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Antonio Pose y Montse Sánchez-Agustino / Director y subdirectora de la Cátedra de Cronicidad de la USC

'Es importante hacer un abordaje integral de la cronicidad y por supuesto que ahí se incluye el envejecimiento'

Pose y Sánchez Agustino, responsables de la Cátedra de Cronicidad de la USC, señalan que “se ha estado protegiendo al sistema sanitario, que también se ha desbordado, pero nadie lo ha criminalizado. Algo que sí se ha hecho con las residencias”

M.S. / EM 08-09-2021

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Pregunta.- Según se refleja en su web, la Cátedra de Cronicidad de la Universidad de Santiago de Compostela  (USC) “ambiciona influir, innovar y renovar esta forma de hacer medicina y prestar los cuidados para el paciente crónico”. En una comunidad como Galicia, con un elevado envejecimiento de la población, ¿es, si cabe, más decisiva la atención a la cronicidad?  
R.- Cronicidad y envejecimiento están muy relacionados, pero la cronicidad va más allá del envejecimiento. Más de la mitad de los mayores de 65 años tienen alguna condición crónica, pero hay muchas personas de edad media e incluso jóvenes que tiene condiciones crónicas que afectan a su salud, algunas de ellas, auténticas enfermedades crónicas, que afectan a su funcionalidad y a su calidad de vida. Es por esto que es importante hacer un abordaje integral de la cronicidad y por supuesto que ahí se incluye el envejecimiento, no porque sea una patología sino porque se asocia a un mayor riesgo de tener condiciones o enfermedades crónicas que sin duda merman las funciones fisiológicas de los mayores, ya disminuidas, haciéndolos cada vez más frágiles. 
En resumen, la cronicidad va más allá del envejecimiento, aunque están muy relacionados.

P.- La coordinación entre los servicios sociales y sanitarios es una de las claves para garantizar la atención a los pacientes crónicos. ¿Considera que en Galicia se está atendiendo la cronicidad de manera adecuada? Es decir, ¿estamos avanzando hacia este cambio de paradigma que ya es una realidad?
R.- Efectivamente para abordar la cronicidad, y en concreto al paciente crónico, hay que tener en cuenta que esto es más que un problema sanitario, muchas veces este problema sanitario no se puede abordar sin un apoyo social necesario. En Galicia hace ya unos años, se constituyó un Grupo de Trabajo, con el que tuve la oportunidad de colaborar, organizado por el Sergas, para definir el paciente sociosanitario y se acordó que el paciente sociosanitario era aquél que tenía un problema que afectaba los tres aspectos: sanitario, social y funcional. Este problema o bien era una enfermedad crónica que provocaba incapacidad funcional, asociada a un problema social, o bien un problema funcional limitante asociado a otro problema médico y de apoyo social. 
La estrategia hacia la cronicidad debe abordarse desde un punto de vista sanitario y social y es cierto que en Galicia el tema sanitario y social corresponden a distintas consellerías, aunque en esta última legislatura, el Gobierno autonómico ha decidido crear una figura que conexiona ambas consellerías y que permitirá trabajar de forma coordinada. Sin esta coordinación, consideramos que es imposible dirigir una estrategia eficiente para el manejo del crónico.
El siguiente paso, en el que se está actualmente trabajando es en la detección de los pacientes crónicos más complejos, que son aquellos que precisan un plan individualizado de seguimiento. Pero en ningún momento nos podemos olvidar de lo importante que es la prevención.
También habría que añadir el problema de la soledad y el aislamiento que afectan en gran manera a la cronicidad y al envejecimiento y que es otro aspecto que se pretende abordar con la aprobación de la primera estrategia autonómica para la atención al aislamiento, necesaria para abordar de forma integral el problema de la cronicidad.

P.- La cátedra promueve cambios en el modelo de formación clínica para acelerar la adaptación este nuevo entorno derivado de los índices de cronicidad. ¿Cuál es la apuesta de la cátedra en este sentido? ¿En qué pilares cree que debería sustentarse el modelo de atención para que se garantice la cobertura de las personas con patologías crónicas?
R.- La cátedra pretende trabajar hacia fuera y hacia dentro de la universidad. En primer lugar, es necesario que los alumnos de Grado reciban una adecuada formación sobre la cronicidad y tras revisar lo que ocurre en otras universidades del mundo, hemos podido comprobar que en muy pocos centros se imparte una formación pregrado adecuada. Apostamos por mejorar de forma progresiva la formación con respecto a la cronicidad.
Por otro lado, entendemos que el modelo del sistema sanitario actual, más dirigido al paciente agudo debe cambiar. El paciente crónico necesita una atención más integral, continuada y no fragmentada y la pieza clave para ello es la Atención Primaria; es necesaria una mejora cualitativa y cuantitativa en los equipos multidisciplinares de Atención Primaria, incluyendo personal médico, de enfermería y de trabajo social. Igualmente, se precisa una coordinación adecuada con la atención hospitalaria, que permita una continuidad asistencial para estos pacientes, adaptando planes individualizados consensuados, cuando se consideren necesarios.
Por último, no podemos olvidarnos de lo importante que es la información y la formación para los propios pacientes sobre su enfermedad y el dar un protagonismo cada vez mayor a las sociedades y asociaciones de los propios afectados, y la capacidad de proponer y decidir sobre los problemas que les afecten a este respecto.

P.- Ahora, tras su desarrollo y con resultados en la mano, ¿qué beneficios han observado desde la cátedra que esta iniciativa puede suponer, por ejemplo, a las personas de más edad? 
R.- Los beneficios son claros, desde animarles a seguir adelante, a luchar, a no tirar la toalla, en todos los sentidos, desde el anímico mediante las palabras y la cercanía, hasta el nutricional y de la importancia de seguir las pautas que los profesionales clínicos establecen para ellos, hasta conseguir que luchen para salir de allí, ya que somos quienes les procuramos esa comunicación con sus seres queridos y participamos de ella, de sus alegrías, sus pesares, sus sentimientos más íntimos a veces. Lo que nos coloca en una situación de poder estimularlos y eso y ver a sus familias, hijos, nietos, bisnietos, a su cónyuges, estamos convencidos de que hemos contribuido entre todos a que saliesen adelante. Tenemos muchas vivencias cada uno de nosotros de lo conseguido, anécdotas y muchas muchas muestras de cariño y gratitud.
No solo las personas de más edad han sido los beneficiados, sino los estudiantes de Medicina y Enfermería ya que con este programa hemos contribuido no solo a la formación sino a que vean a los pacientes desde el lado humano, desde la trinchera y en la cercanía, de vivir la situación de esta pandemia en estado puro y estar en el ojo del huracán, pero como personas, como voluntarios y voluntarias, no como futuros médicos y enfermeras. Eso se lo han llevado, nos lo hemos llevado todos a nuestras mochilas. Higea y la labor realizada ha cambiado nuestras vidas y nos ha hecho mejores personas. Fuimos a dar y nos dieron ellos infinitamente más.


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