en España hubo una eclosión en su momento de todo lo que podíamos denominar movimientos participativos reivindicativos: de la mujer, de los mayores, sindicales, etcétera. Hubo una participación ciudadana fuerte que quería implantar estos movimientos sociales dentro de la democracia. Una vez conseguido esto, ha habido un cierto desistimiento, se han desinflado los ánimos y nos hemos vuelto más conformistas.
No hay que olvidar que vivimos en una sociedad consumista y el consumo te lleva a ser menos beligerante, sobre todo cuando hay una evidente mejora, es decir, inicialmente se pedía educación y sanidad para todos y hoy ya lo tenemos, la reclamación pasa ya por conseguir más calidad.
A esto habría que añadir que las nuevas generaciones no son tan reivindicativas. Empezamos a darnos cuenta de que el cambio demográfico nos trae más mayores, pero además con características nuevas: mejores condiciones de salud, mejores pensiones, más conocimientos culturales y deportivos, buen uso de las nuevas tecnologías, etcétera. Por lo tanto, las asociaciones tienen que evolucionar para adaptarse a estos nuevos mayores.
P.- Pero el número de asociaciones y federaciones ha aumentado bastante
R.- Sí, en el año 2000 solo había dos grandes federaciones a nivel nacional, y ahora hay algunas más; incluso alguna constituida como partido político.
Igual que en la política, antes éramos una sociedad claramente bipartidista, hoy el juego está entre cinco o seis grandes grupos porque marcamos más nuestras diferencias. Ahora existen varios grupos de mayores donde antes había dos y, además, estos aglutinan un mayor número de mayores, porque si en 2002 no llegábamos a dos millones de asociados, en la actualidad ya somos cuatro millones, es decir se ha doblado, luego sí han evolucionado las asociaciones creando un movimiento con matices diferenciadores.
P.- ¿Cuáles son las principales líneas de trabajo en las que más deben insistir las asociaciones de cara al futuro?
R.- Hay unos cuantos ejes que son trasversales y van muy unidos, pero que dan respuesta al proceso de cambio que vivimos. En 2030, España solo va a crecer en cuatro millones de personas. Sin embargo, las personas mayores aumentarán en 2,5 millones. Este envejecimiento de la población nos lleva a preguntar qué es lo que necesitan. Por eso, debemos centrarnos en varios bloques claramente definidos a los que debemos dar respuesta. El primero es la formación, un impulso a la educación permanente, a las aulas para las personas mayores, charlas y jornadas especializadas.
El segundo es la economía, puesto que los jubilados necesitan información sobre qué hacer con sus bienes para satisfacer sus necesidades durante todos los años que les quedan de vida.
El tercero es la sanidad. La clave está en la salud, no solo como ausencia de enfermedad, también mejorando la atención especializada.
Deberíamos contar con una Atención Primara más centrada en las personas mayores y en la que hubiera geriatras en todos los hospitales. En España solo hay 20 hospitales que cuenten con esta especialidad y un total de 1.000 geriatras de hospital.
El cuarto y último bloque es referente a la atención a los mayores. Empezando por dar impulso a la Ley de Dependencia. Además, es necesario dar respuesta al problema de la soledad no deseada a través de una atención más personalizada desde los servicios sociales de los ayuntamientos, y esto llevará también a que los mayores puedan vivir en su hogar el mayor tiempo posible.
Todos estos temas transversales se unen en un discurso que podría resumir en: respeto, defensa de sus derechos, y que se les facilite la autonomía y sean capaces de tomar sus decisiones. Es decir, ‘nada para los mayores sin los mayores’.
P.- Cree que esta crisis marcará un antes y un después en el movimiento asociativo y su forma de representar al colectivo?
R.- Seguro que sí, porque las asociaciones hemos levantado la voz y hemos estado en las mesas del Congreso, en las ponencias del envejecimiento del Senado y ahora se está exigiendo igualdad de trato en los hospitales, cambios en los modelos residenciales, etcétera. Ahora el movimiento asociativo se ha hecho más fuerte para reivindicar la igualdad ante la ley, por ello la pandemia ha sido positiva. Yo creo que ha hecho que nos unamos con más fuerza y el movimiento asociativo ha salido fortalecido de cara a la sociedad. Los mayores no somos sujetos pasivos somos sujetos activos. Los nuevos jubilados venimos con fuerza y cada día lo demostramos.